Zambia: el desafío de equilibrar la riqueza mineral, la conservación y la salud pública

Contrario a la percepción de que las minas crean pueblos fantasmas, la historia de Solwezi es la de una comunidad ancestral que ha crecido entre avances y desafíos

Zambia, en el corazón del sur de África, se ha convertido en un laboratorio viviente de cómo la gran minería puede entrelazarse con la identidad de un pueblo sin asfixiar su esencia. A través de la gestión de First Quantum Minerals (FQM), la provincia del Noroeste —y específicamente la ciudad de Solwezi— ofrece una hoja de ruta sobre el equilibrio entre la extracción de cobre, la conservación ambiental y la soberanía alimentaria.

Solwezi

Contrario a la percepción de que las minas crean pueblos fantasmas, la historia de Solwezi es la de una comunidad ancestral que ha crecido junto a la industria. Godwin Beene, gestor de FQM en Zambia, explica que este es un pueblo minero antiguo que hoy alberga a cerca de un millón de personas.

“La ciudad ha crecido a partir de las operaciones de la mina, pero hoy es una ciudad comercial independiente”, señala Beene. Este crecimiento se traduce en una infraestructura robusta que incluye dos centros comerciales, infraestructura gubernamental de primer nivel y un hospital de gran escala apoyado por la empresa minera. Para Beene, la clave no es la dependencia, sino la creación de un ecosistema comercial donde la mina es el motor, pero no el único pasajero.

Cultura y tradición

La cultura en Solwezi es una mezcla vibrante. Dada su cercanía con la frontera, existe una fusión entre las tradiciones locales y las de la República Democrática del Congo (RDC). Esta amalgama se refleja en el arte y la música que los habitantes disfrutan cotidianamente.

En cuanto a la gastronomía, Beene destaca que Solwezi es autosuficiente. “Apoyamos a más de 7,000 agricultores locales que producen vegetales y granos”, afirma. La dieta tradicional zambiana se basa en la yuca, el maíz, la calabaza, el arroz y la patata, alimentos que se cultivan en tierras locales y que la propia empresa consume en sus comedores. A excepción de algunas frutas que se importan, la región ha logrado que la actividad minera impulse el sector agrícola en lugar de desplazarlo.

Conservación

Mientras que en Solwezi se vive el bullicio comercial, a pocos kilómetros, el Proyecto de Conservación de West Lunga protege la biodiversidad. Dorian Tilbury, gerente del Parque, lidera un equipo que custodia 1,000 hectáreas de reserva.

“Hemos aprendido a hacer un equilibrio”, explica Tilbury. La reserva es hogar de 10 tipos de antílopes, jirafas, cebras, jabalíes y monos. El proyecto funciona bajo un modelo de “custodia”: cuando los animales se multiplican, se capturan y trasladan para repoblar otras zonas, asegurando que la actividad minera no interrumpa los ciclos de vida silvestre.

A diferencia de otros lugares, en esta zona de Zambia la caza está prohibida; el respeto por la naturaleza es parte del contrato social. “Vivimos con la naturaleza; nuestros ríos están llenos de peces y eso es lo que aprovechamos, no la carne de caza”, recalca Tilbury.

El enemigo invisible: la Malaria

Uno de los mayores obstáculos para el desarrollo de Zambia ha sido históricamente la malaria. El clima tropical (calor, humedad y agua estancada) es el hábitat ideal para el mosquito Anopheles. Sin embargo, la intervención de la mina ha cambiado las estadísticas de forma drástica.

Expertos médicos locales señalan que en 2020 la situación era crítica: 1,400 casos por cada 1,000 personas, lo que significaba que la población total se enfermaba al menos una vez al año, y muchos hasta dos veces. “Esto no solo afectaba a la mina, afectaba a los maestros, a los alumnos y a los agricultores”, explican los doctores. Cada caso representaba cuatro días de baja laboral o escolar.

Gracias a la inversión privada y la coordinación con el gobierno, los casos se han reducido a 300 por cada 1,000 personas. Este programa se ha convertido en un referente en el sur de África, basándose en cinco niveles de prevención: promoción sanitaria, control del vector, gestión de larvas, rociado residual y vigilancia entomológica.

Mensaje

Al ser consultado sobre qué pueden aprender los panameños de la experiencia en Zambia, Godwin Beene es honesto: el pueblo zambiano sabe poco de América Latina, pero sabe mucho sobre el impacto tangible de la inversión responsable.

“Saben que la compañía está atrayendo educación, salud y apoyo a las pequeñas empresas”, dice Beene. Su mensaje es claro: los beneficios de una operación minera van mucho más allá de la exportación de mineral. Se trata de cómo la comunidad se empodera a través de la educación, el sustento agrícola y el fortalecimiento de las actividades gubernamentales.

Godwin Beene
Gestor de FQM en Zambia
La ciudad ha crecido a partir de las operaciones de la mina, pero hoy es una ciudad comercial independiente”,
Dorian Tilbury
Gerente del Parque del Proyecto de Conservación de West Lunga
Vivimos con la naturaleza; nuestros ríos están llenos de peces y eso es lo que aprovechamos, no la carne de caza
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