Proyecciones de nuestro turismo

Actualizado
  • 11/05/2011 02:00
Creado
  • 11/05/2011 02:00
T uve el grato privilegio de visitar durante el fin de semana una finca en Divalá, a escasos kilómetros de Paso Canoas en Chiriquí, que ...

T uve el grato privilegio de visitar durante el fin de semana una finca en Divalá, a escasos kilómetros de Paso Canoas en Chiriquí, que bien podría servir como enérgico ejemplo del agroturismo en la región. En este solar de cientos de hectáreas, se siembran y cosechan impecables muestras de plátanos, aguacates y guanábanas para la exportación, convirtiéndole en un seductor imán de oxigenación mental para el convite a propios y extraños, que a diario deambulamos en contaminadas urbes de concreto, basura y estrés.

Al surcar los cielos istmeños durante el viaje de retorno y admirar la majestuosidad de su infinito verdor teñido por retazos de algodonadas nubes, me detuve a repasar el grueso lienzo de oportunidades turísticas que hemos compartido con nuestros lectores durante el último lustro y que perseveramos centelleando a diestra y siniestra con la esperanza de que se conviertan en realidad para el beneficio de un desarrollo turístico fecundo y aprovechar así al máximo nivel la industria que mayores beneficios genera a la economía nacional. Despuntamos por Tocumen, estéril aeródromo que debería servir como nuestro máximo teatro de mercadeo de panameñidad. En sus vacías paredes expondría a los casi cuatro millones de pasajeros en tránsito que pululan anualmente sus pasillos, nuestras particulares hazañas: pesca deportiva, folclor, centro bancario, médico y comercial. Gehry y biodiversidad. Rica historia: Casco Antiguo, Panamá Viejo y San Pedro de Taboga. Islas y playas en ambos mares. Tierras altas, orquídeas y cafeses. En sus restoranes exigiría, en lugar de hamburguesas y pizzas, una suculenta demostración culinaria istmeña: ceviches, jugos de exóticas frutas tropicales, chicheme, bollos y sancochos. En su centro, el más hermoso pabellón de artesanías del continente con amplias manifestaciones artísticas y musicales, al igual que libros y videos que expongan apasionadamente nuestros relieves y particularidades.

La creación de polos de atracción provincial que erradique nuestro erróneo y exagerado enfoque capitalino y permita un amplio desarrollo turístico nacional. El Museo de la Pollera en Las Tablas para el cual, frente a la inexplicable carencia de apoyo oficial, solo hacen falta las generosas donaciones de pudientes santeños para que germine esta insigne manifestación de nuestras costumbres, raíces y folclor nacional.

Un imponente acuario. ¿Por qué no el mayor del mundo?, que manifieste la enorme riqueza marina del Pacífico y del Caribe istmeños que da significado al calificativo Panamá, abundancia de peces.

Este bien podría estar ubicado, para realzar su nombre, en la provincia de Veraguas, cercano al Parque Nacional Coiba, presentado como perfecto complemento a sus visitantes. Tal testimonio de nuestra sede como la capital de la conquista de mayor envergadura geográfica de la historia y en conmemoración de los quinientos años del descubrimiento del Mar del Sur, la Ciudad de Panamá debe disponer de un icónico galeón, estacionado en la Calzada de Amador, cercano al Museo de Biodiversidad, que sirva de efigie, atracción y sitio obligado de visita para todos los turistas como expresión de nuestra rica historia y también como un excelente negocio con sólidas retribuciones a sus inversionistas.

El trazado del Camino Real, en su versión colonial, uniendo Panamá y Portobelo, con estancias, sitios de descanso, restoranes y manifestaciones ecoturísticas no solamente permite revivir nuestra florida historia sino que serviría como otro importantísimo polo turístico a un costo casi risible, complementando al camino de Santiago en España como atractivo a hechizadas multitudes y el único sendero transístmico de las Américas. Turismo, más allá de hoteles y restoranes, agencias de viajes, transporte y guías, es visión de lo que no es y podría ser: amplias aceras, arborización y soterramiento de cables, un tranvía turístico desde el nacimiento de la Cinta Costera en Punta Paitilla hasta la Calzada de Amador, atravesando el Barrio Chino y el Casco Antiguo. Turismo es pasión y educación por mostrar lo nuestro con el máximo esmero y orgullo nacional, fomentando centros de bienvenida provinciales que sirvan de faros iluminados de información y calor humano. Turismo son las manifestaciones del máximo respeto por los turistas que nos honran y enriquecen con sus visitas, compartiendo sonrisas y buen trato. Estos proyectos y muchos otros se presentan como brújulas al desarrollo de un turismo de altura cónsono con nuestro privilegiado ámbito.

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