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- 14/08/2025 19:19
Fuerzas aéreas y navales en el sur del mar Caribe serán parte de la nueva estrategia del gobierno estadounidense para combatir a los cárteles del narcotráfico, confirmaron fuentes del Pentágono, según la agencia de noticias France24.
Esta medida fue posteriormente ratificada por el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio.
Esto responde a una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump que autoriza operaciones marítimas y terrestres contra organizaciones criminales clasificadas como “narcoterroristas” por Washington.
Según The New York Times, esta directriz había sido aprobada en secreto y enviada al Pentágono el pasado 8 de agosto, sentando las bases legales para operaciones militares fuera del territorio estadounidense.
Entre los grupos señalados están el cartel de Sinaloa (México), el grupo venezolano Tren de Aragua y el cartel de los Soles, este último acusado por Washington de estar dirigido por el presidente Nicolás Maduro y otros altos funcionarios de su Gobierno.
El 7 de agosto, la administración Trump ofreció una recompensa de $50 millones por información que conduzca al arresto de Maduro, al que acusa de liderar el cartel de los Soles y colaborar con otras redes criminales internacionales.
Dos semanas antes, este grupo había sido incluido en la lista estadounidense de Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTO, por sus siglas en inglés).
En un mensaje en X, la fiscal general estadounidense, Pam Bondi, calificó la recompensa como “histórica” y describió a Maduro como “uno de los mayores narcotraficantes del mundo” y “una amenaza para la seguridad nacional”.
Afirmó que el mandatario venezolano utiliza alianzas con organizaciones como el cartel de Sinaloa para introducir drogas y violencia en Estados Unidos.
Bondi aseguró que la DEA ha incautado 30 toneladas de cocaína vinculadas con Maduro y sus socios, de las cuales casi siete toneladas se relacionan directamente con él, representando una importante fuente de ingresos para redes criminales en Venezuela y México.
Rubio, ha reforzado estas acusaciones, cuestionando la legitimidad del Gobierno venezolano. “Maduro no es el presidente de Venezuela; es el jefe de una organización narcoterrorista que se ha apoderado de un país y que introduce drogas en Estados Unidos”, afirmó el pasado 27 de julio.
El Gobierno venezolano ha respondido rechazando la legalidad de las acciones estadounidenses y denunciando una “arremetida del imperialismo”. El ministro del Interior y Justicia, Diosdado Cabello, y la vicepresidenta Delcy Rodríguez han llamado a la “unidad nacional” y acusado a Washington de buscar el control del hemisferio.
Rodríguez calificó las declaraciones de Trump sobre un eventual envío de tropas como “amenazas directas de intervención militar”, mientras que Cabello, en su programa de televisión Con El Mazo Dando, pidió “lealtad y unidad patriótica” ante lo que describió como una escalada hostil de Estados Unidos.
El despliegue militar en el Caribe se enmarca en una ofensiva más amplia de la administración Trump para frenar el tráfico de cocaína, fentanilo y otras drogas hacia Estados Unidos, reforzar la seguridad fronteriza y limitar la migración.
Críticos y organizaciones de derechos civiles denuncian que esta política ha derivado en arrestos y deportaciones sin pruebas suficientes ni debido proceso.