Relanzamiento democrático

Actualizado
  • 20/09/2010 02:00
Creado
  • 20/09/2010 02:00
Este continente y el mundo necesitan una honesta evaluación del sistema democrático. No me refiero a los principios y valores fundamenta...

Este continente y el mundo necesitan una honesta evaluación del sistema democrático. No me refiero a los principios y valores fundamentales que lo alimentan. Son permanentes y me atrevo a decir que eternos, sino a las tendencias que buscan relativizarlos del tal manera que lo desnaturalizan hasta hacerlo ineficiente. La operatividad del sistema no está a la altura de las necesidades crecientes de unos pueblos cada día más exigentes y con mayores instrumentos para expresar su insatisfacción.

En la raíz del problema está la pobreza de la acción política y la degradación de los políticos hasta niveles de desprecio para demasiada gente al mismo tiempo. Para muchos la política dejó de ser una actividad de servicio para convertirse en una forma de vida personal mediante la cual se pueden tener ingresos suficientes para mantener un estatus económico y social, tribuna para sostener presencia e influencia, pero cada día más alejados de la realidad de esas necesidades crecientes que hemos mencionado.

La fe se debilita, la esperanza se reduce creciendo la tendencia al aislamiento, a cerrarse cada quien sobre sí mismo y sus problemas, despreciando lo que huela a la politiquería baratera que ha inundado la vida pública de muchas naciones. Se trabaja para concentrar el mayor grado posible de poder político y económico, disfrutarlo por el mayor tiempo posible y, llegado el momento de la entrega asegurar la impunidad dejando el poder a quienes mejor les cuiden las espaldas. Este esquema despeja el camino a notables aventureros, más audaces que inteligentes.

Al asumir agravan todos los vicios que les permitieron llegar al poder y provocan otros nuevos y distintos, tanto o más graves que los anteriores. La gravedad es mayor cuando se trata de dirigentes ideologizados, supuestos revolucionarios de izquierda que en nombre del socialismo del siglo XXI, pretenden destruir la democracia desde la democracia misma para imponer un estado comunistoide a la cubana que la mayoría de los pueblos rechazan. En el camino destruyen el orden jurídico, manipulando una legalidad adecuada a sus fines. Es tiempo de una revisión integral, antes de que sea demasiado tarde. El peligro está sobre diagnosticado.

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