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- 14/08/2014 02:00
- 14/08/2014 02:00
El expresidente egipcio Hosni Mubarak declaró ayer que nunca dio órdenes para la muerte de manifestantes durante la revolución de 2011, que acabó con su derrocamiento, en una declaración ante el tribunal que lo juzga en El Cairo.
Mubarak, quien señaló que estas son las últimas palabras que dirige al pueblo egipcio antes de morir, aseguró que renunció a la Presidencia, el 11 de febrero de 2011, de forma voluntaria ‘para evitar el derramamiento de sangre egipcia’ y que, por ello, transfirió el poder al Consejo Superior de las Fuerzas Armadas.
Recostado en una camilla, Mubarak ofreció un discurso sentimental en el que defendió su labor durante casi 30 años de mandato de las ‘difamaciones’ y atacó a los ‘conspiradores’ que a su juicio estuvieron detrás de las revueltas y cuyo único objetivo era derribar su régimen.
No obstante, Mubarak reconoció que cometió algunos errores, pero siempre por el bien de Egipto. ‘Muchos de mis errores no estuvieron a la altura de las expectativas del pueblo egipcio, pero me consuela que todo lo hice por el interés de Egipto’, dijo, y aseguró que no pide al tribunal ‘misericordia’.
Por último, El Tribunal Penal de El Cairo fijó para el próximo 27 de septiembre el fallo contra el expresidente Hosni Mubarak y otros altos cargos de la seguridad, acusados de los mismos delitos.