La administradora general de la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP), Gloria De León, acudió a la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Nacional para...
- 15/01/2014 01:00
Durante 35 años la monarquía española ha disfrutado de un enorme prestigio dentro y fuera de España. Esa es la razón por la que en todas las encuestas de opinión llevadas a cabo durante tres décadas, la institución monárquica haya gozado de amplios índices de aceptación y de la confianza mayoritaria de la ciudadanía española. A pesar de tratarse de una institución ciertamente anacrónica para el siglo XXI, los españoles asumieron que durante el reinado del rey Juan Carlos, el país ha vivido un tiempo extraordinariamente fructífero de desarrollo democrático, éxito económico y recuperación del tiempo perdido durante cuarenta años de dictadura.
De un tiempo a esta parte la institución sufre un deterioro evidente y una profunda falta de credibilidad. La razón fundamental, aunque no la única, es el insoportable comportamiento y los turbios manejos económicos del marido de la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin. El escándalo está siendo de tal magnitud que ha alcanzado al conjunto de la institución. La situación se ha agravado tras la reciente imputación judicial de la infanta en el procedimiento que se sigue contra su marido. Parece evidente que la única salida democráticamente razonable que tiene la monarquía española y la propia infanta es pedir que el tratamiento que los Tribunales den a su causa, sea el que darían a cualquier otra ciudadana española en su misma situación. La única forma de que la monarquía recupere la credibilidad y la confianza de la que ha gozado durante la reciente etapa democrática, es que los miembros de la Casa Real se comporten con ejemplaridad, y que cuando esto no ocurre sean tratados como unos ciudadanos más.
Durante muchos años, republicanos de corazón se declararon ‘juancarlistas’ y apoyaron la institución como un elemento de estabilidad para España. Muchos hoy piensan que la historia sólo se podrá repetir si la Casa Real española sabe adaptarse al siglo XXI y a las exigencias de transparencia y ejemplaridad que exige la ciudadanía. Por ahora, quien ha demostrado entender ese nuevo contexto y asumirlo con enorme inteligencia ha sido el príncipe Felipe, y por esa razón está pasando el examen ciudadano con éxito mayoritario.
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