Siguiendo la ruta del dinero

Actualizado
  • 27/04/2011 02:00
Creado
  • 27/04/2011 02:00
PANAMÁ. Hacía nueve años que el chino Nuoshun Hou tenía cédula panameña. Llegó en 2001 en una embarcación, y con el tiempo logró instala...

PANAMÁ. Hacía nueve años que el chino Nuoshun Hou tenía cédula panameña. Llegó en 2001 en una embarcación, y con el tiempo logró instalar la lavandería Hou en Calzada Larga, al norte de la capital. Entonces las cosas marchaban bien... tanto así que decidió traerse a su hermano Fu Hang Hou y a su cuñada Tu Ying Chen.

Para eso contactó a un paisano suyo, de nombre Hong Shi Zhang, que en un diario de la comunidad china en Panamá había puesto un anuncio ofreciendo acelerar los trámites. Prometió ayudarlo a arreglar los documentos migratorios a sus familiares a cambio de 40 mil dólares. Nuoshun Hou aceptó la propuesta. El precio de unir la familia. Los primeros 20 mil se los entregó al propio Zhang el jueves 26 de agosto, la noche en que sus dos familiares arribaron a Tocumen. Los 20 mil restantes, a la mañana siguiente.

Lo que ignoraba el paisano era que el final feliz que estaba viviendo, con su familia en su casa, en realidad era el principio de una pesadilla en la que terminaría deportado. Esos $40 mil que pagó se convertirían tiempo después en la principal evidencia de una trama de corrupción que penetra profundamente al Servicio Nacional de Migración. Una de sus caras más visibles, María Cristina González, directora de la entidad, está en el ojo de la tormenta por un rejuego de corrupción que incluye el delito penal de tráfico de personas.

LOS APUROS DE MIGRACIÓN

Luego de la denuncia anónima que puso en movimiento las investigaciones judiciales, la directora de Migración ordenó un operativo relámpago para dar con los ciudadanos chinos que el 26 de agosto habían sido ingresados irregularmente a Panamá por personal de Migración. Eran los cabos sueltos.

Ubicarlos no les costó trabajo: entre los documentos que su familiar había presentado en Migración para obtener las visas figuraba una boleta de luz con la dirección de su casa. Tenían el legajo en la Avenida Cuba.

Eran cerca de las 10 de la noche del jueves 2 de septiembre. Inexplicablemente, desde la perspectiva de Nuoshun, agentes del SNM llegaron a su negocio (donde también residía) y se llevaron a sus familiares recién llegados. Y, aun cuando él tenía sus papeles en regla, también entró en la colada. Eran la prueba viviente del delito.

Tras ser conducidos al albergue femenino del SNM en la Avenida Cuba, ‘la gente de Migración’ le quitó la cédula a Nuoshun, pero a su licencia de conducir, en cambio, ni le prestaron atención. Ese documento luego le sirvió para que agentes de la Dirección de Investigación Judicial (DIJ) lo reconocieran mientras hacían una diligencia judicial, el 7 de septiembre. Las intenciones de la Directora eran deportarlos inmediatamente. Estaban en el albergue, en lugares alejados, poco visibles. Pero la Fiscalía los detectó. Fue entonces que a María Cristina se le desataron los cabos.

Para entonces, la Fiscalía Superior del Ministerio Público (MP) tenía ya siete días investigando la denuncia anónima de una supuesta red de tráfico de chinos en Migración.

Tras conocer el paradero, la Fiscalía solicitó a González poner a su disposición inmediata a los hermanos Hou, a Tu Ying, y a otros dos paisanos. A todos les tomaron declaración jurada.

Nuoshun Hou contó lo que sabía. Quiénes habían ido a su residencia en el operativo del jueves 2. Mencionó allí a una mujer bonita de tez blanca, pelo amarillo, ojos grandes, nariz perfilada y de 1.68 metros de altura... dedujo que era la directora de Migración. González, en contravía, en la declaración jurada que rindió desconoció el operativo de ese día, pese a que la autorización tiene estampada su firma. También Hou señaló algo más: a quién le había pagado por los documentos de sus parientes: Shi Zhang, el hombre del aviso en el diario chino.

Nueve días después, quienes estaban detrás del entramado de corrupción en el SNM lograron la deportación de Nuoshun Hou, un ciudadano estafado dos veces: porque le cobraron por algo que no le dieron y porque aún teniendo cédula y contra todos los convenios internacionales, lo pusieron de patitas en China. Sin embargo, Hou dejaba tras de sí el eslabón perdido de la historia: 40 mil dólares convertido en dos cheques depositados en el St. Georges Bank.

