Argentina: ¿a contramano del mundo?

Actualizado
  • 20/04/2012 02:00
Creado
  • 20/04/2012 02:00
L o haya querido así o no, la decisión de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner de nacionalizar la mayor compañía petro...

L o haya querido así o no, la decisión de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner de nacionalizar la mayor compañía petrolera de su país ha hecho que Argentina sea vista en gran parte del mundo como un país que se ha pasado al bando populista ‘Bolivariano’ de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua.

Pero lejos de integrarse a un club de países en plena expansión, la expropiación de YPF aislará aún más a Argentina en el campo económico y diplomático, porque se produce en un momento en el que bloque encabezado por Venezuela parece estar desinflándose, y en el que Brasil, Perú, Uruguay, El Salvador y otros países con gobiernos de centro-izquierda se están moviendo en la dirección opuesta.

Argentina ya había nacionalizado antes el correo en el 2003, la empresa de agua Aysa en el 2006, y la línea aérea Aerolíneas Argentinas en el 2009. Más recientemente, el gobierno de Fernández expropió los fondos de jubilación privados, y cambió las leyes para poder usar reservas del Banco Central, que hasta hace poco era independiente.

Pero YPF, cuyo 51% de las acciones estaban en manos de la empresa española Repsol, era considerada la mayor empresa de Argentina. Ante los ojos de los inversores extranjeros y la mayoría de los países industrializados, Fernández cruzó la raya.

En un artículo sobre la nacionalización de YPF titulado ‘Fernández imita al (presidente de Venezuela Hugo) Chávez’, la agencia de noticias Bloomberg dijo que ‘las semejanzas de las políticas argentinas con las de Chávez ha aumentado desde la reelección de Fernández’ en octubre. Un día antes, el Fi nancial Times había dicho: ‘Argentina puede olvidarse de que los inversores la consideren un país serio durante una generación más’.

El gobierno español ha protestado duramente contra la acción de Argentina. La Union Europea seguramente suspenderá las retrasadas negociaciones para un acuerdo de libre comercio con el Mercosur, y quizás pida sanciones internacionales contra Argentina.

Pero incluso dentro de Latinoamérica, el momento elegido por Argentina para desplazarse hacia el populismo radical es poco propicio. Argentina ingresa ante los ojos del mundo en un bloque en franco deterioro, y en momentos en que el anémico crecimiento económico mundial hace poco probable un alza de las materias primas que le de un segundo viendo a su economía.

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