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- 10/03/2015 01:00
En noviembre próximo deberá estar funcionando el horno para incinerar los desechos que traen las naves que arriban a la terminal de Tocumen.
La empresa española Oproler fue seleccionada entre las 19 aspirantes para realizar el estudio de impacto ambiental, gestionar los permisos, diseñar, construir y poner en marcha la planta de tratamiento.
‘La licitación se basó en las características y capacidades de cada tecnología ofertada por los participantes, así como el mejor costo de inversión, operación y de mantenimiento’, mencionó Joseph Fidanque III, gerente general de Tocumen, S.A.
‘La adquisición de este nuevo incinerador, que estará listo en los próximos ocho meses, permitirá un manejo efectivo de la recolección, selección y disposición final de los residuos orgánicos, inorgánicos, líquidos y riesgosos que genera la operación de las aeronaves’, señaló Fidanque III.
En 2012, el Consejo Económico Nacional aprobó $2.8 millones para la adquisición del horno, no obstante, la gerencia de Tocumen nunca convocó a licitación pública.
Según datos de la administradora de los aeropuertos estatales, el principal aeropuerto del país genera diez toneladas diarias de basura internacional.
A su llegada al cargo, a principios de julio pasado, Fidanque III anunció que convocaría a licitación la compra del dispositivo para concluir con los contratos directos para la recolección y transporte de los desechos internacionales.
En julio de 2014, Naves Supply, contratada directamente por la administración de Juan Carlos Pino para este servicio, envió una carta al nuevo gerente en la que informaba el término del contrato.
El gerente recurrió a un primer contrato directo a Servicios Tecnológicos de Incineración (STI). Concluido el periodo, de 90 días, avalado por el Ministerio de Desarrollo Agropecuario, el gerente extendió otra contratación por 90 días. Actualmente, STI cumple el tercer contrato directo con Tocumen, S.A.
Cada mes de servicio cuesta $85 mil.
Fidanque III, en defensa de estas compras sin actos públicos, argumentó que durante sus primeros meses de gerencia, en este rubro, ha ahorrado cerca de un millón de dólares.
Tocumen, S.A. pagará $3.3 millones a Oproler, una constructora con oficinas en Madrid, Barcelona y Sevilla, que centra su actividad en la edificación, rehabilitación y obra civil.