'Almas perdidas son el alimento de terroristas y narcotraficantes'

Actualizado
  • 13/02/2020 06:00
Creado
  • 13/02/2020 06:00
La inseguridad ciudadana es la consecuencia del fracaso del sector educativo, y de la mala gobernanza pública, asegura el catedrático marroquí Abdelmouneim Bounou

Cuando fui invitada a escuchar una conferencia a cargo del doctor Abdelmouneim Bounou, de la Universidad Mohammed V de Rabat, Marruecos, pensé que tendría un traductor, pero para sorpresa de muchos, el catedrático dio su exposición en perfecto español.

Abdelmouneim Bounou

Y es que el español, según sus propias palabras, forma parte del patrimonio de Marruecos, ya sea por la historia del al-Ándalus (nombre que en la Edad Media dieron los musulmanes a la península ibérica), por el antiguo protectorado español, o bien porque actualmente  dos  ciudades  marroquíes, Ceuta  y  Melilla,  son hispanohablantes.

El español también es una lengua muy importante en el sur de Marruecos, en el Sáhara, debido a la colonización. Este patrimonio, que no tiene ningún país en África, posiciona a Marruecos para ser la puerta de entrada y conexión entre América del Sur y ese continente, explica el catedrático.

Luego de escuchar los interesantes planteamientos del expositor, conversamos con él. Habló de la inseguridad ciudadana, que, a su juicio, es el resultado de las malas políticas económicas y sociales de muchas sociedades.

Es la consecuencia, dijo con énfasis, del fracaso del sector educativo, de la mala gobernanza pública y puede ser también debido a la inestabilidad en general. La inseguridad transfronteriza se nutre de las deficiencias interiores y de la falta de cooperación interestatal, indicó.

El experto hizo una comparación entre el terrorismo islamita y los grupos narcotraficantes y las maras centroamericanas. Llega a la conclusión de que todos estos grupos  se alimentan de la precariedad, del analfabetismo y del sentimiento de injusticia social; además de que cuentan con almas perdidas (desempleadas, generalmente analfabetas, o con poca educación, fanatizadas por la propaganda).

De ambos lados, se lamenta, está la debilidad institucional, por una parte, y la pobreza, por otra.  A su juicio, en el caso de Centroamérica, estos grupos prevalecen debido a la corrupción y la impunidad que existe en la mayoría de los países del área.

Doctor Bounou, escuché su conferencia dictada en el II Congreso de Relaciones Internacionales, en la Universidad de Panamá. Me pareció un aporte muy rico y diferente sobre el continente africano y, especialmente, del mundo árabe. ¿Debe América Latina mirar a ese continente desde una perspectiva distinta a la que hasta ahora lo ha mirado?

La población de África supera los 1,200 millones de habitantes. Es un continente rico que dispone de muchos activos, de riquezas naturales considerables. Por lo tanto, es un mercado de oportunidades que ha sido monopolizado exclusivamente por los países europeos, a causa del largo proceso de la colonización. Por otra parte, los países del sur tienen que contar con ellos mismos y no estar pensando en las potencias extranjeras.

Marruecos es parte del mundo árabe y de África. Sin embargo, no todos los países de esa región apoyan la causa marroquí en el tema del Sáhara Occidental. ¿A qué cree que se deba esto?

Hay que precisar que, excepto Argelia, todos los países árabes apoyan a Marruecos en su integridad territorial y no reconocen a lo que se da por llamar “RASD” (República Árabe Saharaui Democrática). Respecto a los países africanos, para comprender la postura de algunos que no apoyan a Marruecos en esa cuestión, hay que volver a 1984 cuando Marruecos se retiró de la UA (Unión Africana), ex OUA (Organización de la Unión Africana), porque Argelia había presionado para integrar al frente del Polisario en la Unión en detrimento del Acta Fundacional y del Reglamento Interno. Su retiro fue aprovechado para desacreditarlo desde dentro. Pero, desde 2017, Marruecos ha reintegrado su plaza en la Unión, y a pesar de la oposición de Argelia, la “RASD” ha visto su credibilidad muy dañada por el retiro continuo de reconocimiento de ciertos países que la favorecían.

¿Existe también en Marruecos este renacimiento del islamismo conservador y extremo en otros casos, como en el resto de los países del mundo árabe?

El islam político, o el islamismo es un debate súper delicado que polariza nuestras sociedades aquí y allá. En Marruecos ha habido una ola islamista que data de finales de los años setenta del siglo XX. Ahora, a raíz de la participación de los partidos islamistas en la vida política y en la gestión de las políticas públicas, ya no constituyen una estructura de atracción mayoritaria para los electores, porque su gestión defectuosa no ha estado a la altura de las expectativas populares.

