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India y Pakistán: dos naciones en conflicto por más de 75 años

- 07/05/2025 14:58
El bombardeo con misiles llevado a cabo por India en la madrugada del 7 de mayo (6 de mayo en Panamá) contra objetivos en Pakistán representa el capítulo más reciente de una larga disputa entre estas dos naciones vecinas, cuyas raíces se remontan a la partición del subcontinente en 1947.
Antes de esa fecha, India y Pakistán eran parte de una sola entidad bajo dominio del Imperio británico. Con la independencia, el territorio fue dividido: India quedó como una nación de mayoría hindú y Pakistán, como un país musulmán.
La separación vino acompañada de una ola de violencia extrema que dejó cerca de un millón de muertos y provocó el desplazamiento de cerca de 15 millones de personas. Las heridas de ese proceso aún siguen abiertas.
El gobierno de Pakistán confirmó que los recientes ataques indios causaron la muerte de al menos 26 personas. Parte de los bombardeos se concentraron en Cachemira, una región históricamente disputada y símbolo del antagonismo entre ambos países.
La colonia británica de India abarcaba unos 4,3 millones de kilómetros cuadrados y albergaba a alrededor de 400 millones de personas, conformando un mosaico de etnias y religiones. Mientras que los hindúes representaban la mayoría, alrededor del 65%, los musulmanes constituían cerca del 25%. También había comunidades sijes, budistas, cristianas, jainas y otras.
Con la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo, el movimiento independentista liderado por Mahatma Gandhi ganó fuerza. Gandhi soñaba con una India unida y diversa, al igual que Jawaharlal Nehru, quien más tarde sería el primer ministro del país. Pero Mohamed Ali Jinnah, líder de la Liga Musulmana, insistía en crear un estado separado para los musulmanes, temiendo quedar marginados en una India dominada por hindúes.
Las divisiones religiosas ya eran profundas, alimentadas por las políticas coloniales británicas que institucionalizaban las diferencias. Con el objetivo de una retirada rápida, Londres optó por dividir el territorio. El encargado de trazar la línea divisoria fue Cyril Radcliffe, un abogado británico sin experiencia previa en India. Lo hizo en apenas cinco semanas.
Así nacieron India y Pakistán el 15 de agosto de 1947. La partición derivó en una migración masiva y trágica: millones de personas cruzaron las nuevas fronteras en medio de un caos sangriento. En Punjab, la violencia alcanzó niveles extremos, y se estima que unas 100.000 mujeres fueron víctimas de secuestros, abusos sexuales y matrimonios forzados.
Desde el inicio, la región de Cachemira ha estado en el centro de la disputa. Aunque la mayoría de su población era musulmana, su gobernante en 1947 optó por unirse a India, lo que desencadenó la primera guerra entre ambos países.
Hoy, India controla cerca de la mitad del territorio de Cachemira, mientras Pakistán administra parte del noroeste y China mantiene el control de algunas zonas del norte.
Los tres países reclaman diferentes porciones, y la región ha sido testigo de múltiples enfrentamientos armados, incluyendo guerras en 1965, 1971 y 1999.
El más reciente ataque se produjo en esta zona. Testigos en Muzaffarabad, en el sector administrado por Pakistán, relataron a medios internacionales que fueron sorprendidos por los misiles mientras dormían. “Todo ocurrió muy rápido. Las explosiones no nos dieron tiempo ni de reaccionar”, dijo uno de los habitantes.
Desde la separación, las diferencias religiosas y políticas entre India y Pakistán se han profundizado. India tiene hoy una población musulmana del 14%, mientras que solo el 2% de los ciudadanos paquistaníes practican el hinduismo.
Expertos señalan que ambos países han reforzado sus identidades religiosas: Pakistán con un islamismo más arraigado, e India bajo una creciente influencia del nacionalismo hindú. Esta polarización ha dejado a las minorías más expuestas y vulnerables.
Para algunos académicos, la partición podría haberse evitado. Una federación flexible con representación diversa tal vez habría permitido mantener un solo país, argumenta la profesora Navtej Purewal. Pero la visión centralista de Gandhi y Nehru no consideró suficientemente la viabilidad de una convivencia política con las regiones musulmanas en igualdad de condiciones.
Esa decisión histórica continúa marcando el presente: dos potencias con armas nucleares atrapadas en una rivalidad que, casi ocho décadas después, sigue cobrando vidas.