'No hay mayor muro que el muro lingüístico'

Actualizado
  • 28/10/2019 14:21
Creado
  • 28/10/2019 14:21
El politólogo hispanista, de ascendencia magrebí, Bashir Edkhil, abandonó las revoluciones porque se convenció de que estas no generan transformación. Apuesta por la educación y la autodeterminación individual. Considera que su principal herramienta es la palabra
'No hay mayor muro que el muro lingüístico'

EBashir Edkhil se identifica plenamente con la frase atribuida a Winston Churchill que reza: “Quien a los 20 años no sea revolucionario no tiene corazón, y quien a los 40 lo siga siendo, no tiene cabeza”. Uno de los fundadores del Frente Polisario, movimiento contra la presencia colonial de España en el Sahara, luego de años de militancia, decidió luchar de otra manera.

En una reciente visita a Panamá en la que presentó su libro de poemas Duna Desnuda, como parte de una gira regional que incluyó visitas a varias universidades mexicanas y a Costa Rica, Edkhil compartió sus experiencias con La Estrella de Panamá.

“Cumplidos los 18 años, esa pasión juvenil me llevó a participar en ese movimiento. Fuimos porque nacimos en el desierto, esa una situación precaria y queríamos cambiar nuestra situación que había durado mucho tiempo”, recuerda. Pero los ideales de ese movimiento poco a poco se fueron desdibujando y permearon intereses geopolíticos y también individuales.

“La primera lección que aprendí de esta participación es que no todo lo que reluce es oro, oímos palabras altisonantes, pero cuando estuvimos dentro, la raya que separa la tolerancia de la intolerancia es muy delgadita”, asegura. “Aprendí que este tipo de colectivismo, esos que hablan en nombre del pueblo, esta gente que venden historias así, al final caerán en cierto individualismo despótico que es lo que he sufrido yo. Se creó una organización que terminó como el invento de Frankenstein. Aprendí que lo más importante es que el individuo puede autodeterminarse él pero no como grupo. Él mismo tiene derecho de elegir su propia trayectoria y el medio más importante que podemos tener los humanos es la palabra y no la violencia”, sentencia.

¿Y qué?, entonces, de estos movimientos revolucionarios, ¿hay manera de blindarlos contra este tipo de situaciones? De acuerdo con el politólogo “vender sueños es muy tentador pero entre el sueño y la realidad hay una distancia muy corta, pero muchos años de distancia. Cuando alguien sube al poder encuentra gente dócil, gente entregada, como fuimos nosotros y estar sentado en la silla del despotismo, se siente bien. Cómo podemos cambiar eso? Con la buena educación”.

Hace la aclaración de que la buena educación no debe entenderse como una costosa sino una educación respetuosa. “Creo que la mejor ideología es el respeto, es aprender, enseñar a nuestros hijos a ser respetuosos con el otro, con el vecino, el animal, la planta con todo. Ese tipo de educación, por desgracia, hay muy poca, porque el ser humano por lo general es egoísta y si no se frena ese egoísmo, no trasladamos de víctimas a dominadores”, establece.

El mundo vive momentos muy convulsos. Gobiernos de todos los continentes han debido enfrentar descontentos populares y explosiones sociales, movimientos que de acuerdo con Edkhil no deben llevar a cabo revoluciones sino transformaciones.

'No hay mayor muro que el muro lingüístico'

“Una revolución no ofrece trasformación. Me gustaría que alguien me diera un ejemplo de una revolución que haya hecho una transformación positiva, exceptuando la revolución francesa que es la única que felizmente llevó a la consecución de los derechos del hombre, gracias al nivel cultural que había, aunque también tuvo sus errores y sus víctimas. Pero revoluciones como la que creó la Unión Soviética, o como la revolución cultural en China no lograron su cometido. El intento de poner a todas las personas en el mismo saco, que piensen igual, se vistan igual, creo que es lo más absurdo que se pueda hacer. La revolución que hace eso no va acorde con la naturaleza humana”.

El también poeta asegura que las cosas las podemos cambiar con civismo y con la “cultura de la paz”, cosa en la que, por desgracia, el mundo no ha invertido.

Y es que según Edkhil, a través de las armas no se logra una paz duradera. “Quedan siempre vestigios, problemas, ajustes de cuentas y eso cuando se siembra en un pueblo, en una comunidad no para. Se traslada de hijo a nieto, de nieto a hijo, y se siembra el odio”, asevera.

Por ello ha creado una fundación denominada Alter Forum, una iniciativa que pretende, a través de la educación, cambiar el futuro de las poblaciones del Sahara. Edkhil fue uno de solo 16 bachilleres superiores, en tiempo de la dominación española y él comprendió que “una población dispersa, en un territorio muy grande, con una cultura oral y que no utiliza la escritura es un terreno minado para todo tipo de integrismo”.

