Utilidad, los medios y la Democracia

Actualizado
  • 19/01/2014 01:00
Creado
  • 19/01/2014 01:00
Antes de ofrecer la médula de mi opinión, deseo subrayar de manera inequívoca y categórica que, para mí, es imposible que exista una so...

Antes de ofrecer la médula de mi opinión, deseo subrayar de manera inequívoca y categórica que, para mí, es imposible que exista una sociedad democrática y libre en donde reina la justicia —social, y económica, y con una política diáfana, en la cual ‘NO’ exista una prensa libre e ‘independiente’ —sin control gubernamental. Empero, tomada esa posición, igualmente opino, que no sería difícil argumentar que en el planeta no existe sociedad democrática alguna. Lo que tenemos, sostengo, son algunas sociedades en búsqueda de la democracia y otras que la pretenden, mientras que otras no creen en la democracia.

Opino que la dificultad real radica en las contradicciones del ser humano. Es decir, entre lo que manifestamos ser y lo que realmente somos. Por extensión, añado, las realidades del mundo en el cual vivimos, es producto directo de la dicotomía anterior.

¿A qué me refiero? En ningún país del mundo existe un periódico, revista, sistema de comunicación social, totalmente objetivo y sin agendas políticas o personales y que sus propietarios no lo utilizan sin considerar sus propios intereses económicos e ideológicos. ‘Der Spiegel’, ‘The New York Times’, ‘Le Monde’, ‘The Guardian’, ‘Granma’ y todos los periódicos nacionales y extranjeros. Todos, opino, tienen como misión principal ‘persuadir’ a sus lectores, televidentes, o radioescuchas, de la validez, veracidad, autenticidad de sus posiciones.

Es posible que estoy siendo demasiado cínico, pero pienso que estas ‘posiciones’ son construidas para reclutar a las masas y no diseminar ‘verdades’ sociales cuesta lo que cuesta. Me refiero específicamente a lo político. Por supuesto, ha habido excepciones.

Lamentablemente, creo yo, que debido a la aparente agresividad nata del ser humano, quien, aun reconociendo su naturaleza destructiva —una que oficialmente decimos reprimir—, desea generalmente controlar tanto a su ambiente como a su prójimo. La aparente necesidad de manifestar su poderío e intentar lograr y mantenerlo pareciera ser ‘sui géneris’.

Trágicamente, las masas, carente de tiempo y generalmente de los instrumentos prácticos y adecuados para investigar, analizar y confrontar lo que oyen o ven en los medio comunicativos, terminan aceptando estas como ‘verdades’. Por ende, frecuentemente ‘lo vi en la televisión o lo escuche en la radio’ se convierte en su mantra.

Dentro de este paradigma real, los del ‘Cuarto Estado’ —del cual yo he sido miembro— han mantenido debidamente la estancia de ejercer el derecho de divulgar la ‘verdad’ sin interferencia y en pro de una sociedad democrática. Lo aplaudo, pues teóricamente es una posición irrefutable. La realidad, opino, es otra, es decir, no lo practicamos.

Consideremos lo siguiente: Las instituciones de comunicación social son empresas —’negocios’; por lo tanto, al final del día, sus inversionistas esperan recibir sus utilidades. Siendo esto cierto, ¿cuán realista es pensar que todo lo que se publica es objetivo y sin agenda política o personal? Un ejemplo.

Durante la campaña presidencial norteamericana de 2007 Roger Aisles, presidente ultraconservador de ‘Fox News’, le manifestó a sus ejecutivos que su deseo era ‘elegir al próximo presidente de los EE. UU.’, indicando, en mi opinión, la dirección política de ‘Fox’. No dudo que presidentes de emisoras, con tendencias no conservadores, funcionan de igual manera.

La posibilidad de una sociedad democrática, bajo estas condiciones se convierte entonces en una incógnita, pues involucra una transformación en el comportamiento del ser humano lo cual, hasta el presente, no hemos logrado. Es responsabilidad de los amantes de la democracia seguir luchando para lograrlo. Además, tenemos que ayudar a los que dependen de la información de los medios a que intelectualmente sean más cautelosa en aceptar lo promulgado. Como aprendí en el Nido de Águilas años atrás, ‘ese cielo azul que todos vemos ni es cielo ni es azul’.

ESCRITOR Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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