Brasil entierra a los muertos de la tragedia en discoteca

Actualizado
  • 28/01/2013 07:47
Creado
  • 28/01/2013 07:47
Brasil entierra este lunes a los muertos del fatal incendio en una discoteca en Santa María, al sur del país, tras un velorio colectivo...

Brasil entierra este lunes a los muertos del fatal incendio en una discoteca en Santa María, al sur del país, tras un velorio colectivo de varias de las 231 víctimas, la mayoría jóvenes universitarios.

El país amaneció consternado por la tragedia, que dejó también 116 heridos, más de 80 graves. La presidenta Dilma Rousseff, que el domingo interrumpió su participación en la cumbre Celac-UE en Chile para reunirse con las familias de las víctimas, decretó tres días de duelo nacional.

Las conmemoraciones en Brasilia por el inicio de la cuenta regresiva a 500 días de la Copa del Mundo de 2014 que tendrá al país como sede fueron canceladas por las autoridades locales y la FIFA.

Como sede del Mundial-2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 en Rio de Janeiro, Brasil se encuentra bajo la lupa de las organizaciones deportivas internacionales, entre cuyas prioridades se encuentra la seguridad de los mayores eventos deportivos del mundo.

El fuego se inició en la madrugada del domingo en la discoteca Kiss de la ciudad universitaria de Santa Maria, en el estado de Rio Grande do Sul, con un fuego artificial lanzado por un integrante de la banda musical "Gurizada Fandangueira", que tocaba en el local, según los bomberos.

Al menos al inicio, la puerta de salida fue bloqueada por agentes de seguridad que pretendían que la gente pagara su entrada antes de salir, según sobrevivientes.

En medio de una nube negra de humo tóxico, el pánico se apoderó de cientos de personas que se pisotearon unas a otras y que vivieron "una película de terror", dijo a la AFP Kelly Rebello da Silva, una estudiante de química de 21 años que sobrevivió.

El permiso de los bomberos que la discoteca necesita para funcionar estaba vencido desde agosto, indicaron las autoridades. Pero la discoteca dijo en un comunicado que "todo estaba en regla" y que lo ocurrido fue "una fatalidad".

Un velorio colectivo para 24 personas tuvo lugar la madrugada del lunes en el centro deportivo municipal adonde fueron trasladados decenas de cadáveres.

Al final de la madrugada, un silencio perturbador sobrevolaba el gimnasio. El cuerpo de Luis Dias Oliveira descansaba sobre una base de madera. Sus familiares, resignados y con los ojos hinchados y rojos, colocaron encima del ataúd una bandera de Rio Grande do Sul y una foto en la que aparece de perfil, con rostro serio.

En una de las decenas de urnas alineadas una al lado de la otra, rodeadas por sillas de plástico blanco ocupadas por amigos y familiares, estaban las cenizas de Joao Carlos Barellos da Silva, que dirigía un sitio en internet que cubría las fiestas de la discoteca Kiss.

Da Silva fue hallado muerto en el baño del local. Unas 180 personas murieron en los baños, asfixiadas en medio de un tumulto provocado por el pánico, buscando infructuosamente la puerta de salida, dijo el capitán de la policía militar Edi Paulo Garcia.

"Fue un hijo maravilloso. Esto es muy difícil, era mi hijo único, lo crié prácticamente sola porque su papá falleció cuando tenía 8 años. Tuve que reconocerlo entre esa cantidad de cuerpos (...) Este es un dolor que no tiene comparación", dijo a la AFP su madre, Gelsa Ina Barcelos.

El balance oficial de muertos fue revisado a la baja, de 233 a 231, porque algunos cuerpos fueron "identificados dos veces", explicaron las autoridades.

Más de 80 heridos graves continuaban hospitalizados en Santa Maria y en Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, muchos luchando por sus vidas, explicó el lunes el ministro de Salud, Alexandre Padilha.

La entrada de la discoteca estaba cerrada este lunes y era vigilada por dos policías a la espera de la llegada de expertos que realizarán una pericia en el local, constató la AFP.

Los habitantes de la ciudad universitaria, con una población de unas 260.000 personas, colocaron ofrendas florales frente a la discoteca, donde había también montañas de escombros de los muros derribados a martillazos por los rescatistas para intentar salvar a más gente.

"Es muy triste, perdí a 13, 14 compañeros de clase. De los amigos, uno. Todo el mundo sabía de esa fiesta en la discoteca", dijo a la AFP Felipe, de 22 años, que con un grupo de amigos pasó el lunes frente a la discoteca en camino a Uruguaiana, en la frontera con Uruguay, donde su amigo iba a ser enterrado.

Este el segundo peor incendio en la historia de Brasil, tras el siniestro que dejó 503 muertos en un circo en Nitéroi, frente a Rio de Janeiro, en 1961.

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