En el silencio de la injusticia

Bejamín Mojíca, de 16 años , el segundo de los adolescentes que falleció producto de las quemaduras, fue despedido en un acto religioso el martes 18 de enero en la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en el corregimiento de Guadalupe, en el distrito de La Chorrera. Mojíca solo soportó cuatro días en el Hospital Santo Tomás. Sus madre y ocho hermanos, además de amigos y vecinos que lo recuerdan acostado en una hamaca en el patio, llenaron con reflexiones la ceremonia luctuosa aquella tarde. El cuerpo de este menor tuvo que ser envuelto con mallas ortopédicas metálicas para poder sostener la piel. Esto es parte de la historia que sus familiares han preferido mantener en silencio a causa del dolor de haber perdido a un niño que merecía un mejor trato y con justicia. De acuerdo con las versiones, Mojíca, al igual que Alexis Batista —el primero que murió— tuvo que ser sacado de la celda por la gravedad de sus heridas causadas por el fuego.