“El lenguaje políticamente correcto ha tapado los problemas reales”

Actualizado
  • 11/10/2015 02:01
Creado
  • 11/10/2015 02:01
El dramaturgo español, que recorre los tabús de la sociedad con sus obras, habla sobre la falta de diálogo, los futuros adultos 

Fernando J. López, español, doctor en Filología Hispánica es novelista, dramaturgo y docente. Como dramaturgo, ha escrito más de una veintena de obras. Ha sido incluido en el grupo de las denominadas ‘Catorce voces emergentes del teatro español' (Anales de Literatura Española Contemporánea, 2010/2). Entre sus últimos trabajos figura la versión de Yerma que ha escrito para el Gala Theatre de Washington, bajo la dirección de José Luis Arellano.

Como novelista, su primera novela, ‘In(h)armónicos' ganó el Premio Nacional Joven y Brillante 97. Su siguiente novela, ‘La edad de la ira', fue tercera finalista en el Premio Nadal (2010), en ella se habla sobre la homosexualidad en la adolescencia y el acoso escolar por la homofobia. Su novela ‘La inmortalidad del cangrejo' figura en la lista de las mejores novelas gais de la literatura reciente española que realizó la revista Encubierta.

‘De mutuo desacuerdo' es una comedia ácida sobre la difícil convivencia de un matrimonio divorciado con un hijo en común y que ha sido estrenada casi simultáneamente en España y en Venezuela. Actualmente está presentándose en nuestro país, en el Teatro La Quadra, hasta el 31 de octubre, con las actuaciones de Mónica Miguel y Arturo Montenegro.

TODAS TUS OBRAS SON MUY ACTUALES Y PRESENTAN TEMAS MUY CONTROVERSIALES, HABLAS DE DIVORCIOS, HOMOSEXUALIDAD JUVENIL, AMORES ‘AUTOPROHIBIDOS'. ¿SOMOS UNA SOCIEDAD ENFERMA?

Somos una sociedad que, cuando menos, tiene que hacer mucha terapia sobre muchos problemas. Abordo temas que supuestamente ya están superados y de los que todo el mundo habla en términos políticamente correctos, pero en los que ese lenguaje políticamente correcto ha tapado el problema real. Me parece que en eso el teatro es un género muy poderoso para plantearlos.

LO QUE TÚ ESTÁS PLANTEANDO EN LA OBRA ‘DE MUTUO DESACUERDO' NO ES, AL FIN Y AL CABO, NADA MODERNO, LO QUE TÚ MUESTRAS ES ALGO MUY PARECIDO A LA RELACIÓN DE SÓCRATES CON SU MUJER, JANTIPA, ¿NO?

Pues sí, podría ser. (Risas) Pero es que en el fondo, las emociones profundas no son nunca modernas, son atemporales. Los grandes conflictos que tenemos son los mismos que hemos tenido siempre. Y no sé si conseguiremos cambiar. Desde luego lo que no estamos consiguiendo es entendernos, uno de los temas que trato siempre es el de la comunicación. Todos mis personajes tienen problemas para comunicarse, para entenderse. Para hablar. Creo que ahí está la clave. No sé si seremos capaces de cambiar. Pero al menos deberíamos ser capaces de entendernos. Para eso sí que estamos en un momento peor que el de Sócrates, ahora dialogamos mucho peor, hablamos mucho peor. Tenemos más herramientas, más recursos, más formas pero no nos comunicamos.

¿TIENE LA TECNOLOGÍA ALGO QUE VER CON ESO?

Desde luego, lo que ha hecho ha sido fomentar el monólogo. Nos hemos vuelto todos grandes monologuistas. Monologamos en Instagram, en Twitter, en Facebook, pero la interacción es muy breve, muy esporádica, se basa en un ‘me gusta' o en un retuit. Pero el diálogo real no lo tenemos. Nos estamos acostumbrando a ‘contar' pero no tanto a ‘escuchar'. La prueba es que cuesta que el público escuche en el teatro y que no saque su móvil y se pegue a la pantalla. Creo que hemos perdido el hábito de la escucha.

