El derrocamiento y el retorno de Arnulfo Arias Madrid

Actualizado
  • 30/08/2017 02:06
Creado
  • 30/08/2017 02:06
Arnulfo Arias Madrid fue deportado a Managua tras ser derrocado. De allí parte a México, en donde estuvo hasta 1942, cuando regresa a Cuba en busca de Anita De La Vega

Arnulfo Arias Madrid viajó clandestinamente a Cuba para encontrarse con su amante Anita De La Vega, subestimando al servicio de inteligencia americano.

Después de su derrocamiento, en octubre de 1941, se supo que, en base a interceptaciones telefónicas e informes recogidos por los agentes del servicio de inteligencia americano, dirigido por un mayor de apellido Carter, todos los planes del viaje del presidente eran conocidos con antelación.

Una vez que los americanos constataron que estaba fuera de Panamá, avisaron al ministro de Gobierno y Justicia, Ricardo Adolfo De La Guardia, con el que mantenían una relación de amistad.

‘Una madrugada la policía se presentó a mi celda, me hicieron salir y me acompañaron al aeródromo de Albrook',

ARNULFO ARIAS MADRID

LÍDER PANAMEÑISTA

La oportunidad se presentaba acogedora para quienes deseaban derrocar al presidente. La guardia presidencial solo contaba con treinta hombres al mando del mayor Oscar Ocaña, y la persona que quizá más habría podido oponer resistencia, el asesor de la policía, el teniente coronel Alleu, que se encontraba en una gira de trabajo en la provincia de Bocas del Toro. Con todos estos elementos a su favor y el apoyo del gobernador de la Zona del Canal, los conjurados, mediante una maniobra política, escogen como nuevo presidente de la nación a Ricardo A. De La Guardia.

Arnulfo se ve obligado a interrumpir su luna de miel. Alcibiades Arosemena, su amigo y uno de los dos que sabían lo del viaje, lo llama desde La Habana, donde se encontraba, para contarle sobre lo que estaba sucediendo en Panamá.

El presidente consigue un vehículo de alquiler y se dirige a la capital de Cuba, donde llega varias horas después y se hospeda en el Hotel Country Club. Luego se va para el Hotel Sevilla, donde se alojaba Arosemena. Allí le mostraron los cables que daban cuenta de su desaparición sin aparentes motivos.

Cuando la prensa cubana le cuestionó a Arias y le preguntó por qué abandonó su país, él respondió que fue a consultar a un famoso oftalmólogo cubano de nombre Cruz Planas. Pero, nunca supo explicar por qué pasó la noche anterior a su llegada a La Habana en el balneario de Varadero ni con quién.

Arias regresó a Panamá en el vapor Cefalú, tres días después, llegando al puerto de Cristóbal el 14 de octubre. Después de un día de negociaciones entre el gobierno, que había enviado a Galileo Solís para convencerlo de que no desembarcara en Panamá, Arias decide entregarse a las autoridades, en horas de la noche. Es encarcelado y posteriormente exiliado a Nicaragua.

Ese mismo día que es enviado al exilio el gobierno panameño autorizó al americano el artillamiento de todos los barcos que enarbolaran la bandera panameña, lo que Arnulfo les había negado pocos días antes.

El gobierno de Ricardo De La Guardia, temiendo la posibilidad de que Arias intentara retornar al país, envió una nota a todo su servicio exterior ordenando anular el pasaporte diplomático número 24 del expresidente.

Desde ese momento, una fiera persecución es montada desde Panamá a través del ministro de Relaciones Exteriores para mantener al expresidente inmovilizado en tierras nicaragüenses.

El entonces cónsul de Panamá en Managua, Virgilo Pérez Balladares, le responde al canciller que siguiendo sus instrucciones ha comunicado a las compañías aéreas y de vapores que el pasaporte de Arias ha sido invalidado y que no puede viajar.

Sin embargo, el expresidente consigue un salvoconducto emitido por el cónsul de México en Nicaragua, y viaja a ese país, en donde permanece hasta el 29 de enero de 1942.

Rescatamos la entrevista que dio Arnulfo a los periodistas un mes después de su derrocamiento, a su llegada a México. ‘Yo acudí presuroso a las oficinas de la compañía de aviación. Quería regresar a Panamá en el primer avión que saliese. Con la natural sorpresa mía se me dijo que no podía regresar en avión. Hasta me fue cancelado mi tiquete de vuelta'.

¿Y como volvió usted a su país?, le preguntó la prensa. ‘En barco, tardé varios días. Yo no tenía ningún temor y quise enfrentarme con la situación, pero no pude. En cuanto pisé tierra me llevaron a la cárcel. Allí permanecí una semana horrible, mi incomunicación era absoluta, no sabía qué pasaba, ni siquiera me dejaron ver a mi esposa ni a mi madre. Me exigían que firmara mi renuncia, cosa a la que me negué'.

