Ecuador y Perú, a las urnas entre la crisis económica y la covid-19

Actualizado
  • 09/04/2021 00:00
Creado
  • 09/04/2021 00:00
Marcados por la emergencia sanitaria mundial y un panorama político complicado, este domingo ambos países andinos buscan salida a las crisis políticas y económicas agravadas por la pandemia
El vigorizado voto indígena de Ecuador se ha dividido para el balotaje del próximo 11 de abril, entre quienes rechazan al candidato conservador Guillermo Lasso y quienes se oponen al correísta Andrés Araúz.

Los procesos electorales no se detienen en América Latina pese a la pandemia. El próximo domingo Ecuador y Perú tendrán comicios generales en un escenario complicado, no solo frente al desafío de la emergencia sanitaria, sino también por las tensiones políticas que se han profundizado en el último quinquenio.

Perú, en la eterna crisis

Antes de que apareciera la covid-19, el país andino ya estaba sumergido en una gravísima crisis política y social, un arrastre desde 2016 que ha empujado al país a tener cuatro presidentes en menos de cinco años, protestas en las calles y represión policial con fallecidos.

En una campaña electoral atípica, entre las restricciones de la covid-19 y las redes sociales los candidatos se han lanzado por un electorado cansado de los escándalos de corrupción y una élite política que no ha podido ofrecer una salida a la crisis.

En un solo periodo de gobierno, Perú vio caer primero al presidente Pedro Pablo Kuczynski, que duró poco más de un año y medio, renunció acusado de vínculos con la trama Odebrecht y acusaciones de pactos con el fujimorismo para salvarse del juicio político. Le sustituyó Martín Vizcarra, visto como la figura que ordenaría el caos en el Ejecutivo, terminó destituido por el Congreso dos años y medio después, en un rejuego parlamentario y bajo acusaciones de corrupción. Su salida dio paso a Manuel Merino, entonces presidente del parlamento; esta designación fue ampliamente rechazada por la población con protestas en todo el país, que fueron duramente reprimidas por la Policía y dejaron dos muertos, miles de heridos y pronunciamientos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre uso excesivo de la fuerza.

Tras renunciar Merino, asumió el congresista Francisco Sagasti, cuyo gobierno ha sido calificado como de “transición” a las elecciones, sin escapar de escándalos, sobre todo en torno a vacunaciones irregulares a altos funcionarios.

Comicios inciertos

Más de 25 millones de peruanos están llamados a elegir entre 18 fórmulas presidenciales que cruzan el espectro político con unas pocas opciones de izquierda y una sobreoferta de propuestas de derecha.

Un escenario incierto en el que lo único claro es que habrá segunda vuelta, pactada para realizarse el 6 de junio.

De acuerdo con las últimas encuestas, unos seis candidatos están en la carrera por balotaje, de estos ninguno supera el 10% de intención de voto. Entre los que tiene más chance, aunque con diferencias solo por décimas, están el abogado y excongresita Yonhy Lescano, de Acción Popular (derecha), conocido por afirmar que el aguardiente es un “remedio” para la covid-19; Hernando de Soto, de Avanza País (derecha), economista, cercano a las administraciones de Alberto Fujimori y Alejandro Toledo, es defensor de políticas neoliberales duras y de shock.

En este abanico de alternativas de derechas destaca el empresario Rafael López Aliaga, del colectivo Renovación Popular, un multimillonario conservador ligado al Opus Dei, con una campaña agresiva y que se presenta como la extrema derecha de la política peruana.

En la pugna también está el exfubolista George Forsyth (Victoria Nacional, derecha), la excongresita Keiko Fujimori (Fuerza Popular, derecha), investigada por casos de corrupción y que ha vuelto a levantar el discurso de “mano dura”, similar al de su padre Alberto Fujimori, que hoy purga prisión por delitos de lesa humanidad.

Por último, entre las pocas mujeres postulantes junto a Fujimori se encuentra Verónika Mendoza, del socialdemócrata Juntos Perú, la única opción a la izquierda que estadísticamente podría pasar la segunda vuelta.

También se renovarán los 130 escaños del Congreso, donde se prevé un parlamento mucho más fragmentado, lo que augura una mayor inestabilidad institucional.

Los comicios serán en un momento de una caída del 11% del PIB, y con al menos 2 millones más de desempleados como resultado de la pandemia.

Según datos oficiales la informalidad laboral, que ya era un problema antes de la crisis, alcanzó para 2020 un 75%. Perú es el quinto país más afectado por la covid-19, con más de 1,59 millones de casos y 53,411 fallecidos.

Ecuador, correísmo versus conservadurismo neoliberal

En una encrucijada electoral igual de complicada viven los ecuatorianos, ya en segunda vuelta para este domingo. Las cartas están echadas entre el banquero derechista Guillermo Lasso y el economista Andrés Araúz, representante de la izquierda ligada al expresidente Rafael Correa.

Con dos propuestas de país distintas, las últimas encuestas favorecen a Araúz por un margen pequeño, lo que anticipa un cierre electoral tenso en los comicios y bajo la dificultades de organizar la jornada en medio de las restricciones por el SARS-CoV-2.

Ecuador vuelve a las urnas para elegir a quien sucederá a Lenin Moreno, cuyo periodo termina el próximo 24 de mayo.

En un cierre de campaña repartido entre las dos principales ciudades del país, Quito y Guayaquil, Araúz hizo un llamado para “recuperar” el Estado, prometiendo políticas sociales para los más pobres con referencias a la “revolución ciudadana” de Correa.

Adelantó que buscará renegociar las condiciones de los 6,500 millones acordados con el FMI, que denunció como draconianas.

Los adversarios de Araúz le consideran el “delfín” de Correa, en Bélgica, y condenado en Ecuador por cohecho, una sentencia que el exmandatario ha denunciado como una persecución judicial que buscaba inhabilitarlo políticamente.

Al otro lado, Lasso va en su tercer intento por ocupar el Palacio de Carondelet. Con un programa de “economía de libre mercado”, este asegura que buscará “crecimiento sostenible y generar empleos”. Abanderando el tradicional libreto de “Estado pequeño”, asegura que apuntalará la economía y el apoyo a los más vulnerables, principalmente a través del sector privado.

Los críticos de Lasso, empresario y accionista en uno de los bancos más grandes de Ecuador, le recuerdan su participación en los turbulentos años de 1998-1999 y el “feriado bancario”, periodo en el que fue “superministro de Economía” como parte de una crisis inflacionaria que terminó con los ahorros de miles de ecuatorianos en medio de tensiones política y protestas.

Araúz fue primero en la primera vuelta del pasado 7 de febrero con 32,72% de votos, mientras que Lasso llegó al 19,39%, superando por solo 32 mil votos al dirigente indígena Yaku Pérez, y que ahora hace un llamado al voto nulo.

Tras un quinquenio convulso con la presidencia de Moreno, Ecuador llega al proceso con una proyección de incremento de la pobreza del 32%, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Al mismo tiempo ocurre una pauperización de las condiciones de vida de la población, acelerada por una cuestionada gestión de la pandemia que mantiene a la nación andina como el octavo país latinoamericano más afectado por la covid-19, sumando 339,604 casos y 17,057 muertos.

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