Políticas públicas, desigualdades y desarrollo sostenible

Actualizado
  • 07/10/2018 02:01
Creado
  • 07/10/2018 02:01
Panamá necesita una política pública multidimensional que desate los nudos en las decisiones y el manejo de los recursos. 

Desigualdad: La desigualdad ha sido poco estudiada en Panamá. La pobreza y la exclusión son más conocidas y analizadas que la desigualdad. Las mediciones de la pobreza por consumo, ingreso y multidimensional son distinguidas y utilizadas comúnmente en análisis gubernamentales y académicos en ámbitos nacionales e internacionales. Igualmente son conocidas, tanto las mediciones de las necesidades básicas insatisfechas, como las mediciones del progreso del desarrollo humano.

Sin embargo, los análisis del comportamiento de la desigualdad a través de los índices de concentración son poco conocidos. De igual manera, la descomposición de la desigualdad y su elasticidad, son poco comunes en los análisis de la distribución y redistribución del ingreso y el bienestar. Por ello, la reducción de la pobreza y la exclusión, sin una reducción significativa de la desigualdad aparecen comúnmente como una paradoja. Es decir, la concentración de la desigualdad parece mantenerse aunque la pobreza, la exclusión y la proporción de captura del crecimiento económico varíen.

Tres precisiones permiten esclarecer la paradoja. La primera, el reconocimiento que la economía de enclave gestó al mismo tiempo, políticas públicas de enclave. La segunda, la poca diferenciación entre las políticas públicas orientadas hacia la reducción de la pobreza, la exclusión y la desigualdad. La tercera, la identificación de los tipos de asimetrías que produce la desigualdad: económicas, sociales, étnicas, territoriales. Es decir, las velocidades del desarrollo en el país se corresponden con la forma como la economía de enclave y las políticas públicas de enclave pierden su centralidad en la vida pública.

POLÍTICAS PÚBLICAS PRO-DESIGUALDAD:

El modelo de crecimiento de Panamá ha generado un país con múltiples asimetrías que distribuye oportunidades y capacidades en las áreas rurales, indígenas y urbano-marginales de manera poco efectiva y eficiente, donde la profundidad y la severidad en combinación con la dispersión poblacional y la migración parecen incidir en las características de las desigualdades.

A su vez, las desigualdades se reflejan en las brechas entre los activos productivos, físicos, financieros y de capital humano, que existen entre los distintos grupos poblaciones y económicos. En cada caso, las brechas, privaciones y barreras generan patrones desiguales de acumulación que reproducen cíclicamente relaciones asimétricas de desarrollo.

Esta situación no es nueva. La captura de los ingresos del 40% más pobre se reduce gradualmente: en 1991,18% de los ingresos; en 2010, 14% de los ingresos; en 2017, 11.1% de los ingresos. Es decir, la poca relación entre oportunidades y capacidades reproduce el ciclo irreductible de desigualdad en tanto esa población requiere realizar un esfuerzo nueve veces superior para romper las brechas que mantienen su condición.

Tampoco es nueva distribución desigual de los recursos municipales que acentúa las brechas y los niveles de esfuerzo. La mayor proporción de recursos se destina a provincias donde existen servicios de calidad y las necesidades básicas insatisfechas son menores. Esta asimetría provocada por la forma como se distribuyen y asignan los recursos recrea cuatro velocidades en el desarrollo territorial provincial. En un primer grupo están las provincias de Panamá, Chiriquí y Los Santos; en un segundo grupo, Bocas del Toro, Colón y Herrera; en un tercer grupo, Veraguas y Coclé; en un cuarto grupo, Darién, Guna Yala, Emberá Wounaan y Ngäbe Buglé. Para alcanzar el primer grupo, cuatro grupo debe realizar un esfuerzo económico per cápita cinco veces mayor que el realizado actualmente, lo que supone un proceso de inversión sistemático en servicios e infraestructura.

No obstante, a pesar de diferencias entre las velocidades de la inversión, el coeficiente de desigualdad (Gini), para el año 2015, iguala a distintos distritos. Por ejemplo, los Distritos de Mironó, Besikó y Ñurum (Comarca Ngäbe Buglé) tienen el mismo coeficiente de desigualdad (Gini: 0.42) que el Distrito de Colón (Provincia de Colón). Asimismo, los Distritos de Muná (Comarca Ngäbe Buglé y Santa Fé (Veraguas) tienen el mismo coeficiente de desigualdad (Gini:0.45) que los Distritos de San Miguelito (Provincia de Panamá) y Santiago (Provincia de Veraguas).

POLÍTICAS PÚBLICAS INTEGRALES Y MULTIDIMENSIONALES

La política pública panameña se caracteriza históricamente por el universalismo tanto en la entrega de sectorial de servicios básicos (salud, educación, vivienda, infraestructura) como en las prestaciones no contributivas (subsidios de precios, programas de alimentos, entre otros). No obstante, esa política social universalista tiene serias deficiencias para llegar a todos y no dejar a nadie atrás. Por lo cual, la provisión de servicios de salud y educación, muestran algunas dinámicas asimétricas. En salud, al mismo tiempo que aumenta la atención de personal especializado durante el parto, aumenta la mortalidad neonatal, pero se reduce la mortalidad de los niños menores de 5 años. En educación, al mismo tiempo que aumentan tasas netas de asistencia, mejora el índice de paridad, se mantiene brecha entre la población en la edad y la matrícula escolar para el grado correspondientes, se reduce la retención escolar y aumenta la deserción escolar.

MISIÓN Y VISIÓN DE FLACSO

La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) es un organismo regional, instituido por la UNESCO para impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de las Ciencias Sociales.

El Programa FLACSO-Panamá busca dotar a la población de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.

La consecuencia más clara de esta lógica constitutiva de las políticas públicas es que históricamente las intervenciones son intrínsecamente genéricas, a pesar de la diversidad de necesidades y demandas de los distintos sectores sociales. Dicho de otra forma, lo universal de las políticas sociales no está asociado a su nivel, cobertura y la capacidad de adecuarse a distintas realidades, sino lo genérico de los diseños de sus intervenciones en tanto operan desde la oferta y por tanto no impactan en las brechas que generan asimetrías.

Dadas las grandes desigualdades que existen en el país, es necesario desarrollar herramientas de focalización territorial, etaria, étnica, así como instrumentos multidimensionales que den cuenta de las intervenciones según áreas y sectores, además mecanismos para las evaluaciones y asignaciones por resultados. De allí la necesidad de una política pública multidimensional que desate los nudos en las decisiones y el manejo de los recursos; entre la planificación territorial nacional y territorial regional; entre los indicadores de medición y evaluación; entre la asignación y la evaluación por resultados. El inminente desarrollo sostenible del país, demanda cambios integrales e inmediatos en el corto plazo.

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