Un sistema judicial efectivo pudo frenar ascenso de Bolsonaro

Actualizado
  • 04/11/2018 01:02
Creado
  • 04/11/2018 01:02
Pocos análisis pasan por evaluar que el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, tenía más de 25 años cometiendo delitos y alabando la dictadura del país

Muchos son los análisis después del desastre de la victoria electoral del ultraderechista Jair Bolsonaro en Brasil, en el que la comunidad internacional no logra explicarse cómo un país que era un ejemplo de democracia participativa y diversa, logra dar un giro tan peligroso y lamentable al grado de elegir a un fascista con largo prontuario criminal que se aleja radicalmente de los valores y la idiosincrasia de los brasileños.

Pocos de esos análisis pasan por evaluar que Jair Bolsonaro tenía más de 25 años cometiendo delitos y alabando lo más triste del periodo dictatorial de Brasil. Se ignora, por ejemplo, el papel de la administración de Justicia; el baluarte sagrado de la democracia que está llamada a defender todo gobierno democrático. El golpe de estado parlamentario contra la Presidenta Dilma Rousseff y la politización de la justicia, con procesos sin pruebas, contra el expresidente Lula Da Silva dan muestra de que todos estos procesos contraproducentes contra el pueblo brasileño fueron deliberadamente en complicidad con la Corte y sus instituciones de justicia.

Pero veamos cómo un sistema judicial coherente y efectivo pudo haber frenado postulaciones incomprensibles como la de Jair Bolsonaro que abiertamente llama a desconocer derechos humanos, la paz y la Constitución y las leyes.

Eran los años 80 cuando Bolsonaro, en aquel entonces miembro del Ejército Brasileño, ya perfilaba una evaluación negativa por sus superiores dada su excesiva ambición económica, sus ansias de hacerse rico y su agresividad contra otros oficiales. Para 1986 Bolsonaro con el grado de Capitán fue condenado a prisión por un Tribunal militar. Un año después, sería parte de una planeación terrorista junto a grupos paramilitares contra objetivos civiles y militares para hacer explotar un acueducto en Río de Janeiro en protesta por ‘bajos salarios'. Sin mucha demora, fue absuelto al año siguiente en 1988.

Una vez que salta al ruedo político sus 25 años en el Congreso estuvo minado en procesos y denuncias en su contra por su confesa adoración a la tortura e incluso, declaraciones escandalosas a favor de ejecuciones sumarias por parte de efectivos del Ejército. Es decir, hablamos de un ciudadano cuya mayor trayectoria fue hacer apología al Terrorismo de Estado. ¿Dónde estaba la administración de Justicia? ¿Dónde estaban las autoridades?

En solo 4 años (entre los años 2010 a 2014) el patrimonio económico de Jair Bolsonaro se disparó a más del 150% de aumento, según datos del propio Tribunal Electoral de aquel país. ¿No existen en Brasil mecanismos de ley para investigar el enriquecimiento injustificado?

El Ministerio Publico hace apenas 2 años atrás recibió 17,853 denuncias por exaltación a la tortura y promoción a la violencia contra la mujer. El año pasado pago una multa por miles de dólares a razón de arengas racistas y a favor de delitos contra la mujer, el mismo año que apoyaba el golpe de estado en Brasil contra Rousseff.

Ante la pasividad cómplice de un fallido sistema judicial, hoy este personaje con un largo prontuario delictivo es el Presidente de uno de los países más exitosos e importantes de la América del Sur.

ABOGADO Y ANALISTA POLÍTICO

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