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- 12/12/2011 15:21
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El primer ministro británico David Cameron defendió el lunes su veto a un nuevo tratado europeo como la "respuesta correcta" a la negativa de sus socios a aceptar unas exigencias "modestas", pero insistió en que el Reino Unido sigue en la Unión Europea (UE).
"La elección era un tratado sin las salvaguardas adecuadas o ningún tratado, y la respuesta correcta fue ningún tratado", declaró Cameron en una animada comparecencia en la Cámara de los Comunes, donde brilló por su ausencia el viceprimer ministro, el liberal demócrata Nick Clegg, tras haber criticado públicamente la posición del jefe de gobierno.
"No fue una cosa fácil de hacer, pero fue correcta", agregó bajo las aclamaciones de los diputados conservadores.
El Premier británico calificó de "modestas, razonables y relevantes" las salvaguardas que pidió a sus socios europeos para proteger los intereses británicos, y que buscaban esencialmente proteger a la City de Londres, el principal centro financiero del mundo junto con Nueva York.
Acusado por otros dirigentes europeos, la oposición e incluso su socio minoritario en la coalición de haber tomado esta decisión para contentar a la importante ala euroescéptica de su partido, Cameron afirmó que la no aceptación del acuerdo no significaba que el Reino Unido dejara de formar parte de la UE.
El tratado alcanzado entre los otros 26 miembros del bloque tiene como objetivo reforzar la disciplina fiscal de la Eurozona.
"El Reino Unido sigue siendo un miembro de pleno derecho de la UE y los acontecimientos de la semana pasada no cambian nada", afirmó Cameron, insistiendo en que esta pertenencia era "vital" para los intereses de su país.
Esta declaración frenó un poco el entusiasmo de los 'halcones' conservadores, que desearían que se organizara un referéndum sobre una salida de la UE o al menos una renegociación de las condiciones de adhesión que repatriara poderes a Londres, lo que el Premier británico hasta ahora descarta.
Pero Cameron debe lidiar también con una nueva amenaza para su coalición gubernamental, al día siguiente de que Clegg estimara que el veto ponía al Reino Unido en riesgo de quedar "aislado y marginado" dentro de la UE.
Clegg explicó posteriormente su ausencia diciendo que su presencia en la Cámara de los Comunes al lado de Cameron hubiera sido "una distracción.
El líder liberaldemócrata reafirmó en una entrevista con la cadena Sky News que, aunque "discrepaba claramente" del primer ministro en esta cuestión, la coalición está "aquí para quedarse" hasta 2015.
En su incisiva intervención ante los diputados, el líder del opositor Partido Laborista Ed Miliband acusó al primer ministro de haber ejercido "el primer veto de la historia que no ha parado nada" y de haber abandonado a los británicos en beneficio de su propio partido.
"Enfrentado a una elección entre el interés nacional y el interés del partido, usted eligió el interés del partido, le dijo, insistiendo en que "se marchó cuando tendría que haberse quedado peleando en su esquina".
A las críticas se sumaron también los nacionalistas de Escocia, cuyo jefe de gobierno, Alex Salmond, advirtió a Cameron de las posibles implicaciones de este veto en la política nacional.
"Los acontecimientos de la pasada semana demuestran que Escocia necesita urgentemente una voz en la mesa principal cuando se discuten nuestros intereses nacionales vitales, volviéndonos independientes", le escribió Salmond, que ha prometido un polémico referéndum sobre el tema en esta legislatura.Cameron cuenta sin embargo con el respaldo de la ciudadanía.
Según un sondeo publicado el lunes en el diario The Times, seis de cada 10 británicos (57%) aprueban su decisión, contra sólo 14% que la rechazan.