El trabajo de Edkhil se lleva a cabo principalmente con las mujeres porque “un poeta egipcio dijo que 'la mujer es una escuela, si la preparas, preparas un pueblo digno'. Eso lo sé yo por mi propia madre; todos los trabajos que hago a favor de las mujeres los dedico a mi mamá porque gracias a ella estudié en la escuela española; mi padre quería que estudiara en la escuela musulmana. Al final hicimos un pacto y tuve que estudiar en las dos escuelas. Y tuve la suerte de aprender al mismo tiempo el árabe y español y estar entre dos mundos, de un lado a otro, porque aunque son dos lenguas diferentes, el mensaje es el mismo”.

El primordial objetivo de su iniciativa es alfabetizar a las mujeres, y llevarlas a ejercer ciudadanía. “cómo tratar con la escuela, cómo tratar con sus hijos, con el mercado, con el racismo, cómo tratar con la religión y no ser integrista. Al mismo tiempo tienes que ser productiva, entonces buscamos ideas de proyectos y estos proyectos los estudiamos y aplicamos, porque una sociedad que tenga solo un 10% , 15% que trabaja, es una sociedad fallida”, afirma.

Esto es lo que Edkhil llama trabajar con la base de la pirámide. “Muchos estados se van a las grandes cumbres, pero se olvidan de la base de la pirámide, Y en la base de la pirámide es donde se desarrolla todo tipo de problemas. Una persona, si está bien formada, no va la a violencia nunca porque tiene un utensilio muy importante y es la palabra”, sostiene.

Dos lenguas

Bashir Edkhil tiene formación tanto occidental como oriental. Esto le ha aportado grandes ventajas. “La lengua es un medio de comunicación, en primer lugar. Entonces, si yo sé cómo piensa usted, podemos entendernos. Si yo conozco la semiología suya, nos podemos entender. No hay mayor muro que el muro lingüistico. De allí nacen nacionalismos”, analiza. Para Edkhil el español y el árabe son lenguas bellas y útiles. El español tiene hay en 580 millones de hablantes, en tanto los árabes llegan a 300 millones. Además, el árabe es una lengua riquísima, fantástica y “el español que ustedes hablan aquí, cuenta con más de 4,000 vocablos árabes que utilizan todos los días sin saberlo. Entonces, estamos más unidos de lo que la gente piensa”, asegura. Dice Edkhil que al leer Cien años de soledad, no le resultó difícil ambientarla en un barrio árabe con “las mismas costumbres, las mismas supersticiones, el trato de la madre, en fin, todo eso”.

Y el humanista considera que “ha sido una gran oportunidad y una gran suerte, el poder insultar en español, porque cuando uno insulta, lo hace con la lengua más íntima”, confiesa.

Duna desnuda

“Mi libro tiene manifestaciones de mi corazón en el desierto. De vez en cuando escribía algo que tenía que expresar algo y no lo expreso con la violencia sino con la poesía. Una poesía que puede ser africana, del norte de África, con un español africanista, pero ese libro también me ayudó a esbozar ciertos sentimientos, ciertas experiencias amargas de la lucha por los derechos humanos”, explica.

Edkhil describe sus versos como naturales. “Generalmente no me detengo a medir rimas, pero la concatenación sí que es importante, la musicalidad que uno siente. Este libro es natural, si cabe la expresión y no es redundante, es la expresión de que la palabra tiene derecho de ser palabra y de utilizarse como tal y que es el medio más importante para mí que tienen las personas para poder comunicarse. Y no las AK47 ni las ideologías cerradas”, detalla.

Con Alter Forum, Edkhil organiza cada 6 meses un foro académico en ánimo de cooperación Sur-Sur. “Ya estos países se han emancipado y pueden que acercarse los unos a los otros. Hemos firmado un documento y vamos a completarlo en el ultimo foro que hemos hecho sobre migraciones con la gente que cree en la paz, en el intercambio y en una convivencia pacífica para que podamos seguir adelante. Yo creo más en el humanismo que en las guerras, ya hemos visto dónde conducen las guerras”, concluye.

Bashir Edkhil
Politólogo

Ha colaborado en la formación y desarrollo de organizaciones sin ánimo de lucro que obejtivan una visión más realista sobre la convivencia de las personas y en pro de respeto de la vida humana.

Colabora habitualmente en la investigación sobre cuestiones saharauis, es autor de artículos en prensa y conferenciante y tertuliano en radio y televisión.

Organiza en colaboración con la Universidad Mohamed V congresos académicos “entre dos orillas” para fomentar el diálogo y entendimiento entre pueblos y naciones del Sur. Ha impulsado diversas organizaciones y asociaciones en defensa de los derechos más elementales de las personas, especialmente de la población saharaui. Manifiesta desde siempre su compromiso con la libertad y la tolerancia.

Siempre desarrolló su labor creando escuelas de formación primaria; de formación en informática para mujeres, cursos de alfabetización de adultos, profesorado en distintas especialidades, principalmente dirigido a mujeres. Está comprometido en el desarrollo de una red de micro proyectos de la economía social en todo el territorio saharaui en beneficio de personas sin recursos. En la actualidad es politólogo, experto en economía social y presidente de Alter Forum, la ONG líder en el Sahara Es diplomático correspondiente de la Academia Española del Reino de España, autor de 'Duna Desnuda' y de' Escribir sobre dunas'.

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