Un comercio que crece, pero, ¿será el más justo?

Actualizado
  • 24/04/2011 02:00
Creado
  • 24/04/2011 02:00
LONDRES. Chris Hesketh vive en Nottingham, una ciudad universitaria y de servicios en el centro del Reino Unido, con cerca de 300.000 ha...

LONDRES. Chris Hesketh vive en Nottingham, una ciudad universitaria y de servicios en el centro del Reino Unido, con cerca de 300.000 habitantes. Como muchos ingleses de clase media, Chris consume productos con la marca Fairtrade.

‘Mi esposa siempre insiste en comprar bananas y té Fairtrade, a veces vino, ropa si es posible, y chocolates’, dice paseándose por un supermercado local.

‘La idea es que estos productos son producidos en una forma justa, con mejores estándares de trabajo y además la mayor parte del precio que pagas en los productos Fairtrade va a ir a la gente que los produce’.

Pese a la recesión y al hecho de que los productos Fairtrade son más caros, el entusiasmo de los consumidores como Chris no disminuye.

Según la Fairtrade Labelling Organization (FLO, por sus siglas en inglés), organización con sede en Bonn que coordina la rotulación y certificación de estos productos, el consumo global en Europa alcanzó € 3.400 millones en 2010, un aumento del 15% con respecto al año anterior.

Sólo en el Reino Unido las ventas aumentaron en un 40% en 2010, a € 1.346 millones.

Un informe de IGD, una ONG británica especializada en alimentos y retail, afirma que en 2010 la predisposición de los consumidores europeos hacia este tipo de productos aumentó de 80% a 86% en países como Francia, Alemania, Gran Bretaña y España.

¿CONSUMO OBLIGADO?

‘En una recesión, donde nuestros costos de vida suben, la gente no ha abandonado estos valores’, dice Chris Davies, director de relaciones con los productores de Fairtrade Foundation, la gestora británica del sistema. Según ésta, un 74% de los consumidores dijo reconocer positivamente la marca Fairtrade, y un 86% considera su responsabilidad personal asegurar salarios y condiciones laborales justas para los trabajadores en países en desarrollo.

El movimiento Fairtrade se inició en los años 80, y se basa en un sistema de etiquetación de productos diseñado tanto para pequeños agricultores como para agricultores comerciales y otras empresas que no tienen acceso a los mercados internacionales. Para asociarse al sistema, éstos deben cumplir con ciertos estándares: sindicalización y buenos salarios para los trabajadores, uso restringido de agroquímicos y reinversión de las ganancias en la comunidad.

El cumplimiento de estos estándares es supervisado y certificado por Fairtrade International.

Un punto clave que defienden los promotores del comercio justo es la fijación negociada de los precios, de manera de proteger a los productores de las fluctuaciones en el precio internacional de commodities como el té, el cacao o el café.

Sin embargo, no se aplica a flores ni productos semiartesanales como balones deportivos.

Más de 800 productores de 60 países participan en este mercado con unos 27.000 productos, incluyendo miel, oro, frutos secos, jugos, café, azúcar, algodón, cacao, quínoa, vino, té, arroz.

Y América Latina es una de las regiones más activas. Según Davis, el 65% del total de productores inscritos en FLO y el 66% de las ventas globales de la marca Fairtrade provienen de la región. ‘Los mayores productos de América Latina son las bananas y el café, pero también flores, azúcar, miel y fruta fresca’, dice.

¿JUSTICIA RELATIVA

Sin embargo, el comercio justo no está exento de críticas.

Hace cinco años el Financial Times publicó un artículo señalando que en la producción de café peruano vendido bajo la marca Fairtrade, los trabajadores recibían una paga de 10 soles ($3.00) por trabajar desde las 6:00 am hasta las 4:30 pm.

Si bien este precio era mayor que los 8 soles que algunos trabajadores recibían por similar trabajo, era menor que el mínimo legal establecido para la época.

El artículo planteaba la necesidad de establecer un control externo para acreditar las buenas prácticas laborales de los productos Fairtrade.

La compañía respondió que un trabajador de una cooperativa que participaba en el sistema Fairtrade recibía 12 soles ($3.70) por día, y fuera del sistema el mismo trabajador recibía sólo 10.

Sin embargo, reconocieron haber detectado irregularidades en la cadena de producción del café peruano y tomado medidas para solucionarlas.

‘No creo que el consumo de productos como café y chocolates esté relacionado con el conocimiento de una región como América Latina, con que esos productos son los top of mind, han estado presentes en el mercado por un largo tiempo’, dice Sally Hibbert, profesora asociada en Marketing de la Escuela de Negocios de la Universidad de Nottingham.

Sin embargo, estas críticas no parecen molestar a consumidores como Chris: ‘No confío en un 100% en el sistema, pero estoy contento de pagar más por apoyar ciertos estándares de justicia’, dice.

Después de ver todo esto, América Latina es una de las regiones más activas en comercio justo. El movimiento nació con el café mexicano.

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