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- 30/03/2011 02:00
- 30/03/2011 02:00
C ada día aumenta la violencia en todas sus formas y me pregunto: ¿Qué hacer…? En mi entorno laboral como médico ginecólogo, he visto pacientes llegar despiertas, con severos sangrados transvaginales, marcada palidez de las mucosas y en cuestión de minutos están entre la vida y la muerte.
Pareciera que la palabra aborto y su significado no es suficiente para entender que son vidas las que están en medio. No solo se atenta contra la criatura, sino contra la misma persona y en general contra la sociedad.
Etimológicamente aborto deriva del latin abortus; ‘ab’ (privación, separación ) y ortus (nacimiento), pero su traducción e impacto en la madre, la familia y la sociedad, va mucho más allá, peor aún cuando se da o se produce de manera clandestina.
Si pudiéramos detenernos y retroceder, seguro cambiaríamos esta historia, que es dura y lamentable, en la que se pone en peligro, incluso la vida o la oportunidad futura de traer al mundo un ser humano o quedar con secuelas y daños irreversibles en su organismo.
Pero, lamentablemente, se desconoce lo que puede suceder por intentar coartar de vida a una criatura. Y les cuento: una severa hemorragia, una grave infección, perder la matriz o incluso la vida son algunas de las consecuencias que se pueden presentar cuando se practica de forma ilícita un aborto.
Cada vez tenemos más adolescentes sexualmente activas, aunados a otros problemas sociales como la pobreza, la educación, el entorno hostil.
La realidad es tan extrema que me atrevo a llamar al aborto clandestino: una amenaza terrorista contra la sociedad.
Muchas pacientes mal informadas se exponen a riesgos infinitos de privar un nacimiento, es mucho más que un asesinato, realmente es un suicidio múltiple esta práctica ilícita.
Yo recomiendo que antes de actuar se busque ayuda y se informen. El aborto es una decisión fatal, que tan solo con pilares básicos fortalecidos se podría evitar y resolver esta triste y peligrosa situación.
EL AUTOR ES GINECÓLOGO OBSTETRA