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- 02/06/2014 02:00
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En Panamá Oeste, al menos seis puentes vehiculares deben ser demolidos, porque no soportan más los trabajos de rehabilitación, indicó el director regional del Ministerio de Obras Públicas Región 1 (MOP), Félix Sánchez.
El arquitecto señala que algunos de estos puentes no deben ser rehabilitados porque, al estar ubicados en áreas cercanas a playas, el salitre no permite mantenerlos en buenas condiciones.
En tanto, hay algunas estructuras como la de Caño Quebrao, ubicado en Mendoza, La Chorrera, que ya se ha tratado de reparar, pero debido a la erosión de la tierra, por las inundaciones ocurridas en 2012, el puente corre peligro de caer en cualquier momento.
‘No es que no se puedan utilizar, es que no es viable estar realizando trabajos, cuando se sabe que solo será para darle un poco más de vida’, detalló.
Alegó que durante el verano se trabajaba en el mantenimiento del puente, soldando las bases y vertiendo concreto, pero, recientemente, uno de los camiones que se encuentra trabajando en la construcción de la carretera se fue encima de los trabajadores y dañó la máquina de soldar.
‘Esto pasa también con el puente de Kosovo, en Puerto Caimito, donde a pesar de arreglar algunos tensores y la base y de pedir material para su rehabilitación, nunca llegó, pero fue lo mejor, pues el puente culminó su ciclo de vida’, dijo.
En el caso de San Carlos, el puente de La Ensenada, luego de las evaluaciones realizada por el encargado de puentes, se determinó que ya no da más, por lo cual es necesario construir uno nuevo que soporte el paso continuo de vehículos pesados a la playa.
Hasta el año 2011, Panamá Oeste contaba con 76 puentes vehiculares, la mayoría de hormigón, 26 de los cuales aún están pendientes de rehabilitación.
Sánchez indicó que durante estos dos últimos años, desde La Chorrera hasta ciertos lugares de El Valle en Antón se ha trabajado en la reparación y construcción de puentes que han sido afectados por las lluvias, tratando de mantenerlos en buen estado.
En poblados como de La Trinidad de Capira y La Jalisa, que son áreas de difícil acceso, se les dan mantenimiento al cableado y la madera en los puentes sobre ríos con la ayuda de la comunidad, para que se puedan utilizar durante el invierno.