Las 'valedoras' de Cerveira-Tomiño, dos pioneras en la Europa sin fronteras

Actualizado
  • 26/04/2019 14:00
Creado
  • 26/04/2019 14:00
Mediante la iniciativa recogen las quejas, reclamaciones y sugerencias de los ciudadanos para adaptar las acciones de las instituciones locales y europeas a las necesidades de los tomiñenses y cerverienses

Solo cinco meses después de lograr la denominación de "eurociudad", los municipios de Tomiño (España) y Vila Nova de Cerveira (Portugal) son pioneros en una experiencia innovadora de la Europa sin fronteras, la integración en sus administraciones de las "valedoras" o defensoras de los derechos de la ciudadanía transfronteriza.

Esta figura, creada para mejorar el día a día de los habitantes de estas localidades situadas a orillas del río Miño, ayuda además a acercar los proyectos de la Agenda Estratégica de Cooperación Transfronteriza a las inquietudes de los ciudadanos.

La firma de la eurociudad Cerveira-Tomiño supuso refrendar la cooperación institucional, económica, social, cultural y ambiental entre ambos municipios, vinculados históricamente pero pertenecientes a distintos estados de la Unión Europea (UE).

La valedora española Zara Pousa y la portuguesa Lurdes Cunha ayudan con su labor a "defender los intereses de los habitantes de Cerveira y de Tomiño como ciudadanos europeos", afirma la primera tras explicar que "en la Europa sin fronteras sigue habiendo diferencias", pues muchas "leyes son diferentes" en ambos países.

Tanto Pousa como su homóloga portuguesa recogen en sus informes las quejas, reclamaciones y sugerencias de los ciudadanos para adaptar las acciones de las instituciones locales y europeas a las necesidades de los tomiñenses y cerverienses.

La alcaldesa de Tomiño, Sandra González, destaca que estas defensoras "influyen de manera muy positiva" en la resolución de problemas o limitaciones que afectan a los ciudadanos por la existencia de una frontera que "a veces pensamos que no existe pero está en cuestiones políticas y administrativas". Ellas contribuyen "a que la ciudadanía europea sea cada vez más efectiva", señala González.

Son las encargadas de informar sobre "aquello que la gente normalmente no dice directamente a la alcaldesa o al presidente de la Cámara, plantean problemas que de otro modo pasarían completamente desapercibidos".

Una solicitud de las valedoras a la Cámara de Cerveira y al Ayuntamiento de Tomiño sirvió, por ejemplo, para solventar diferencias entre usuarios de la piscina de Cerveira, en la que los españoles tenían limitado el pago con tarjeta de crédito de las actividades por estar situada en un país diferente. Pendiente de resolución está la barrera en la movilidad transfronteriza infanto-juvenil, que afecta a las actividades comunes que organizan entre institutos de los dos municipios.

Y es que "una de las formas de divulgar la eurociudad y hacer que haya interacción entre las personas fue llegar a las escuelas", dice Lurdes Cunha, maestra de profesión, y convencida de que "desde niños, cuando las personas comienzan a ser formadas, si tienen una visión más amplia, más global, se convertirá en fermento para que el mundo sea mejor".

Las actividades entre estudiantes de ambos municipios suponen, solo por cruzar el Miño, "un formulario firmado por ambos progenitores ante la Guardia Civil" para los españoles y, en el caso portugués, "autorización con firma validada de padre, madre o tutor ante notario, con los correspondientes costes económicos".

Por ello las valedoras, a través de un informe remitido a organismos europeos y nacionales, apuestan por fomentar la "flexibilidad de la línea fronteriza", considerando en el contexto de la eurociudad una "zona franca administrativa".

Un paso más para fomentar la integración entre los vecinos de ambas orillas del Miño, que viven en dos países europeos diferentes, pero que se sienten "ciudadanos del mundo, somos todos de aquí", resume la valedora portuguesa.

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