Evaluación escolar, un sistema antiguo

Actualizado
  • 17/11/2016 01:00
Creado
  • 17/11/2016 01:00
Desde las aulas de Udelas

La razón por la que siempre pensamos en calificación, notas y cálculos para valorar, se la debemos a la corriente llamada Conductismo, surgida en los años veinte, la cual planteaba que los humanos actuamos por castigo o recompensa. Si bien es cierto que puede tener algo de razón, los humanos evolucionamos y en las mentes de hoy en día no es así. Lo que llamamos ‘fracaso' es un planteamiento hueco, simple, de lograr algo esperado. Es obvio, entonces, que si existe un rango o medida esperada y las personas no llegan a ellas, les endilguemos ser un fracaso.

La explicación de ese poderoso y extraordinario cerebro ilimitado, hoy día, es tanto un extravío como una falacia. Lo triste es que ha calado tan fuerte que, a pesar de los grandes aportes de teorías como de las inteligencias múltiples, el constructivismo, la inagotable creatividad humana y otras, se sigue creyendo en medir por métodos cuantitativos conductistas, usando estándares para todos por igual.

Abogamos por una escuela que se adapte a las inteligencias múltiples, que abra su mente a las capacidades extraordinarias de las personas y las use en su beneficio, de modo que se borre esa idea arcaica y nefasta de hablar de fracaso, abandonar por siempre que hay que calificar contenidos, en vez de formar en el uso y el significado que estos tienen en la construcción de nuevas formas, teorías o conceptos que ayuden al ser humano a ser mejor cada día.

Con los métodos tradicionales, se promueve una competencia insana, irrespetos, baja autoestima, falsas comparaciones, creer en títulos y honores, que a la postre no promueven el uso de lo extraordinario que todos somos. La humanidad ya ha probado y sigue progresando en sus capacidades. Si la educación está tan atrasada que no logra los mínimos requeridos, no es porque ahora somos menos capaces, sino porque antes había un conformismo social que permitía seguir en esa muy cómoda zona. Aún se enseña creyendo erróneamente que todos aprenden igual, que deben ser comparados con notas, que debemos estar todos sentados oyendo una clase que da un experto y nosotros nada sabemos de eso o nada podemos opinar o aportar, salvo cuando hacemos un examen, que si no es completado como se quiere, se obtiene una mala calificación, ‘atribuida a quien se la gana' llamándole fracasado, sin evaluar todos los componentes que llevan a esa falsa conclusión.

Hablamos de educación integral, no para conseguir trabajos, para llenar vacantes con ‘competencias' que requiere el comercio, las empresas. Hablamos de mejores personas, mejores ciudadanos, de seres pensantes, con capacidades para ser dueños de su felicidad y su éxito y, de ese modo, aporten a un mejor país.

La educación panameña colapsó, no nos detengamos cuestionando cuánto gana nuestra educación, ni en la eterna queja de que salimos mal en cuanta prueba nos pongan.

Esto seguirá mal mientras no entendamos que se necesita una revolución educativa, un cambio paradigmático. Dejemos el miedo, la política; atendamos con entereza que de nada nos sirven los índices económicos que nos hacen un país próspero, si nuestra educación es de tercer mundo.

Desde el Departamento de Psicología de la UDELAS, promovemos este cambio paradigmático usando las teorías en sus aportes, pero entendiendo que todo evoluciona, concentrándonos en nuestros discentes y docentes, en Panamá para el mundo, fortaleciendo las capacidades que, sabemos, todos poseen.

En la UDELAS sabemos en cada facultad y cada aula que estamos llenos de gente capaz, que hay que ayudar a que se reconozcan como tales, a explorar su especial inteligencia, a saberse exitoso. Con esto en mente, promovemos ciudadanos excelentes, aportando a un mejor país y apostando con la educación a un mejor mundo.

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