Tesoros de la centenaria hemeroteca de La Estrella de Panamá

Actualizado
  • 11/12/2016 01:00
Creado
  • 11/12/2016 01:00
No solo son los principales acontecimientos nacionales e internacionales. El centenario diario representa la continuidad de la historia del Istmo

Ante la incertidumbre que se cierne sobre el Grupo Editorial El Siglo y La Estrella (GESE) y, con ello, la posibilidad de cese de los contratos laborales, me tomo la libertad de abordar hoy un tema muy personal: mi historia de amor con la hemeroteca de La Estrella de Panamá.

Uno de las oportunidades que más agradezco a este periódico es el acceso directo que ofrece a sus colaboradores a esa vasta colección de ejemplares, que van desde 1854 hasta el presente.

Es una pena que el tiempo sea tan corto, que esos papeles acumulen polvo de siglos y lo pongan a uno a estornudar, que algunas páginas falten y otras estén amenazadas por la polilla... porque esos cientos de tomos encierran sorpresas maravillosas, curiosidades, hechos fascinantes. No son solo las intrigas políticas y la cobertura de los principales sucesos internacionales de siglo y medio... son los detalles: las odas a veces ridículas a las quinceañeras, la descripción del vestuario de las novias, la publicidad de productos de todo tipo, desde soluciones para los callos hasta los últimos modelos de automóviles; los nuevos proyectos residenciales de Bella Vista y las voces de infinidad de panameños de diferentes generaciones y credos políticos que se alzan a opinar sobre la situación de su país...

Recuerdo la primera vez que utilicé la hemeroteca. Buscaba información sobre el 9 de enero de 1964. Quería entender la complejidad de la época, y decidí buscar las noticias de dos o tres años antes. Mientras repasaba los ejemplares, me topé, sorpresivamente, con mis padres, jóvenes, bellos, felices, el día de su boda, en una fotografía que yo desconocía.

Como esa, las páginas de este diario han recogido miles de celebraciones de vidas individuales en bautizos, quinceaños, bodas, decesos, que se mezclan en el amplio contexto del acontecer del país y enriquecen el entendimiento de la historia colectiva.

Fusilamiento de Victoriano

Una cobertura que impacta es la del fusilamiento de Victoriano Lorenzo, publicada en primera plana del 16 de mayo de 1903, bajo un diminuto título en punto 8, que dice: ORDEN Y FUSILAMIENTO DE VICTORIANO LORENZO.

Abajo: ‘El Consejo de guerra verbal reunido a las 2 de la tarde del 14 de mayo en la Comandancia Militar de esta plaza para juzgar a Victoriano Lorenzo, acusado de la comisión de varios delitos durante la contienda civil armada en el Istmo, profirió su veredicto a las 9 de la mañana de ayer 15'.

‘El fallo del Consejo fue unánime por la condena del reo a muerte, cumpliéndose la sentencia ayer mismo a las 5 de la tarde, en la Plaza de Armas'.

‘Victoriano Lorenzo fue fusilado previos los auxilios todos de la religión católica administrados por fray Bernardino de la Concepción García, los que el reo recibió con gran fervor'.

Nada más sobre la muerte del cholo guerrillero. En el renglón siguiente, continúan ‘las sociales'. ‘Esta madrugada el Reverendo Padre Suárez bendijo en la iglesia de la Merced al matrimonio del señor Antonio Grimaldo D. con la señorita Luisa Percepied. Apadrinaron la boda el general don Leonidas Pretelt y la señora Elisia Beacdec. Largos años de felicidad deseamos a los jóvenes novios'.

EL ASESINATO DE REMÓN

Fascinante la presentación que hace La Estrella de Panamá del asesinato del presidente José Antonio Remón. Uno puede seguir las líneas principales de la historia, la sorpresa inicial, la toma de posesión de José Ramón Guizado como nuevo presidente, su posterior acusación y la entrada de Ricardo Arias Espinosa, así como el drama e intriga de la investigación, el juicio... Pero hay mucho más.