¿En qué consiste el conflicto interestatal entre Marruecos y Argelia? ¿Vislumbra alguna salida para esta situación después de más de 40 años de lucha?

Es una cuestión de hegemonía regional. El apoyo indefectible de Argelia a los separatistas de Marruecos bajo el lema del “derecho de autodeterminación de los pueblos”, es un pretexto para conseguir una entrada al mar Atlántico y tener a la región bajo control militar. En este marco, hay que recordar que a principios del siglo XXI, los dirigentes argelinos  hicieron directamente una propuesta de repartición de los territorios bajo autoridad marroquí para resolver, a su manera, la cuestión del Sáhara. Pero Marruecos se había negado a tal propuesta, ya que se trataba para él de recuperar tierras que se le habían quitado en el marco de la colonización.

El día en que el pueblo argelino pueda disponer de su destino, en que Argelia deje de ser un Estado militar, las relaciones con Marruecos se mejorarán naturalmente, porque entre ambos pueblos hay mucho amor y respeto.

¿Considera usted que Marruecos se encuentra más cerca de la cultura latinoamericana que otros países árabes? ¿Por qué?

El español es una lengua muy importante en el sur de Marruecos, en el Sáhara, debido a la colonización. Por otra parte, la historia de Marruecos con América Latina no es reciente. Es cierto que lo que no se puede omitir es esa relación triangular desde Marruecos vía al-Ándalus con América Latina, desde el siglo XVI, que ha creado un legado cultural común.

Panamá insiste en mantener relaciones diplomáticas con el Frente Polisario (movimiento que nació en 1973 en Zouérate, Mauritania, con el propósito de alcanzar la independencia del territorio del dominio colonial español), y con Marruecos al mismo tiempo, como otros países, por ejemplo, México y Cuba... ¿cree que esta situación marca un revés en los proyectos de cooperación sur entre ambos países, que se desarrollaron a un nivel muy positivo con la gestión de la embajadora Gloria Young, en Marruecos?

Cada Estado es soberano de definir sus relaciones con los otros. Y Panamá y Marruecos son dos países estratégicos cuyas líneas y posiciones políticas se parecen bastante. Por lo tanto, esta cuestión no debería existir en principio. Tiene usted toda la razón cuando se refiere a la labor diplomática, académica y cultural que ha realizado la embajadora Young. Gracias a su dinamismo, se puede afirmar que Panamá tiene más visibilidad en las universidades y en los proyectos de investigación científicos que otros pesos pesados de América Latina. En este marco, también la reciente Embajada de Marruecos en Panamá, en la persona de Oumama Aouad, está emprendiendo un trabajo de fondo para darle a Marruecos la plaza que se merece.

Ahora, para remontar al origen de esa cuestión, hay que recordar que  Marruecos ha estado ausente diplomáticamente de varios países latinoamericanos, a causa del reconocimiento del Frente Polisario. Esta ausencia ha sido aprovechada por ese movimiento para fortalecerse mediante redes financiadas por un lobby argelino, implicarse en la vida sociopolítica, identificarse con las luchas de liberación legítima del pueblo panameño respecto a la restitución del Canal de Panamá y venderse al final como víctima ante algunos Estados latinoamericanos.

Personalmente, comprendo esa postura de lealtad de Panamá hacia uno de sus apoyos de ayer. Pero confío en que los tiempos venideros pongan al descubierto la verdadera cara del Frente Polisario. Es un movimiento supervisado y financiado por el dinero del contribuyente argelino, con vistas a cercar a Marruecos. Para ello, todos los medios son buenos, incluso los cínicos: represión y aniquilación de cualquier voz oponente en Tinduf, tráfico con estupefacientes y armas, interferencia probada en redes terroristas de la región sahelosahariana, etc.

UN ACADÉMICO COMPROMETIDO
Doctor de la Universidad Mohammed V de Rabat, Marruecos
Nombre completo: Abdelmouneim Bounou
Lugar de nacimiento: Marruecos
Edad: 58
Cargo que ocupa: Catedrático universitario
Religión: Musulmana 
Resumen de su carrera: Catedrático de letras ibéricas e iberoamericanas. Autor de varios libros y artículos científicos en revistas. Es cuatrilingüe y coordinador de la maestría “América Latina: globalización, interculturalidad y desafíos en el siglo XXI” (2016-2019), y del proyecto Ibn khaldoun sobre “Las relaciones diplomáticas entre Marruecos y América Latina: estado actual y perspectivas de futuro” (2019-2022).
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