¿Y cómo recuperó su libertad?, preguntó la prensa. ‘De una manera inesperada. Una madrugada la policía se presentó a mi celda, me hicieron salir y me acompañaron al aeródromo de Albrook. Una vez allí ocupe un avión que nos dejó en Managua (Nicaragua). Allí llegué como un vagabundo, sin documento alguno de identidad'.

En 1942, Arias sale de México con destino a La Habana a encontrarse con su amante Anita De La Vega, a la que le pide que lo acompañe a Venezuela. Para entonces se había iniciado la Segunda Guerra Mundial y Arias toma la decisión de establecerse en Caracas y ejercer cómo médico cirujano, que era su profesión.

A pesar de sus deseos de residir en esta ciudad, tuvo que desistir de su empeño porque el encargado de negocios de Panamá, Antonio Valdés, lo persigue y crea una opinión desfavorable del expresidente.

El día 29 de abril de 1942 sube a bordo del vapor ‘Cabo de Hornos', que lo conduce a su nuevo destino, Río de Janeiro (Brasil). Allí se queda hasta el 17 de agosto que viaja a Chile, donde lo esperaba su esposa Ana Matilde Linares.

Ambos se hospedan en el Hotel Carrera. Allí son visitados por Miguel Ángel Ordoñez y Jaime De León, estudiantes panameños de universidades chilenas.

Octavio Vallarino, embajador de Panamá en Chile, había enviado a Ordoñez a explorar el terreno y le sugiere al canciller que le ofrezca ayuda económica al estudiante para que este compartiera los planes de Arias.

Como no prosperó lo del estudiante Ordoñez, el embajador contrata a un inspector retirado de los servicios de inteligencia chilena -Ernesto Latelier- para que se encargue de seguir a Arias.

Estas pesquisas dieron como resultado conocer que Anita De La Vega estaba en Chile, en compañía de Arias, donde permanece hasta el 10 de noviembre de 1942, cuando viajó a Buenos Aires, en compañía de su madre, cuya salud estaba deteriorada. Ambas se hospedaron en el Hotel Plaza, en la habitación 755. El 21 de diciembre de 1942, Arnulfo llega a Buenos Aires y se hospeda en el mismo hotel y en el mismo piso en que estaba su amante .

El 4 de enero de 1943, el encargado de negocios de Panamá en Argentina, José De La Cruz Herrera, envía un extenso informe al canciller Octavio Fábrega en donde indicaba que Arias permanecía en el Hotel Plaza, en compañía de Anita De Vega.

A finales de 1943, el expresidente adquiere el apartamento 6D, en la avenida El Callao, en Buenos Aires, y se traslada al mismo.

El 21 de octubre de 1943 fallece inesperadamente en Panamá doña Carmen Madrid, madre del expresidente. Arnulfo era el hijo menor y siempre fue el consentido de ella. Entre ambos existían profundos lazos de afecto. Harmodio solicitó una audiencia al mandatario Ricardo De La Guardia, en donde le ruega encarecidamente que permita el regreso de su hermano menor para que asista al sepelio de su madre. De La Guardia se negó rotundamente a hacerlo.

El resto del año 1943 y parte de 1944, Arias se refugia en su soledad, en un luto profundo , como un tributo de afecto y devoción hacia su madre. Una vez superado ese dolor, con el afán emprendedor propio de su personalidad, viaja a Lizama, un pueblito ubicado a 55 kilómetros de Buenos Aires.

El 12 de abril del 1944 compra la finca ‘El Triunfo', de 264 hectáreas, al abogado Ricardo Lizcano por 35,697 pesos. En poco tiempo, Arias hizo grandes transformaciones en la propiedad convirtiendo una estancia improductiva en una exitosa empresa.

LA VIDA EN ARGENTINA

En Argentina, Arias es reconocido en el mundo cultural, por sus dotes de mando, por su inteligencia y su intuición, lo que le permite hacer grandes amistades en ese ámbito.

Famosas personalidades del mundo político se declaran sus amigos, en Argentina. Hasta el entonces vicepresidente de ese país, Juan Domingo Perón, lo invita al palacio de gobierno el 13 de septiembre de 1944. La noticia fue recogida por la prensa argentina y destacada con grandes titulares en los medios impresos.

Perón y Arias lograron establecer una gran amistad. Ambos tenían gustos similares, al punto que una década después (1955), Perón se casó con una cabaretera que conoció en el Happiland de Panamá.

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