Víctor Manuel Sacipa: 'La corrupción carcome al erario público'

Actualizado
  • 28/04/2022 00:00
Creado
  • 28/04/2022 00:00
El coordinador de la campaña política en Panamá del colombiano Gustavo Petro, asegura que se acerca una era de integración comercial, turística, agroindustrial, totalmente desnarcotizada.
Víctor Manuel Sacipa Rodríguez, comerciante

Víctor Manuel Sacipa es un colombiano radicado en Panamá desde hace más de 40 años, a donde llegó huyéndole a la violencia de su país. Es el cuarto hijo de un matrimonio católico y se educó en un hogar donde prevalecía una gran sensibilidad social. Le tocó crecer en un país enfrascado en un interminable conflicto social, y contaminado en todas sus estructuras por el flagelo del narcotráfico.

Sus estudios básicos, primaria y bachillerato, fueron realizados en colegios religiosos; los de educación superior en la Universidad Externado de Colombia, institución de pensamiento liberal y progresista donde cursó hasta el séptimo semestre de economía. Allí tuvo la oportunidad de conocer a grandes pensadores, como a su decano Enrique Low Murtra; al defensor de derechos humanos, Eduardo Umaña Mendoza; a ilustres profesores de derecho constitucional colombiano, a un magistrado de la Corte Suprema de Justicia. Todos, según expresa, “tristemente asesinados por el régimen”. No pudo terminar sus estudios por problemas de seguridad y de índole económica.

Cuando tenía 25 años llegó a Panamá, en donde se ha dedicado a actividades comerciales y turísticas, pero con el corazón en Colombia y en su sociedad. Actualmente trabaja en la campaña presidencial de Gustavo Petro, candidato a la Presidencia (2022-2026) del denominado Pacto Histórico, integrado por el Partido Colombia Humana, y otras 15 agrupaciones y movimientos alternativos. Las elecciones están programadas para el próximo 29 de mayo.

¿Por qué está en Panamá y no en su país?

Corría el final del año 1980 cuando me tocó venir a buscar tranquilidad a Panamá, un poco huyéndole a la violencia de un país donde pensar, y sobre todo pensar diferente, era el mayor de los delitos castigados con la pena capital, entre otros.

El presidente de ese entonces era el tristemente célebre Turbay Ayala, recordado por su sanguinario Estatuto de Seguridad y precursor de Álvaro Uribe Vélez en sus doctrinas de tierra arrasada respecto de la oposición. Fueron tiempos aciagos para todos los que disentíamos de las políticas gubernamentales.

Hoy, después de casi 42 años, veo posibilidad en relación a que los derechos humanos y las libertades individuales sean verdaderamente respetados.

¿Qué le hace a un colombiano como usted participar en las elecciones, cuando no vive en su país desde hace más de 40 años?

La forma más fácil de responder su pregunta es mediante una invitación que hago extensiva a los industriales colombianos y a la banca en general, así como a la colonia colombiana: los invito a dejar de lado las prevenciones y posiciones políticas personalistas y a pensar más en el futuro de nuestra patria. Invitamos a tomar un tiempo para leer el programa del Pacto Histórico –disponible en redes– para que podamos decidir con argumentos, si queremos ser parte de ese gran nuevo contrato social, donde prime la vida y los derechos fundamentales que rezan en nuestra Constitución de 1991; donde los derechos vuelvan a ser derechos y dejen de ser negocio para unos pocos; y que mediante la defensa juiciosa del medio ambiente a través del trabajo, recuperemos la grandeza de nuestro terruño. Pero este nuevo pacto solo es posible con el concurso de todos los colombianos.

Esa es la importancia de la invitación del candidato Petro a todos los sectores políticos, económicos y de relevancia en la vida nacional. Hay que sentarse a construir un nuevo pacto que garantice el bienestar colectivo; y llevar esa necesaria transición de una economía extractivista hacia una economía productiva, que nos una con nuestras raíces de vocación agroindustrial.

¿Qué papel desempeña usted en la campaña de Gustavo Petro?

Yo, al igual que miles de colombianos, soy militante del partido político Colombia Humana, fundado por Petro y posteriormente entramos a ser parte del movimiento político Pacto Histórico, junto con otros 15 partidos alternativos.

Nuestra estructura básica de trabajo son los denominados nodos, actualmente Coalición Internacional de Comités - Petro Presidente. Somos estructuras autogestionables, de tipo horizontal, eso significa que no hay jefes, todos somos coordinadores y dependemos de las directrices del partido en cuanto a tareas. Tenemos presencia a nivel nacional, y en el exterior estamos en más de 15 países.

