La floración de los guayacanes se convierte cada año, entre los meses de marzo y abril, en un espectáculo visual que pinta de amarillo el horizonte de...
Actualizado
- 17/08/2009 02:00
Creado
- 17/08/2009 02:00
PANAMÁ. Ya no hay lugar para los dos. Los códigos de convivencia estallaron en pedazos y lo que hay hoy, es guerra abierta. Ernesto Pé...
PANAMÁ. Ya no hay lugar para los dos. Los códigos de convivencia estallaron en pedazos y lo que hay hoy, es guerra abierta. Ernesto Pérez Balladares y Martín Torrijos han bajado al barro callejero para definir quién se queda con el partido. Hay que decirlo como se ve: el PRD marcha derecho a la división. Sus dirigentes aceptan que, dados los últimos acontecimientos, no queda espacio para el diálogo. Es a todo o nada.
Las heridas que dejó la campaña nunca cicatrizaron y la derrota más dura de su historia cambió abruptamente el panorama interno del partido.
Las bases se mantienen calladas, pero intranquilas porque conocen la experiencia: en pelea de elefantes, las heridas las recibe el pasto. Y el pasto es el partido.
La crisis interna, en el ahora partido de oposición, se hizo más evidente cuando en los dos últimos meses más de 15 mil de sus miembros renunciaron a las filas perredistas. +4A
Lo Nuevo