ESO NOS LLEVA A OTRO GRAN TEMA, PORQUE TÚ, ADEMÁS, ERES DOCENTE, ¿CREES QUE ESTAMOS HACIENDO BIEN LLEVANDO TANTA TECNOLOGÍA A LAS AULAS?

Yo creo que a veces no nos damos cuenta de que les enseñamos lo que ellos dominan mejor que nosotros. Las nuevas tecnologías son para ellos su lenguaje cotidiano. Les pedimos muchos power points, muchas investigaciones on line y sin embargo, no les enseñamos a disfrutar de un libro como tal, como objeto. O a debatir con argumentos, o a participar realmente en una exposición oral. No se trata de regresar a la educación tradicional, pero estamos olvidando formarlos como ciudadanos, como personas. Nos estamos centrarnos en lo tecnológico y no estamos fomentando la curiosidad, y la educación ha de fomentar la curiosidad. Tampoco les enseñamos a discernir bien la información, muchas veces buscan en Google y se leen todo lo que encuentran. O en Wikipedia, pero nunca hay que perder de vista que no hay una fiabilidad absolutamente comprobable en todo lo que allí aparece, y eso no se les enseña. Hay que enseñarles a usar la tecnología desde un punto de vista más crítico.

A LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES DE LAS ÚLTIMAS GENERACIONES SE LES EVITA LA FRUSTRACIÓN, LA NEGACIÓN, EL ACOSO Y LA VIOLENCIA. PERO LUEGO DEBEN ENFRENTARSE AL MUNDO REAL DONDE EXISTEN TODAS ESAS COSAS…

Nos hemos vuelto muy sobreprotectores. Y eso no es bueno. Hay un campo que no trabajamos con los niños ni con los adolescentes, que es el campo de la frustración. El aprender a soportar la frustración; el aprender a fracasar y sobrellevarlo. Estamos generando una sociedad que no tolera los fracasos, ni las críticas. Y además somos una sociedad muy violenta. Yo te diría que somos una sociedad bipolar, que por un lado promueve la tolerancia y los valores solidarios, y por otro lado, muy pocos de sus miembros los ejercen en el día a día. La realidad que estamos viviendo debe entrar en las aulas: la violencia, la pobreza. A muchos niños se les educa en los temas de actualidad envolviéndolos en una burbuja y no se fomenta la empatía.

¿EL TEATRO SIGUE SIENDO UNA CATARSIS?

Sí, sin duda. Lo es en mayor o menor medida, pero lo sigue siendo. Es su esencia, así nació y se mantiene como tal. Las salas de teatro son uno de los lugares donde esa catarsis se produce con más fuerza.

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‘Nos hemos vuelto todos grandes monologuistas. Monologamos en Instagram, en Twitter, en Facebook, pero la interacción es muy breve, muy esporádica, se basa en un ‘me gusta' o en un retuit. Pero el diálogo real no lo tenemos'.

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FERNANDO JOSÉ LÓPEZ

Dramaturgo, docente de secundaria y bachillerato, y filólogo

Nacimiento: 28 de junio de 1977, Barcelona, España. Actualmente reside en Madrid.

Resumen de su carrera: finalista al Premio Nadal 2010 con la novela ‘La edad de la ira', un thriller sobre la homofobia en las aulas del siglo XXI. También escribió ‘Las vidas que inventamos', ‘La inmortalidad del cangrejo', ‘El reino de las Tres Lunas' y ‘Los nombres del fuego'. Ha escrito para teatro ‘Cuando fuimos dos', ‘Darwin dice', ‘Tour de force' y ‘De mutuo desacuerdo', esta última estrenada en España, Venezuela y Panamá. Ha hecho versiones de ‘Pánico' (de Mika Myllyaho) y ‘Yerma' (de Federico Gracía Lorca).

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