Israel y Gaza se aferran a la paz, pero mantienen listos sus misiles

  • 27/10/2025 00:00
El acuerdo de cese al fuego logró el regreso de decenas de secuestrados y dio respiro a una Gaza que aún mantiene una crisis humanitaria. Ambos pueblos sueñan con una paz duradera

Lo más cerca de Gaza que he estado fue en una videollamada con un miliciano anti Hamás. Yo estaba en un hotel de Tel Aviv, Israel, Mohammed (nombre ficticio para su seguridad) en una casa dentro de la ciudad de Khan Yunis en la Franja de Gaza. “¿Quieres ver?”, me preguntó al terminar la entrevista. Con el teléfono en la mano empezó a caminar por los pasillos y cuartos de la casa. Me mostró las bolsas de comida y medicamentos que tenían guardadas. Luego se dirigió a la puerta y salió a la calle. Era una calle de tierra, rodeada de edificios destruidos o medio colapsados por el impacto de proyectiles bajo el sol de Medio Oriente, a la distancia se veían un par de paneles solares que daban electricidad. Y en mitad del camino, un grupo de niños jugaba con una pelota. Tenían la ropa sucia, cubierta de polvo. Pero estaban contentos, y saludaban hacia la cámara del teléfono haciendo taquilla de la misma manera que he visto a cientos de niños panameños hacerlos frente a las cámaras de televisión.

Duró solo un instante. La llamada terminó y cerré la laptop en el hotel de Israel. Desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás han muerto más de 66 mil personas y 168 mil han resultado heridas en la Franja de Gaza, de acuerdo al Ministerio de Salud palestino. Pensé en los niños saludando a la cámara y en tantos otros que han muerto o visto morir a sus familias. La muerte y el miedo son cosas que israelíes y palestinos conocen bien, ambos pueblos conocen de pérdida y de llantos amargos. Pero la realidad entre ambos lados es muy diferente.

“Los niños acá pueden mandarte fotos, pueden comer, pueden jugar, pueden tener una educación. Pero a un kilómetro, donde Hamás tiene el control, las personas no saben de comida, solo ven lentejas”, relata Mohammed.

Tras el acuerdo de paz pactado entre ambas partes, Hamás ha empezado a retomar el control de zonas que estaban ocupadas por Israel o milicias apoyadas por Israel. La entrevista con Mohammed fue el 8 de octubre, no tengo idea que pasó con él y con los niños desde entonces.

Palestinos contra Hamás

El detonante de la guerra ocurrió el 7 de octubre de 2023, cuando miembros de Hamás invadieron kibbutz (pequeñas comunidades agrarias) dentro de Israel y atacaron a los participantes en el festival musical Nova dejando 1.219 israelíes muertos y 251 secuestrados.

Entre los secuestrados había desde adultos mayores hasta bebés de 4 meses de edad.

”En nuestra fe, en nuestra tradición como musulmanes palestinos, rechazamos todos estos actos. Nos rehusamos a tomar niños, mujeres y personas desarmadas como rehenes. Hay una gran división y disputa entre la comunidad palestina en Gaza por estos temas porque no están en nuestros valores y fe”, asegura Mohammed. “Palestina libre significa para mí Palestina en paz. Desde 1930 con la Autoridad Palestinas y ahora con Hamás solo hemos tenido negociación, pero sin paz. Tengo 50 años y toda mi vida hemos estado en guerras. Mis hijos crecieron siendo testigos de guerra tras guerra, así que para mi libertad significa estar en paz”.

Israel y el amor de madre

Lo más importante que un panameño, o cualquier extranjero debe conocer de Israel, es que es un pueblo de contrastes. En el país de ocho millones de habitantes coexisten desde el judío liberal ateo, hasta el ultra ortodoxo askenazí. Hay cristianos, hay árabes, hay industriales, hay socialistas, hay muchos latinos que migraron huyendo de dictaduras o buscando nuevas oportunidades.

El servicio militar es obligatorio desde los 18 años, dura 3 años mínimo para los hombres y 2 para las mujeres. Es común ver personas armadas, ya sea con uniforme militar o de civil, y nadie se extraña. La guerra es común, hay refugios anti bomba en los edificios, en las carreteras, cuartos seguros en las casas con puertas y vidrios blindados (en el caso de los kibbutz). Al visitar el sitio dónde se realizó el festival Nova, llegaban busitos llenos de visitantes al memorial que se había erigido en el sitio. Un cartel oficial advertía: “Por favor nótese - esta área está bajo amenaza de cohetes. El tiempo disponible para alcanzar un refugio es de 15 segundos. Si recibe una alerta - acuéstese en el suelo y proteja su cabeza con sus manos por 10 minutos”, junto a un QR con la aplicación del Home Front Command.

Un grupo de periodistas latinoamericanos entrevistamos allí a Natalia Casarotti, cuyo hijo Keshet (arcoiris en hebreo) había sido asesinado el 7 de octubre escapando del festival. Mientras un colega colombiano le preguntaba si creía en la posibilidad de paz, se escuchó el estruendo de bombas cayendo en Gaza a la distancia. “La paz está lejos”, suspiró Natalia tras un momento de conmoción. Contó cómo su hijo soñaba de niño con ser pirata y de adulto con irse a Brasil a buscar oro, como amaba la música y el baile, como le dio pena publicar su foto en Facebook para buscar información de su paradero. “Perdóname Keshet por la vergüenza que te hago pasar, pero ahora tu mamá necesita saber la respuesta. ¿Dónde estás?”.

La madre de Keshet agotó todos los recursos, usó todas sus fuerzas para encontrarlo. Keshet no volvió a casa, pero su madre contó su historia a todo el que escuchara como un llamado para el regreso de quienes permanecían secuestrados.

Ruthy Chmiel Strum, es la mamá de Iair y Eitan. Ambos fueron secuestrados el 7 de octubre. Eitan, un hombre joven pero gordito, estaba visitando a su hermano en el kibbutz. Se los llevaron a los dos, pero separados. En febrero de este año, Iair fue liberado. Cuando la entrevisté, Ruthy vestía de rojo, el color del equipo de fútbol favorito de Eitan, el Hapoel Hadera, F.C. En su cuello vestía un collar con un pendiente sencillo que le regaló Eitan cuando tenía 11 años luego de separarse de su marido para que supiera que sus hijos siempre la iban a acompañar. “Te pido perdón por el tiempo que está pasando y vos todavía no estás con nosotros, pero sabé y sentí que volvés y que volvés con nosotros. ¡Fuerza Eitu!”, exclamó Ruthy, con su acento argentino.

Eitan estaba entre los liberados. En el centro médico, al ver a su hermano Amos le dijo: “¡Mirá quien vino! ¡El gordo!”

La paz entre Israel y Hamás se mantiene por un delgado hilo. Hay una llamada “línea amarilla” que las tropas israelíes acordaron no cruzar. Pero hace poco más de una semana, Israel bombardeó “retaliatoriamente” tras la muerte de 2 soldados. Luego volvieron al cese al fuego. Nadie sabe realmente si la paz será duradera, o por cuánto tiempo se extenderá, pero ambos pueblos sueñan con el día en que sus niños puedan crecer tranquilos y sin miedo.

Mohammed El Masry
Miliciano gazatí
Palestina libre significa para mí Palestina en paz. Desde 1930 con la Autoridad Palestinas y ahora con Hamás solo hemos tenido negociación, pero sin paz. Tengo 50 años y toda mi vida hemos estado en guerras”,
Lo Nuevo