Panamá, corazón de la ayuda

Actualizado
  • 20/01/2010 01:00
Creado
  • 20/01/2010 01:00
PANAMÁ. Mientras que un grupo de policías repite movimientos de defensa en el patio de la Academia de Policía “Presidente Belisario Porr...

PANAMÁ. Mientras que un grupo de policías repite movimientos de defensa en el patio de la Academia de Policía “Presidente Belisario Porras” (ACAPOL), al lado en los hangares de la Unidad Panamericana de Respuesta a Desastres (UPARED, por sus siglas en inglés), organismo de la Federación Internacional de Cruz Roja y Media Luna Roja, unas 50 personas acomodan afanosamente las primeras toneladas de material que se enviará a Haití.

El hangar fijo y los levantados de forma temporal en el patio, están llenos de cajas etiquetadas con los símbolos de la institución que trabajadores han acomodado en turnos que cubren las 24 horas del día, para luego enviarlos a Haití.

Se trata de un centro de acopio de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, que callada y constantemente desde hace nueve años, recibe, clasifica y organiza la ayuda que en el continente la organización colecta para estar preparada ante los llamados de emergencias internacionales. Ese centro está en Panamá.

Ahí primero trasladaban a la zona afectada un equipo de especialistas de diferentes áreas como salud, recuperación, seguridad, finanzas, recursos humanos, entre otros, quienes presentan un reporte con la cifra estimada para la ayuda.

Aunque la UPARED se mantiene en alerta durante todo el año, desde el viernes pasado las jornadas no se han interrumpido y el trabajo se ha multiplicado.

“Las pasadas inundaciones en El Salvador son poca cosa comparada con esto de Haití”, dice un trabajador en el patio mientras se limpia el sudor con el revés de la mano. Como sus compañeros hacen latir el corazón de la ayuda para Haití.

PRIMERAS TONELADAS

A primeras horas de ayer, el equipo coordinador de la logística partió para el Aeropuerto Internacional de Tocumen para el traslado de un aproximado de 307 toneladas de ayuda.

Esta carga, donada por organizaciones como la Agencia de Cooperación Española y la Comunidad Europea, entre otras, sería llevado en cinco aviones de carga con destino a Puerto Príncipe y Santo Domingo.

Sin embargo, hasta ayer solamente se pudo despachar 187 toneladas, quedando 120 en espera para partir hoy.

“Dentro de las cajas se enviaron láminas de plástico para techos temporales y bolsas con artículos de aseo personal, principalmente”, reconoce Manuel Rodríguez, trabajador del UPARED.

IMPACTO DE LA TRAGEDIA

El terremoto en Haití ha puesto a prueba la capacidad de repuesta de la UPARED, que tiene como norma tener un inventario de insumos para 25 mil personas listo para salir.

La organización alertó el pasado 13 de enero que necesitarán 103 millones de dólares en ayuda, ya sea en especies como en convenios de cooperación.

“Este llamado se hace a los gobiernos y a las asociaciones de Cruz Roja del mundo que son las que nos envían más rápidamente el apoyo”, reconoce Rodríguez, quien luego de más de 8 horas de trabajo solo ha visto partir un avión de los cinco que saldrán desde Panamá.

Estas 307 toneladas representan un poco más de 10 millones de dólares, reconoce Rodríguez, por lo que se mantiene el llamado a las organizaciones que realicen más donaciones. “Lo que tenemos para estos cinco aviones alcanza para unas 2 mil familias”.

MÁS TRANQUILO

Ilir Caushaj, coordinador de la Unidad Regional de Logística de la UPARED, luego de horas de “corre corre” en el areopuerto canta victoria: a las 7:00 p.m. despegó el primero de los dos vuelos autorizados para ayer; un Boeing 727 cargado con cerca de 19 toneladas de ayuda, donadas por la Cruz Roja Canadiense.

“Esperamos que antes de terminar este día despegue también otro avión con cerca de 80 toneladas de ayuda, de la Cruz Roja Americana,” dijo Caushaj.

El funcionario espera que hoy despeguen otros tres vuelos, retrasados por la situación de congestionamiento de los aeropuertos tanto de Haití como República Dominicana.

Al final de la tarde, el centro de trabajo se había cambiando de los hangares de UPARED en la antigua base de Howard al aeropuerto de Tocumen, donde Caushaj vigilaba las toneladas aún en tierra panameña.

“No sé a qué hora regresaré a mi casa, aquí nos quedaremos hasta que parta el último avión”, dice Caushaj marcado por el agotamiento de una jornada de horas continuas.

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