Durante varias semanas, La Estrella de Panamá estuvo reproduciendo de forma detallada los interrogatorios a testigos y sospechosos.

Entre todos los testimonios, tomé tiempo para leer uno al azar.

Son hechos diarios, podría decirse que insignificantes, pero resultan una pista invaluable del trasfondo de la época.

La señora Esther María Oses, presentada como ‘fina poetisa, y esposa del pintor José Arango Klee' responde así el interrogatorio.

‘No son solo las intrigas políticas y la cobertura de los principales sucesos internacionales de siglo y medio... son los detalles: las odas a las quinceañeras, la descripción del vestuario de las novias'...

PREGUNTA: ¿Conoce usted al señor Diógenes de La Rosa? En caso afirmativo, ¿tiene algún parentesco con él?

RESPUESTA: Sí. Lo conozco y no tengo ningún parentesco.

P: ¿Frecuenta el señor Diógenes de la Rosa su residencia?

R: No, señor, pues él solamente ha ido a mi casa en tres ocasiones, dos veces cuando yo vivía en la Calle 6ta No. 21 y una vez ahora en San Francisco de la Caleta.

P: ¿Podría usted precisar la fecha en que el señor Diógenes de la Rosa estuvo en su casa la última vez?

R: Eso fue el domingo dos de los corrientes (día del asesinato de Remón).

P: ¿Podría decir usted a qué horas llegó él a su casa?

R: Llegó entre cuatro y cuatro y media de la tarde. Llegó solo y como media hora después lo hizo el señor Gil Blas Tejeira, quien fue en busca de unos limones, pues días atrás yo le había obsequiado una bolsa llena de esa fruta y él regresó a buscar más, porque le habían gustado mucho.

P: ¿El señor Diógenes de la Rosa llegó a su casa sin que usted lo esperara o usted le había hecho anteriormente invitación?

R: Resulta que con motivo de la muerte de un sobrino del señor Gil Blas Tejeira, yo fui a casa de éste a expresarle mi pena y estando allí se presentaron los señores Diógenes de la Rosa, Bonifacio Pereira y César Pereira. Poco después llegó la señora Matilde Tejeira de Malowan. En esta ocasión tuvo oportunidad de saludar al señor Diógenes de la Rosa y le hice invitación para que fuera a mi casa.

P: Además de los señores Diógenes de la Rosa y Gil Blas Tejeria, ¿qué otras personas estuvieron en su casa el domingo dos de este mes?

R: Recuerdo que hallándose en mi casa los señores de la Rosa y Gil Blas Tejeria se presentaron las hermanas Vesta y Teresita Patiño, quienes, al darse cuenta que yo tenía visitas, me dijeron que no andaban bien arregladas, ya que somos vecinas, y que después volverían cuando los señores ya no estuvieran.

P: ¿Hizo usted algún brindis esa tarde durante la visita del señor Diógenes de la Rosa?

R: Primeros les brindé vermouth a los señores pero ellos lo rechazaron diciéndome que estaban cansados de las fiestas de Pascua y Año Nuevo. Les brindé entonces café y solo el señor Diógenes de la Rosa lo tomó.

P: ¿Sobre qué tópicos giró la conversación entre usted y los señores Diógenes de la Rosa y Gil Blas Tejeira?

R: Sobre poesía centroamericana. Estuvimos leyendo unos versos de un poeta centroamericano. Las conversación giró alrededor del movimiento literario en Centroamérica, de donde había llegado recientemente el señor Diógenes de la Rosa y también discutimos un artículo publicado en la Revista Bohemia y del cual es él el autor.

La Estrella de Panamá no es un periódico más: es patrimonio nacional; es nosotros, nuestros antepasados, el tejido humano que ha constituido este país, sus momentos gloriosos y sus tragedias, las celebraciones individuales, la renovación de las generaciones... y el sentir de cada una de ellas.

Es una continuidad que no debe perderse, sino valorarse y rescatarse.

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