El colapso de la incipiente industria naval brasileña

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Actualizado
  • 20/07/2016 02:00
Creado
  • 20/07/2016 02:00
La ruina del sector naval representa el fracaso de los planes de Brasil de competir con los astilleros asiáticos

Si hay un sector industrial en el que se reúnen todas las conmociones políticas y económicas de Brasil, es la construcción naval.

Un astillero de Río de Janiero, donde la presidenta suspendida, Dilma Rousseff, había prometido emplear un ejército de soldadores, electricistas e ingenieros para fabricar plataformas petroleras marítimas, está prácticamente cerrado.

Día por medio, 50 trabajadores en promedio entregan sus cascos y vuelven a su casa sin empleo, según el sindicato del astillero.

Más de cinco mil estaban en la planta a fines de 2014, y para fines de este mes se habrán ido todos. El astillero Inhauma es el último en sucumbir a una crisis que ha eliminado casi la mitad de los empleos del sector naval del país en los dos últimos años.

Nada más en Río y sus alrededores, alrededor de diez astilleros y plantas de construcción solicitaron protección por quiebra o suspendieron las operaciones.

La ruina del sector naval representa el fracaso de los planes de Brasil de construir una industria de alta gama capaz de competir con los astilleros asiáticos y abastecer la expansión petrolera marítima más ambiciosa de la Tierra.

La empresa estatal Petróleo Brasileiro SA, que había acordado pagar más para hacer construir las plataformas en el país con el fin de poner en marcha la industria naval, está enviando ahora el trabajo nuevamente a Asia, lo cual pone de relieve las vulnerabilidades de un sector que depende básicamente de un solo cliente.

Petrobras extrae 90% del petróleo de Brasil, y los astilleros crecieron para responder a ambiciosos planes de expansión.

Dichos planes se derrumbaron cuando el productor con sede en Río de Janeiro quedó sepultado bajo la mayor carga de deuda en el sector y se convirtió en centro de un escándalo por corrupción de amplias ramificaciones.

‘Es una combinación de la crisis económica, la crisis política, los precios más bajos del petróleo, el escándalo por corrupción, todo junto', dijo en una entrevista telefónica el líder sindical Jesús Cardoso, que presta ayuda a los trabajadores de Inhauma con sus derechos de despido.

En principio, en Inhauma se debían convertir los cascos de cuatro barcos por US$1.700 millones, para luego extraer colectivamente 600.000 barriles diarios, es decir, aproximadamente la producción actual de petróleo de Brasil.

Dos fueron totalmente realizados en China, y un tercero se envió a Brasil sólo para darle los toques finales.

Para cumplir con los planes de expansión de Petrobras, Inhauma fue totalmente reacondicionado por Enseada, una compañía que sufrió daños en el conocido como Operación Lavado de Autos.

Los máximos responsables de Odebrecht SA, OAS SA y UTC Engenharia SA –compañías que juntas controlan el 70% de Enseada- fueron condenados por delitos tales como corrupción y formar un cártel.

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‘Cada día 25 trabajadores entregan sus cascos y vuelven a su casa sin empleo',

SINDICATO DE INHAUMA

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