OIT: Persisten los desafíos en la recuperación laboral del sector agrícola de América Latina

Actualizado
  • 22/08/2023 00:00
Creado
  • 22/08/2023 00:00
Este sector emplea alrededor del 53% de la población ocupada en zonas rurales y es considerado esencial para la producción de alimentos y la seguridad alimentaria
Tras el paso de la crisis de la pandemia, el sector rural de la región enfrenta desafíos laborales en materia de género, edad y educación.

La crisis generada por la pandemia ha tenido un impacto significativo en los mercados laborales de América Latina, tanto urbanos como rurales.

Durante las etapas iniciales de 2020, los principales indicadores laborales, como las tasas de ocupación, participación y desocupación experimentaron un deterioro más pronunciado en las áreas urbanas en comparación con las rurales.

Sin embargo, a medida que la actividad económica ha ido retornando a la normalidad, se ha observado una recuperación más rápida en los entornos urbanos, mientras que los mercados laborales rurales enfrentan desafíos adicionales para recuperarse plenamente.

Según la Oficina Regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe, es fundamental comprender los efectos específicos de la pandemia en los mercados laborales rurales, ya que enfrentan desafíos y dinámicas distintas a los entornos urbanos.

En el segundo trimestre de 2022, la tasa de ocupación en las zonas urbanas aumentó en un 0,3% respecto a los niveles previos a la pandemia, mientras que en las áreas rurales aún se registra un rezago de -1,2%, en 10 países de la región: Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.

La OIT informó que las tasas de participación son inferiores a los valores prepandemia en ambas áreas, pero el área rural muestra un rezago más pronunciado de -2,0% frente al -1,2% en las áreas urbanas.

Además, dijo, aunque la tasa de desocupación disminuyó en ambos casos, el área urbana experimentó una mayor reducción del 16,3%, en comparación con el 15,1% en el área rural.

El sector agropecuario emplea alrededor del 53% de la población ocupada en zonas rurales y es considerado esencial para la producción de alimentos y la seguridad alimentaria.

En el contexto actual, la OIT indicó que es importante destacar el hecho de que la tasa de participación en la mayoría de los países aún no se ha recuperado completamente, lo que resulta preocupante dado un escenario de expectativas de ralentización del crecimiento económico y, por consiguiente, de creación de empleo. “Esta situación aumenta las probabilidades de que la tasa de desocupación registre incrementos en el futuro cercano”, alertó.

Por otro lado, señaló que ha disminuido significativamente la tasa de participación laboral de las mujeres, ya que fueron las más afectadas en la agudización de su sobrecarga de trabajo doméstico y de las responsabilidades adicionales en el cuidado de la familia. Para la OIT, estas desigualdades pueden explicarse por su mayor tasa de ocupación informal y su mayor presencia en sectores altamente afectados por la crisis, como el comercio, hoteles y restaurantes, y servicio doméstico.

Al examinar la dinámica laboral por grupo de edad y género, las mujeres adultas han sido más afectadas por la pandemia, presentando un mayor rezago en la recuperación de las tasas de ocupación en comparación con los niveles prepandemia. En áreas rurales, las mujeres adultas experimentan un retraso mayor en su reincorporación al mercado laboral. En el área urbana, la situación es similar para las mujeres jóvenes. En el caso de los hombres, las diferencias en las tasas de ocupación y participación laboral en relación con la situación previa a la pandemia se deben principalmente a los adultos, quienes experimentaron una recuperación más lenta.

También se ha dado una forma diferenciada a los trabajadores según edad, ya que el impacto a inicios de la pandemia fue mayor en los trabajadores jóvenes, un fenómeno generalizado en la región. Sin embargo, la recuperación del empleo fue más intensa entre los jóvenes, superando los niveles prepandemia en ambas áreas: urbanas y rurales. Mientras que los adultos experimentaron una disminución en las tasas de ocupación. Las tasas de participación no lograron recuperarse a los niveles previos en ningún grupo de edad ni área geográfica analizada.

Según la OIT, el empleo agropecuario en la región ha experimentado una tendencia decreciente, principalmente debido a factores como el aumento de los precios de petróleo, gas y fertilizantes a nivel global, los cuellos de botella en las cadenas de suministro y las condiciones climáticas adversas. El conflicto armado entre Rusia y Ucrania también ha tenido un impacto negativo en el comercio y los precios internacionales, afectando principalmente a los pequeños agricultores familiares y productores. Además, se observa una recomposición en la participación de hombres y mujeres en los sectores agropecuarios y no agropecuarios, con un aumento en la participación de las mujeres en el empleo agropecuario y un incremento en la participación de los hombres en el empleo no agropecuario.

La mayor contribución a la caída del empleo rural total en el segundo trimestre de 2020, en comparación con el mismo período del año anterior, provino de los trabajadores con ocupaciones informales. La OIT indicó que en los seis países considerados, la contribución de la ocupación informal a la caída del empleo rural total varía entre países, desde un 92,1% en Brasil hasta un 52,8% en Chile.

Aunque la contribución de la ocupación informal al crecimiento del empleo total disminuyó entre el segundo trimestre de 2021 y el segundo trimestre de 2022, esto no logró reducir la tasa de ocupación informal en varios países en comparación con los niveles prepandemia. En el área urbana en cuatro países (Ecuador, Paraguay, Perú y República Dominicana) de los nueve países con información, la tasa de ocupación informal aumentó, mientras que en la rural también se incrementó en cuatro (Colombia, Ecuador, Perú y República Dominicana) y en México se registró el mismo nivel.

Con todo lo antes expuesto, la OIT resaltó la importancia de implementar medidas específicas para apoyar a las comunidades rurales, fortalecer la resiliencia económica y reducir las brechas de desarrollo entre áreas urbanas y rurales. Enfatizó la necesidad de políticas de trabajo decente y desarrollo productivo que aborden los desafíos específicos de los mercados laborales rurales y promuevan una recuperación inclusiva y sostenible en la región.

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