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- 17/10/2011 02:00
PANAMÁ. La ley de fuego sigue reinando en la isla Cayo de Agua en Bocas del Toro.
Una vez más y por órdenes de las autoridades del lugar, doce casas fueron quemadas, tras una orden de desalojo conjunta entre el alcalde de Bocas, José Anderson y el corregidor de Punta Laurel, Ernesto Chuito,
Las tierras desalojadas son reclamadas por un importante empresario de la provincia, Cirilo McSween, el mismo que mantiene un pleito legal con Daniel Ayora, a quien el 2 de septiembre los mismos funcionarios ordenaron su desalojo y el incendio de las estructuras.
Entre Ayora y McSween se desató una batalla legal que las autoridades locales aclararon con un acto rechazado por un informe de la Defensoría del Pueblo e incluso el propio gobernador de Bocas del Toro, José Brown.
Ahora fue el turno de Aurelio Becker, dueño orginal de unas 40 hectáreas de las cuales le vendió tres a Ayora y el resto a McSween.
Esta vez Becker no salía de las tierras pues asegura que McSween le debe dinero. El corregidor lo resolvió la disputa a fuego limpio.
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