Presidenta Cristina Fernández gobernará Argentina con un poder histórico

Actualizado
  • 24/10/2011 18:42
Creado
  • 24/10/2011 18:42
La presidenta de centroizquierda Cristina Kirchner gobernará Argentina hasta el 2015 con el mayor poder que haya tenido un presidente de...

La presidenta de centroizquierda Cristina Kirchner gobernará Argentina hasta el 2015 con el mayor poder que haya tenido un presidente desde el retorno a la democracia en 1983, dado que controlará el Congreso y 20 de las 24 provincias, conquistandos con un tsunami de votos.

El escrutinio se cerró oficialmente en el 98,2% de las urnas arrojando un 53,9% para la viuda del expresidente Néstor Kirchner (2003-2007).

Kirchner, una abogada de 58 años, consolidó el quórum propio de 37 bancas sobre 72 en el Senado y recuperó la mayoría en Diputados, perdida en las legislativas de 2009, con 135 escaños sobre 257.

"Ahora el Gobierno tiene toda la posibilidad de cumplir sus sueños con semejante respaldo. Ahora no hay razones para no hacer lo que aspira a hacer, nada lo frena", analizó el sociólogo Jorge Giacobbe, director de la consultora homónima y ex asesor de Transparencia Internacional.

El aluvión de sufragios para el kirchnerismo casi borró del mapa a la oposición y alcanzó otro récord con la diferencia de 37 puntos sobre el segundo, el gobernador socialista de Santa Fe, Hermes Binner (16,8%).

Solo Juan Perón, fundador del movimiento y tres veces presidente, obtuvo un aluvión de votos superior al de Kirchner con 61,8%, pero también con 37 puntos de diferencia sobre el socialdemócrata Ricardo Balbín en 1973, pero menos de un año después falleció en el ejercicio del mando.

"La posición obstruccionista sistemática de la oposición fue castigada en las urnas y eso también explica la diferencia", comentó el sociólogo Artemio Lopez, director de la consultora Equis.

A pocos días de cumplirse el primer aniversario del fallecimiento de su marido, con quien cogobernó de hecho durante 7 años, la Presidenta se impuso en los mayores distritos del país que le habían bajado el pulgar hace dos años en las legislativas, como la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.

"Se consolida como la jefa política del justicialismo. Y el peronismo es un actor centralísimo del sistema. El liderazgo es muy importante en un movimiento como el peronista", señaló López.

Pero en las entrañas del peronismo es donde también suelen gestarse las batallas políticas más duras de los últimos 60 años y desde el 10 de diciembre, cuando asuma su segundo mandato, comenzará la lucha por la sucesión."Un escenario a tener en cuenta es la crisis económica internacional, pero también si va a haber o no otra reelección con reforma constitucional.

El conflicto con los gobernadores se dará porque van a competir por el poder", dijo el politólogo Sergio Berensztein, de la consultora Poliarquía.

Kirchner estará inhabilitada para presentarse a un tercer período, salvo una reforma de la Constitución, pero ni siquiera se acerca a contar con los dos tercios de legisladores de ambas cámaras que necesitaría.

"Cristina es una mujer que ha sido cuidadosa. No creo que quiera verse salpicada por eso (la reelección)", comentó a la AFP su exjefe de Gabinete Alberto Fernández.

Y tampoco hay en el horizonte un delfín, porque el kirchnerismo cerró todas las puertas a compartir el poder más allá de la pareja presidencial y de la conducción actual a solas de la Presidenta.

"Su ventaja es la inexistencia de oposición y la comprobación de que los medios de comunicación opositores (mayoritarios) no le hacen mella", subrayó Giacobbe.

La amenaza de un impacto externo en la economía es latente, pero el PIB por ahora crece al 8% anual en promedio, se subsidia a cuatro millones de niños pobres, hay tarifas de transportes subvencionadas y la clase media sigue arrojada a los brazos del consumo, según estadísticas del Banco Mundial.

Frente a los peligros, Kirchner dejó atrás el estilo de confrontación de su marido, a quien sin embargo reivindica casi como a un mito y suaviza los mensajes con llamados "a la unidad nacional" y "a no creérsela (envalentonarse con los votos)".

"Empezamos a parecernos a países mejor organizados. El voto no es más cautivo. No se da la vida por nadie ni se dice que se está dispuesto a morir por nadie, sólo se evalúa al político", comentó Giacobbe.

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