La ingobernabilidad acecha a México

Actualizado
  • 06/10/2014 02:00
Creado
  • 06/10/2014 02:00
"la prensa mexicana se pregunta por qué el gobierno de Enrique Peña Nieto no ha logrado dar con el paradero del alcalde de Guerrero"

El hallazgo de fosas comunes en el estado de Guerrero ha dejado en trance a la sociedad mexicana. Al menos unas tres fosas clandestinas fueron localizadas a las afueras de Iguala (Guerrero) y solo una semana después de la represión policial y municipal en esa ciudad, contra una manifestación de estudiantes normalistas (secundaria), que dejó un saldo de 6 muertos, varios heridos y 43 estudiantes desaparecidos. La existencia de fosas comunes en México es una macabra e irrefutable evidencia de la descomposición del tejido institucional.

Es inútil achacar toda la responsabilidad al fallido estado de Guerrero, pues lo que viene ocurriendo estos días allí, sucede a diario en casi todas las regiones de México, donde la ilegalidad, los asesinatos, las ejecuciones masivas (caso Tlatlaya) y las desapariciones dan cuenta de una nación que vive al borde del caos.

Diversas organizaciones de derechos humanos demandan a las autoridades, especialmente a la Procuraduría General de la Nación, una investigación rigurosa que explique las desapariciones en Iguala. No obstante, el pueblo mexicano, victimizado por todas las formas de violencia que están sufriendo, es consciente de que la impunidad reina entre los responsables, algo inaudito en estos tiempos en América Latina.

Por su parte, tras el macabro hallazgo de las fosas comunes, la prensa mexicana se pregunta por qué el gobierno de Enrique Peña Nieto no ha logrado dar con el paradero del alcalde del municipio en Guerrero, y tampoco con el Jefe de la policía municipal. Ambos en fuga desde la masacre en Iguala, y ninguna autoridad local sabe nada de ambos. Hay 22 policías detenidos, pero los responsables están en paradero desconocido. Se presume que tienen nexos con cárteles de la droga, grupos poderosos en la región guerrerense que utilizan los políticos decadentes y algunos funcionarios para ‘asegurar sus territorios’, explican algunos periodistas que siguen de cerca, aún a riesgo de sus vidas, cómo opera el crimen organizado. Sin saber si los restos humanos de las fosas clandestinas son de los estudiantes desaparecidos, ya es un drama nacional.

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