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- 25/11/2018 18:43
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Casi el 60$ de las 87,000 mujeres que fueron asesinadas en 2017 en todo el mundo fue víctima de un crimen machista cometido por sus parejas, exparejas o familiares hombres, lo que hace que el hogar sea "el lugar más peligroso" para ellas.
Así lo denuncia un informe publicado hoy por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd), con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Angela Me, directora de estadísticas de la Onudd, asegura a Efe que "no hay duda" de que la principal causa de asesinato de mujeres es el hecho de ser mujeres, lo que se conoce como femicidio.
"Por eso decimos que el sitio más peligroso para la mujer es el hogar", sentencia Me, una de las responsables del informe "Asesinato de género de mujeres y niñas".
De esas 87,000 mujeres asesinadas, 50,000 (el 58%) fueron víctimas de sus parejas o exparejas, siempre hombres, o familiares, predominadamente hombres, a un ritmo de 137 homicidios al día o seis cada hora.
Unas 30,000 fueron víctimas de sus maridos o novios, actuales o pasados.
Para poner en contexto la magnitud del problema, la ONU destaca que, aunque las mujeres son víctimas en solo el 20% de todos los asesinatos, esa cifra se eleva hasta el 82 cuando se trata de homicidios cometidos dentro de la pareja.
Mientras que el sentimiento de posesión, los celos o el miedo a ser abandonado son algunos de las motivaciones señaladas cuando el hombre es el agresor, las mujeres que asesinan a sus parejas lo hacen en relación a "prolongados periodos sufriendo violencia física", indica el documento.
"El hecho de que las mujeres sigan estando afectadas por este tipo de violencia en un grado mayor que los hombres es indicativo de un desequilibrio en las relaciones de poder entre mujeres y hombres dentro de la esfera doméstica", a juicio de la ONU.
El texto denuncia que "la violencia de compañeros sentimentales contra mujeres y niñas tiene sus raíces en normas de género ampliamente aceptadas sobre la autoridad de los hombres en la sociedad en general, y en la familia en particular, y en el uso de la violencia por los hombres para ejercer su control sobre las mujeres".
"En la mayoría de los casos, el feminicidio (o femicidio) es la culminación de una serie de actos violentos", asegura Me, quien rechaza la idea del asesinato pasional y recuerda que esos crímenes no son espontáneos o aleatorios y que, con la debida atención y protección de las autoridades, podrían evitarse.
El informe menciona estudios sobre que la mitad de los hombres que han asesinado a su pareja no muestra empatía hacia la víctima y un tercio no tiene remordimientos. En general, los agresores tienden incluso a presentarse como la víctima.
La ONU destaca que para afrontar el problema es esencial la educación temprana e involucrar a los hombres en el debate.
Me afirma que hay que empezar a discutir con ellos asuntos relacionados con la violencia contra la mujer, con la idea de masculinidad y las relaciones de género, "para transformar el estereotipo de que la mujer está por debajo del hombre".
Desde el punto de vista legal y policial, la ONU pide medidas de prevención del delito y justicia penal que promuevan la seguridad y el empoderamiento de las víctimas, al tiempo que garanticen la persecución jurídica de los asesinos.
Medidas necesarias porque, como alerta Naciones Unidas, "en los últimos años no se han logrado avances tangibles en la protección y salvación de las vidas de mujeres."
El documento se refiere también a los "crímenes de honor", en el que las mujeres son asesinadas por sus padres, madres, hermanos o tíos que creen que su comportamiento "trasgrede los estrictos roles de género patriarcales", como tener relaciones sexuales antes del matrimonio o haber sido víctima de una violación.
La cifra total de femicidios puede ser mayor que esos 50,000, ya que existen otro tipo de crímenes machistas, como el cometido contra prostitutas, compañeras de trabajo o por el tráfico de personas.
Según los datos de la ONU, la tasa mundial de mujeres víctimas de asesinatos machistas se sitúa en 1,3 por cada 100,000 mujeres.
África y América son las regiones donde las mujeres corren más riesgo, con tasas de 3.1 y 1.6 víctimas cada 100,000 mujeres, respectivamente, mientras el índice más bajo, de 0.7, se registró en Europa.