Una canasta con mucha presión

Actualizado
  • 18/04/2009 02:00
Creado
  • 18/04/2009 02:00
PANAMÁ. Luisa Caballero es una ama de casa que semana tras semana ve cómo el dinero que su esposo le da para hacer supermercado, ya no ...

PANAMÁ. Luisa Caballero es una ama de casa que semana tras semana ve cómo el dinero que su esposo le da para hacer supermercado, ya no le alcanza. Las bolsas del mercado las siente más ligeras y menos numerosas, pero no así, lo que gastó en ellas.

Se queja porque ha tenido que sacrificar algunos productos o cambiar de marcas que estaba acostumbrada, a otras de menos calidad, pero de menor precio. Y no es para menos. La Canasta Básica Familiar (CBF) de alimentos, —conformada por 50 productos de los 8 grupos alimenticios, incluyendo las bebidas gaseosas, frutas importadas y embutidos— han registrado en los últimos meses importantes ajustes.

La razón del incremento sigue siendo una incógnita porque el precio del combustible y la producción de etanol a base de granos, que antes era la principal causa de los aumentos, actualmente ya no representa una presión.

Sin embargo, en Panamá, el costo de la canasta para una familia promedio, de cuatro integrantes, al menos hasta febrero de este año, era de $267.96. Este gasto representa para las familias de estratos bajos, un alto porcentaje de sus ingresos, pues el salario mínimo es de 325 dólares y más de la mitad de la población está en los rangos salariales por debajo de los 500 dólares mensuales.

Un informe reciente de la Contraloría General de la República registró que los costos de alimentos y bebidas aumentaron 10%.

Los productos que más encarecieron sus costos fueron las carnes, las legumbres y las frutas.

Según el informe, en febrero de 2008 el costo de las carnes dentro de la CBF era de 81.26 dólares, pero en febrero del 2009 subió a 87.88.

Las legumbres, por su parte, pasaron de 21.73 dólares a 28.72, de febrero de 2008 a febrero de 2009. Los enlatados también subieron de $27.46 a $29.20 en el mismo período.

NADIE CARGA LA CULPA

Explicaciones hay muchas y las culpas van pasándose entre el sector empresarial, el gobierno y los consumidores.

El representante de la Unión Nacional de Consumidores, Pedro Acosta, acusa al sistema del libre oferta y demanda por el desequilibrio en los costos de la CBF.

Según Acosta, el problema radica en que las leyes están hechas para proteger al mercado, pero también cuestiona al consumidor que se deja influenciar por la publicidad y tiene un costoso hábito de consumo.

Para el sector empresarial, el problema no está en la libre oferta y demanda, sino en la suma de varios factores.

El presidente de la Cámara de Comercio, Adolfo Linares, lo achacó, en primer lugar, al aumento del combustible que estuvo en su cima a mediados del año pasado.

No obstante, el principal culpable para Linares, es el Cálculo Alternativo de Impuesto sobre la Renta conocido como CAIR, porque se ha convertido en un impuesto cascada que “ha encarecido la cadena de comercialización de bienes y servicios”.

El empresario exhorta a que no se tomen medidas proteccionistas, sino a que se busque una solución científica.

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