Unicef: Pérdida de ingresos prolonga el impacto de la pandemia sobre la alimentación de niños y niñas

Actualizado
  • 02/08/2021 15:04
Creado
  • 02/08/2021 15:04
En la 'Tercera encuesta de hogares, ingreso familiar y alimentación' Unicef evidencia que no hay señales de recuperación económica para las familias

Un sostenido impacto negativo sobre los ingresos familiares y un continuo deterioro de la alimentación de los niños por la crisis de la pandemia de la covid-19, son dos de los hallazgos más importantes de la “Tercera encuesta de hogares: Ingreso familiar y alimentación” realizada por  Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en junio 2021.

En su investigación sobre la situación de la economía familiar y la alimentación de los niños, Unicef también evidencia que no hay señales de recuperación económica para las familias, según se observa al comparar la situación actual de los ingresos familiares con la observada en noviembre de 2020.

Impacto en los ingresos

De acuerdo con el análisis, una muestra representativa refleja que aproximadamente el 72% de hogares con niños y niñas declara una pérdida de ingresos, ya sea en forma total o parcial. 

“En esta tercera encuesta de hogares observamos que se prolonga la situación económica preocupante por la que atraviesan la mayoría de las familias con niños y niñas”, dijo la representante de Unicef, Alejandra Trossero, en el informe del estudio.

Al desagregar por nivel socio económico, la encuesta resalta que el 81% de los hogares del nivel más bajo ha perdido total o parcialmente sus ingresos. 

Por otro lado, al segmentar por grupo etario, 8 de cada 10 personas entre los 40 y 50 años han reportado pérdida de ingresos. Uno de cada 4 hogares manifestó no haber realizado los pagos correspondientes a los servicios del hogar (alquiler, luz, agua, internet).

Los hogares panameños han recurrido a diversas estrategias para hacer frente a la situación de pérdida de ingresos. En este contexto, la encuesta revela que 6 de cada 10 hogares recurrieron a alguna estrategia para cubrir sus necesidades básicas: el 37% se abstuvo de hacer gastos no esenciales o utilizó ahorros, el 17% optó por el endeudamiento, mientras que el 5% procedió a la venta de activos.

La disminución de los ingresos familiares tuvo un impacto negativo en la alimentación de los niños y niñas en los hogares, pues el 42% de los hogares declararon que el consumo de alimentos fue parcialmente suficiente o no fue suficiente. 

Este impacto, según el estudio, fue más fuerte en los niveles socioeconómicos más bajos, donde 7 de cada 10 hogares reportaron que los niños y niñas consumieron menos alimentos o los consumieron de menor calidad. 

“La prolongación en el tiempo de los efectos de la pandemia sobre la nutrición de los niños y niñas requiere una acción pronta por parte de las autoridades”, agregó la representante de Unicef, destacando que “los datos reportados sobre la cantidad y/o calidad de los alimentos que reciben los niños y niñas confirma la necesidad de implementar programas para la detección y atención de casos de malnutrición”.

En su análisis, la Unicef resaltó el papel protagónico que ha tenido el Programa Panamá Solidario, como paliativo de la crisis y destacó que su evolución muestra una búsqueda de mayor eficiencia en la asignación de las transferencias.

Según la encuesta, el gobierno, las juntas comunales y los representantes de corregimiento fueron la principal fuente de ayuda para poco más de la mitad de los hogares. Solo una cuarta parte de los hogares reportó que la ayuda provino de familiares, amigos o vecinos.

De acuerdo con la encuesta, de junio del 2020, el 63% de los hogares que recibieron ayuda por parte del gobierno reportó recibir el “vale digital”, comparado con un 26%. En cambio, el alcance de las bolsas de comida que había llegado al 49% de los hogares beneficiados por Panamá Solidario en junio del año pasado, se redujo a 28% según la encuesta de junio de 2021.

Subraya que si bien las ayudas del gobierno han llegado a un amplio porcentaje de familias, en las comarcas hay familias que reportan que sus expectativas no se cumplieron. 

En las entrevistas realizadas a profundidad en estas regiones, las personas indicaron que antes de la pandemia trabajaban de forma independiente (siembra, encargos) y que, debido a las restricciones, ya no los contratan, o les cancelan los servicios que solían prestar, por lo que su subsistencia depende de la ayuda del gobierno, y ésta llega de modo irregular y en cantidades que solo les permiten tener entre 1 y 2 comidas por día.

“Nos llegó la ayuda de los saquitos... al inicio sí nos daban. Fueron como 7 meses seguidos. Ya después lo suspendieron por el área”, indicó uno de los entrevistados dentro de la encuesta.

La tercera encuesta rápida de hogares se compone de tres entregas en las que se quiere conocer la situación de las familias en Panamá en los temas de educación, ingreso familiar y alimentación, y protección, en el contexto de la pandemia por covid– 19. 

Esta tercera edición permite comparar la situación de las familias en tres momentos de la pandemia: junio 2020, noviembre 2020 y junio 2021.

En rondas pasadas, no fue posible acceder a información de comarcas porque no hay penetración telefónica suficiente.

En esta edición se incluyeron entrevistas cualitativas a profundidad a familias en las comarcas Ngäbe-Buglé, Guna Yala y Emberá-Wounaan para conocer su realidad y necesidades durante la pandemia.

El cierre de las escuelas también ha tenido un impacto negativo en las familias en las comarcas. En las entrevistas a profundidad indicaron que se han visto en la necesidad de comprar celulares o tarjetas de saldo para educación a distancia, lo cual ha significado más gasto. Por otro lado, recalcan la importancia que tenía el recibir la merienda escolar, la cual sus niños y niñas ya no reciben por el cierre de las escuelas.

Frente a estos hallazgos, Unicef hizo un llamado para mantener las ayudas del gobierno a todos los hogares de los niveles socioeconómicos más bajos; llevar a cabo acciones prontas para la detección y acción rápida en los casos de niños y niñas con malnutrición; asegurar un balance nutricional en las bolsas de alimentos, incluyendo alimentos diferenciados para niños y niñas.

Así como también, idear esquemas de financiamiento a mediano plazo de servicios básicos a familias en los niveles socioeconómicos más bajos; establecer un mecanismo para que el monto de las transferencias sea sensible al número de niños y niñas por hogar; atender los reclamos de hogares que por error no fueron incluidos en los programas de transferencias de la Red de Oportunidades, especialmente en las comarcas.

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