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- 06/12/2012 17:44
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La embajadora de Ecuador en Reina Unido, Ana Albán, admitió este jueves en Londres que fue "bastante difícil" cuando el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, llegó a la modesta legación londinense pero que después de casi seis meses ambos se han acostumbrado a convivir.
"Al principio fue bastante difícil, y ahora está bien", declaró Albán a un grupo de periodistas con motivo de la visita del líder de la izquierda radical francesa Jean-Luc Melenchon a Assange, asilado en la embajada a la espera de una resolución de su caso.
"Tenemos un acuerdo no escrito sobre cómo funcionan las cosas, lo que el equipo de la embajada debe hacer y lo que hace él", agregó Albán sin dar más detalles.Interrogada sobre el estado de salud del australiano, la diplomática precisó que no tenía "nada que necesitara atención médica", pero expresó su preocupación de que en algún momento le pueda pasar algo.
Albán dijo la semana pasada en Quito que el creador de WikiLeaks tenía "una afección crónica en el pulmón que podría agravarse en cualquier momento", aunque la embajada precisó luego que no se trataba de una "afección médica urgente".
Assange vive desde el 19 de junio en una habitación de la legación situada frente a los elegantes almacenes Harrods, "y ya se pueden imaginar lo difícil que es tener aire fresco, tener sol y tener espacio", señaló la embajadora.
En este contexto, Albán instó a Reino Unido y Suecia a dar muestras de "buena voluntad" para hallar una solución a este caso."Cuando uno quiere resolver algo, necesita la buena voluntad de las partes. Por nuestra parte, queremos resolver este asunto. Depende de cuando las otras partes quieran una resolución", agregó.
Ecuador concedió asilo a Assange el 16 de agosto, dos meses después de que se refugiara en su embajada para evitar una inminente extradición a Suecia como sospechoso de cuatro supuestos delitos sexuales que niega haber cometido y de los que no ha sido acusado.
El activista teme que ese país lo entregue a Estados Unidos, donde podría ser condenado a pena de muerte o cadena perpetua por haber revelado decenas de miles de documentos confidenciales de su gobierno a través de WikiLeaks, y sigue a la la espera de un salvoconducto, opción que en el estado actual de las cosas parece difícil, o de una garantía de que no habrá una segunda extradición.