Afganas temen una vuelta de los talibanes

Actualizado
  • 07/10/2011 02:00
Creado
  • 07/10/2011 02:00
Con apenas 17 años, Roya Shams ya no sale de su casa de Kandahar, al sur de Afganistán, por miedo a ser asesinada por los talibanes, cad...

Con apenas 17 años, Roya Shams ya no sale de su casa de Kandahar, al sur de Afganistán, por miedo a ser asesinada por los talibanes, cada vez más visibles 10 años después de haber sido expulsados del poder. ‘Si salgo, me matarán, para ellos soy un problema’, cuenta la joven, instruida y con un buen nivel de inglés. Como cientos de miles de afganos, vive con el miedo al regreso de los fundamentalistas, que han prohibido la escuela a las niñas, impuesto el burka a las mujeres y forzado a las que trabajan a dejar su empleo. Porque los talibanes están hoy de vuelta en gran parte del país y son ellos quienes mataron a su padre, policía, en julio del año pasado. Luego enviaron a su familia cartas de amenaza en las que exigen a la joven dejar sus estudios y su empleo. ‘Mi familia me dice: mira lo que le hicieron a tu padre, te harán lo mismo’, cuenta. Pero ha decidido resistir: estaré ‘contenta de sacrificar mi vida por mi país’. Varias políticas afganas subrayan que un gran número de jefes de guerra aliados al presidente Hamid Karzai no son mucho más adeptos de la causa de las mujeres que los talibanes. Como Malalai Joya, antigua diputada, excluida del Parlamento en 2007 por haber dicho en voz alta lo que muchos afganos piensan por lo bajo, al denunciar la presencia en sus filas de ‘lobos disfrazados de corderos’. Joya ha sobrevivido a cinco tentativas de asesinato. No se desplaza sin guardias armados y cambia a menudo de vivienda. La presencia occidental en Afganistán ‘nos ha hecho ir de mal en peor, porque ha reemplazado a talibanes terroristas, fundamentalistas y misóginos por jefes de guerra que tienen la misma mentalidad que ellos’. Hacer avanzar los derechos de las mujeres era uno de los objetivos de los Occidentales a su llegada hace 10 años. Y esto ha sido efectivamente el caso en algunos ámbitos, como la educación, unos progresos a menudo limitados a las ciudades.

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