Equidad de género, una asignatura pendiente para el sector empresarial

Actualizado
  • 25/09/2021 00:00
Creado
  • 25/09/2021 00:00
La igualdad es un derecho fundamental establecido en diferentes instrumentos jurídicos. Sin embargo, aún hay mucho camino que recorrer en esta materia en los países de Latinoamérica
Panamá reportó que su brecha de género es del 73%. Con ese porcentaje el país se situó en el puesto 46 del 'ranking' mundial para 2020.

Según un informe presentado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la desigualdad entre los géneros en el mundo del trabajo se agudizó con la pandemia, golpeando desproporcionadamente la ocupación y los ingresos de las mujeres, una situación que no cambiará en el futuro cercano.

La Unidad Mujer de las Naciones Unidas (ONU Mujer) ha señalado por su parte que en 2021 solo el 43,2% de las mujeres en edad productiva tendría un empleo,  mientras que el 68,6% de los hombres estaría trabajando, un nivel que recupera el índice de ocupación masculina previo a la emergencia sanitaria.

“Tenemos que superar ampliamente los discursos ambiguos... Cuando el movimiento dice ni una más, ni una menos, es un deber que tenemos en toda la región para transformar esta cultura que habilita a la violencia”, fue lo afirmado por Cecilia Alemany, directora regional adjunta de ONU Mujer, con ocasión del evento: 'Avances y desafíos en materia de igualdad de género en América Latina y el Caribe', celebrado de manera virtual el pasado 31 de marzo.

Según los estudios presentados, las grandes brechas de género en temas laborales son cada vez más evidentes. La mayoría de las mujeres que tienen acceso al trabajo deben aceptar salarios bajos, jornadas de trabajo prolongadas, escasas oportunidades de ascender, exposición a riesgos de salud y seguridad en el trabajo, vulnerabilidad a la violencia y acoso.

Promover la diversidad y la paridad de género en las empresas es una ventaja competitiva, en especial para las compañías latinoamericanas.

Además, se evidencia que las mujeres siguen ganando un 20% menos que los hombres, y sus salarios resultan más penalizados cuando pertenecen a minorías étnicas, son migrantes o tienen alguna discapacidad.

La referida Unidad Mujer de la ONU señala que “la pandemia de covid-19 ha golpeado a quienes están en el fondo de la escala salarial más que a quienes están en lo alto, y en particular a las mujeres, que están desproporcionadamente representadas en los trabajos de baja remuneración”.

Una de las recomendaciones para mitigar esta problemática es aplicar un auto diagnóstico de igualdad de remuneración en las organizaciones; para esto, la señalada unidad desarrolló una herramienta llamada 'Programa ganar, ganar', con el cual las organizaciones pueden hacer una medición de responsabilidades, perfiles de puestos, quienes los ocupan, las funciones que tienen y cuánto están devengando, en donde de manera transparente es posible identificar los resultados de cada compañía en esta materia.

Promover la diversidad y la paridad de género en las empresas es una ventaja competitiva, en especial para las compañías latinoamericanas que ahora deben enfrentar los nuevos desafíos presentados por la pandemia. Un estudio de Harvard Business Review concluyó que cuanto más genuinamente una empresa aplique esta justa distribución, mejor se relacionará con la productividad, al medir su valor de mercado e ingresos de manera integral.

El BID identificó que los efectos en el mercado laboral ocasionados por la pandemia produjeron una caída en la participación de las mujeres.

Llevar a cabo acciones prácticas, auténticas y sencillas en materia de paridad es clave para avanzar corporativamente. La inversión en las mujeres genera retornos directos e impacta a un núcleo más amplio de personas, ya que ellas llegan a invertir hasta el 90% de sus ingresos en sus familias y comunidades, a diferencia de los hombres que solo abonan el 40%, de acuerdo con la International Finance Corporation (IFC).

Panamá y la participación de la mujer en la economía

El estudio 'Brechas de género en tiempos de covid-19', realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mostró que la tasa de participación laboral de las mujeres panameñas es del 51%. La de desempleo es del 8%, y además indicó que está 21 puntos porcentuales por debajo de la de los hombres.

Según el estudio desarrollado por ONU Mujer sobre: el perfil de país según igualdad de género, la población femenina en Panamá tiene mayor carga de trabajo (remunerado y no remunerado) por semana: 68,2 horas, mientras que la masculina es de 59,4 horas; en cambio, el que recibe un pago por su actividad es opuesto, 45,2 para los hombres y 38,5 para las mujeres.

Panamá reportó que su brecha de género es del 73%. Con ese porcentaje el país se situó en el puesto 46 del ranking mundial para 2020. El Índice de Brecha Global de Género analizó la división de los recursos y las oportunidades entre hombres y mujeres en 153 países, midió el margen de la desigualdad en la economía y el mundo laboral, en la política, en el acceso a la educación y en la esperanza de vida.

Un reto para la economía centroamericana

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, hizo un llamado para que “América Latina y el Caribe invierta en la economía del cuidado y reconozca la autonomía económica de las mujeres como un factor esencial en la recuperación sostenible y con igualdad, con efectos multiplicadores en el bienestar, la redistribución de tiempo e ingresos, la participación laboral, el crecimiento y la recaudación tributaria”.

La representante de la Cepal destacó la necesidad de promover políticas de empleo y asegurar que las mujeres tengan participación en los sectores dinamizadores de la economía en condiciones de trabajo decentes. Asimismo, enfatizó la importancia de combinar medidas de apoyo ante la pérdida de ingresos y la falta de oportunidades, en especial para este sector de la población.

“Las mujeres de la región son parte crucial de la primera línea de respuesta a la pandemia. Un 73,2% de las personas empleadas en el sector de la salud son mujeres, quienes han tenido que enfrentar una serie de condiciones de trabajo extremas, como extensas jornadas laborales, que se suman al mayor riesgo al que se expone el personal de la salud de contagiarse del virus. Todo esto en un contexto regional en el que persiste la discriminación, ya que las mujeres que trabajan en el sector de la salud reciben un 23,7% menos de ingresos que los hombres”, señaló Bárcena.

Por su parte y en la misma línea, el BID destacó que las empresas en Latinoamérica afrontan grandes desafíos en su operación y reactivación económica producto de la pandemia. El impacto sobre el empleo femenino ha sido significativo y la reducción del empleo en el primer trimestre de 2020, en términos proporcionales, fue mayor, comparado con el de los hombres.

El BID identificó que los efectos en el mercado laboral ocasionados por la pandemia produjeron una caída en la participación de las mujeres y aumentos en la tasa de desempleo. Por diversas razones, el impacto de la crisis fue mayor en el trabajo femenino y en los grupos más vulnerables, como los integrados por jóvenes, migrantes y trabajadores menos educados. Entre los años de 2019 y 2020, el número de empleados disminuyó en casi 25 millones de personas, de las cuales más de 13 millones son mujeres.

Para el caso de Centroamérica, el organismo de cooperación señaló que las mujeres son quienes sufrieron con mayor intensidad la pérdida del empleo producto de la contracción económica generada por la pandemia.

El rango de caídas en el trabajo masculino pasó del 3% al 34%, el femenino, en cambio, fue del 7% al 43%. Este comportamiento muestra el impacto desproporcionado en el ingreso y el desempleo de mujeres, en donde los sectores de la industria más afectados fueron servicios, educación, entretenimiento, comercio, trabajo doméstico y turismo.

Es necesaria una reflexión en torno a la igualdad en el trabajo y la remuneración entre las mujeres y los hombres; un comportamiento que sin duda será decisivo para la reactivación económica.

El autor es CEO de Trust Corporate
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