Un ejemplo de nuestro trabajo, obviamente aunado a planes de trabajo sabiamente dirigidos, fue la pasada contienda electoral donde gracias a la presencia de miles de jurados y testigos electorales, pudimos recuperar casi 600.000 votos que extrañamente se habían embolatado, tal como había ocurrido en otras elecciones.

¿Qué propone el Pacto Histórico en relación con lo que el candidato Petro ha denominado la “clientela corrupta”?

El clientelismo corrupto es la base de la corrupción, principal problema de la sociedad colombiana. Mediante la compra de votos o el constreñimiento electoral se autoeligen políticos que desde sus posiciones escogen a funcionarios, quienes luego se reparten cargos en las diferentes ramas del poder, desde donde se autoasignan contratos utilizando información privilegiada, con la inflación de costos y blindándose de posibles consecuencias.

De esta forma se apropian cada año de aproximadamente el 30% del presupuesto nacional.

¿A qué atribuye usted el hecho de que evidentemente la mayoría en Colombia quiere un cambio y que pareciera que confían en que ese cambio se lo puede ofrecer el candidato Petro?

El denominado fenómeno Petro es en realidad la culminación de una vida dedicada a trabajar por la sociedad colombiana. En los últimos años desde la alcaldía de Bogotá, y, más recientemente, desde dos períodos como senador de la República, ha denunciado los vínculos entre políticos, altos estamentos militares y policiales, narcotráfico, paramilitarismo, y todo el entramado de corrupción que esto conlleva. Esta infatigable lucha de denuncia aun a costa de su seguridad y la de su familia, junto con un pasado personal y político intachable, le ha permitido ganar credibilidad ante el país que lo ve como una posibilidad real para recuperar el rumbo de la nación.

Colombia en este momento, valga la comparación, es como un volcán a punto de hacer erupción o como lo he dicho también, una olla de presión a la que lo más mínimo la puede hacer explotar, como vimos en los recientes paros cívicos, y las causas que siguen sin solución. La corrupción carcome el erario público, ante la mirada cómplice de un gobierno incapaz que lo único que le interesa es perpetuarse en el poder.

¿Pero qué haría Petro diferente a lo que hacen, por ejemplo, Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua, países de donde la gente sale huyendo en busca de mejores oportunidades de vida?

Estos han vivido a la sombra de otros países y de recibir ayudas. Petro lo que propone es que Colombia salga de una economía extractiva hacia una economía productiva, donde a la gente a todos los niveles se le dé un espacio donde desarrollar su labor, se le ofrezca la preparación académica necesaria y se le pueda financiar a través del Estado, la empresa privada y otras fórmulas para que todos nos pongamos a trabajar, en un modelo totalmente diferente al que hoy existe. Es un programa muy extenso.

Usted dijo que había conocido a grandes colombianos cuando estudiaba en la universidad y que todos fueron asesinados por el régimen, ¿cuál régimen?

Álvaro Gómez Hurtado, un libre pensador de extrema derecha, pero un tipo muy inteligente, tenía la película muy clara; era un crítico del régimen y decía que el problema de Colombia era el “establecimiento” y cuando se refería al “establecimiento” era a unos componentes militares, oligárquicos, varias formas de poder que formaban una especie de cúpula que estaba por encima del propio gobierno. Era la que realmente gobernaba al país... donde se tomaban las decisiones.

Todo aquel que ha significado un estorbo para ese “establecimiento”, históricamente ha sido eliminado, por ejemplo, Jorge Eliécer Gaytán, Luis Carlos Galán, el mismo Álvaro Gómez Hurtado, Bernardo Jaramillo Ossa y otros... gente con muchas posibilidades de llegar al poder, pero este grupo acabó con ellos.

Uno de esos últimos críticos fue el comediante Jaime Garzón, quien los criticaba acremente y también fue asesinado.

¿Existe todavía esa denominada cúpula?

Desafortunadamente, sí. Está representada por Álvaro Uribe Vélez y parte de la aristocracia, así como por integrantes de las fuerzas militares. Hay mucha gente metida en eso, que no da la cara y que es la que mueve los hilos; son un peligro para la democracia.

Leí esta semana que, precisamente, la Corte Suprema de Colombia llamó a juicio a Álvaro Uribe en uno de los casos que se le siguen, ¿qué mensaje envía esta decisión de la alta corporación de justicia?

Sí, fue llamado a juicio por un caso de manipulación de testigo. Significa que el país está despertando, que al país sí le interesa conocer la verdad y llegar a un punto final en esos temas. Un tiempo antes hubiera sido imposible que esto pasara. Ese llamamiento significa que el reinado de la “cúpula” está llegando a su final.

Con la colaboración de Alexandra Patiño.

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