EL RECORRIDO DE LOS 40 MIL

Cuando Hong Shi Zhang (el intermediario en el proceso de traer a los chinos) recibió los 40 mil dólares de mano de Nuoshun Hou, los convirtió en dos cheques de gerencia. Pidió que se los hicieran a nombre de la empresa Thunder International, S. A.

En el expediente al que tuvo acceso La Estrella consta que Zhang declaró que esos cheques eran el dinero requerido como pago por las gestiones de las dos visas. Esa pagamenta, agregó el intermediario, sería para el abogado que fungió como apoderado en el proceso, Antonio Garzón Nicolau, en concepto de honorarios.

Garzón refuta eso. En sus declaraciones juradas niega que alguno de los cheques hayan sido para él. ‘...esos cheques nunca entraron a mis arcas ni los cambié ni los endosé. No tengo nada que ver con eso. En la compañía que aparecen los cheques yo no figuro ni como presidente ni como signatario, y no soy agente residente de dicha sociedad...’, agrega el abogado.

Lo único que acepta Garzón es haber recibido mil 400 dólares para cancelar los trámites de la visa (cheque 000232). Por sus honorarios, infiere el abogado, le pagaron alrededor de mil 500 dólares. Pero, ¿de qué —o mejor dicho— de quién hablamos cuando hablamos de un ‘trueno internacional’?

THUNDER Y SU RELACIÓN CON MARÍA CRISTINA

En la ficha 640883 del Registro Público consta que el representante legal de Thunder International es Juan Diego Araúz. Araúz es un abogado desconocido en el mundo político panameño que vaya a saberse por qué afortunada conexión logró ser nombrado por el actual gobierno como cónsul panameño en Haití. Buscando en sus sociedades se llega a otra conexión inquietante. Araúz, a su vez, es agente residente de Neo Tower Corp., compañía en la cual el empresario brasileño Alexandre Ventura Nogueira figura como suscriptor. Ventura es la sombra de David Murcia Guzmán que se cierne sobre el gobierno del cambio. Fue el testigo estelar de las supuestas reuniones en las que Murcia le entregó los millones a los Velásquez. Íntimo amigo de David Murcia Guzman, detenido en Estados Unidos, Ventura tuvo en Panamá diversas causas abiertas por estafa. Incluso se le llegó a aplicar una caución por un millón de dólares. Como si fuera poco, tiene impedimento de salida del país. La abogada que lo defiende en estos casos se llama Maridú Córdoba. Coincidencias del destino, es también la abogada de María Cristina González, directora de Migración. Incluso hasta ha aparecido en público hablando como vocera del Servicio Nacional de Migración.

Mohamed Cedeño, chofer del ex comisionado de la Policía y Jefe de Operaciones y Seguridad de Migración, Rolando Taboada, declaró que había una especie de oficina paralela del Servicio Nacional de Migración funcionando en un edificio de la Avenida Balboa. Según él, en el piso 29 de la torre Marina Park. Allí su jefe solía reunirse con la un asesor ‘ad honorem’ de la directora de Migración, el ex director del FIS (Fondo de Inversión Social) Gabriel De Janón. ‘De Janón llamaba al comisionado Taboada para que él llamara al albergue masculino y le dieran libertad a los asiáticos que estaban detenidos en los operativos, muchas veces eran para darle salidas...’

Dicen incluso que el mismo grupo tenía una habitación alquilada en el hotel She raton durante los días en que se realizaba en Atlapa la feria de Migración conocida como Crisol de Razas. En ese mismo hotel habría sido donde se realizó la reunión entre el colombiano y los Velásquez, presenciada por Ventura. La feria también habría llevado a todo el combo –María Cristina, Ventura, De Janón— a Chiriquí, al hotel Gran David.

Aun cuando los cheques y la consulta mercantil de Thunder fueron entregados al MP casi al inicio de la investigación (fojas 407 y 408 de casi 2 mil), la Fiscalía Auxiliar no ha llamado a declarar a ninguno de los directivos de Thunder. ¿Por qué no lo han hecho? Es una pregunta que todavía no tiene respuesta y debería buscarse en la ya conocida complacencia judicial ante el gobierno de turno.

Lo más curioso del caso es que el 27 de septiembre pasado, el entonces fiscal Auxiliar, Ángel Calderón, dijo a los medios que Thunder era propiedad de Hong Shi Zhang, aunque no era esa la información que figuraba en el acta de constitución revelada por La Estrella.

Las preguntas que todavía debe responder la investigación –a casi siete meses de haberse iniciado— es si los cheques fueron cambiados y en ese caso, quién fue la persona que los cambió o en qué cuenta fueron depositados. Cuanto más se tarde, mayor tiempo se le da a la impunidad. Mañana, en la quinta entrega, la insólita historia de cómo un extranjero puede adquirir una visa en un consulado exterior panameño, sin pisar jamás ese país.

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