La transparencia como proyecto expansivo de la democracia

  • 07/06/2023 00:00
La transparencia debe ser percibida como parte de un proyecto expansivo de la democracia, no como una estrategia de relaciones públicas
Tanto México como Panamá aprobaron sus leyes de transparencia en el mismo año, 2002, desde entonces los avances en transparencia no han sido los esperados.

Si tuviésemos que poner un adjetivo que sirva para puntualizar y describir las características de nuestra actual democracia, la llamaríamos: Democracia de la desconfianza. Nuestro reto es construir una democracia que genere confianza.

Construir confianza es una tarea vital en nuestra sociedad, sobre todo ante los retos que tenemos que enfrentar, ya que la confianza refuerza el capital social, que comprende las habilidades, los valores, la conciencia colectiva, la cultura política y las oportunidades dentro de una sociedad.

Cuando no existe confianza los ciudadanos no están dispuestos a hacer sacrificios y es muy difícil lograr grandes consensos sociales para enfrentar los problemas comunes.

La confianza es una de las fuerzas sintéticas más importantes que actúan en la sociedad, cualidad inherente de las sociedades que lograron marcar su ruta hacia el desarrollo.

La construcción de la confianza pública es un proceso complejo que implica la creación de relaciones sólidas y la transparencia en la comunicación y las acciones como fundamento de la praxis política. Esto implica compartir información relevante, explicar las decisiones y políticas, y admitir los errores cuando ocurran.

La transparencia es fundamental para generar confianza. Pero no cualquier tipo de transparencia. La transparencia no puede ser una política pública relegada a una entidad del Estado, la transparencia debe ser un valor que inspire y oriente todas las políticas públicas y la cultura institucional del Estado. No podemos ni debemos conformarnos con menos.

La transparencia debe ser percibida como parte de un proyecto expansivo de la democracia, no como una estrategia de relaciones públicas.

Transparencia como proyecto expansivo de la democracia

En su libro Hacia un proyecto democrático-expansivo de transparencia, Irma Eréndira Sandoval presenta un análisis sobre los avances normativos e institucionales de la transparencia en México, plantea con suficiente evidencia que el futuro de la transparencia se debate entre tres proyectos concretos y definidos: La transparencia burocrático administrativa, la transparencia como proyecto de relaciones públicas, y la transparencia como proyecto expansivo de la democracia.

Tanto México como Panamá aprobaron sus leyes de transparencia en el mismo año, 2002, desde entonces los avances en transparencia no han sido los esperados, se han creado normativas relacionadas con el acceso a la información, sin embargo, hoy nos podemos percatar de que no cualquier tipo de transparencia aumenta la rendición de cuentas y nos ayuda a construir una democracia participativa.

Eso ocurre porque existen distintos enfoques sobre los cuales se pueden desarrollar los proyectos de transparencia. El primero es la transparencia burocrática, es decir, transparencia sin rendición de cuentas. El segundo es la transparencia con el fin de fortalecer las relaciones públicas, que guarda relación con el cuidado de ciertos indicadores para la captación de inversiones y grados de inversión, o la complacencia de los medios de comunicación y la opinión pública, este enfoque percibe a la sociedad como una amenaza y no como un aliado. El último, pero el más importante, es el de la transparencia democrático-expansiva, es decir, la transparencia percibida como proyecto expansivo de la democracia.

La paradoja de la transparencia e incluso de la participación ciudadana, es que ambas podrían formar parte de un proyecto de relaciones públicas cuando el gobierno no es sincero en sus motivaciones y existen agendas ocultas, por lo cual debemos estar atentos ya que “cualquier institución o reforma que se promueva, corre el riesgo de ser cooptada y controlada por los mismos actores a los cuales pretende vigilar y regular”. “Lo que está en juego en todos estos casos es, precisamente, la definición de un proyecto democrático expansivo de la transparencia y el derecho de acceso a la información pública, cuyos fines atiendan a la exigencia ciudadana del fortalecimiento de la democracia”.

La exigencia ciudadana por la transparencia debe ser comprendida dentro del contexto de una transición natural, desde la actual democracia de desconfianza hacia el establecimiento de una democracia de confianza, para ello la transparencia no puede constituir un fin en sí misma, sino un medio activo para estimular la rendición de cuentas, que posibilite a su vez a ciudadanos y ciudadanas a participar activamente en la toma de decisiones de los asuntos públicos.

Transparencia como valor público para contrarrestar la corrupción

La corrupción es uno de los principales problemas que afectan a los países de América Latina y del mundo; a pesar de los esfuerzos realizados durante los últimos años para erradicarla, no se han logrado resultados concretos. Entre otras muchas vicisitudes, se debe sustancialmente a que todavía predomina en nuestras sociedades la cultura del secreto en las actividades gubernamentales.

Una sociedad inmersa en una cultura de secretismo y corrupción, carente de procesos transparentes, no podrá aumentar su nivel de desarrollo social ni la participación ciudadana en el desarrollo.

La corrupción no se puede contener mediante discursos vacíos o pequeños ajustes en la normativa, hace falta una reforma de la administración pública que tenga como brújula esencial la transparencia y una política pública integral de transparencia, pero es importante que podamos definir el problema y escoger las alternativas de implementación y seguimiento como parte de un consenso social que otorgue legitimidad a este proceso y permita que la sociedad esté incluida. No incluir a la sociedad en el proceso de reforma e implementación de normativa o sistemas de integridad es un error que evidencia falta de comprensión de cómo se teje la transparencia como valor público dentro de una sociedad.

La transparencia como valor ético-social es un principio reformador, innovador –en permanente evolución– y de positivo impacto transversal en la sociedad, en las organizaciones paraestatales, en los gobiernos locales, en los órganos del Estado y en las instituciones democráticas.

La transparencia, debido a su carácter endógeno, es un principio que emana desde adentro hacia fuera; intuye un notorio despertar en la conciencia política de quien la practica, y difícilmente puede ser puesto en práctica por quien no tiene la capacidad o la voluntad de internalizarlo, ya que involucra un examen en la consciencia del ser humano.

La confianza se construye a través de resultados y acciones tangibles que estén orientados por un valor, ese valor público es la transparencia. La transparencia como proyecto expansivo de la democracia y como valor público constituye una “kriptonita” contra la corrupción y el mal manejo de fondos públicos.

Vivimos en una época donde se acabaron los cheques en blanco. Cumplir los compromisos asumidos con transparencia, resolver los problemas de manera efectiva y lograr mejoras concretas en la sociedad con participación y rendición de cuentas, son elementos clave para ganar la confianza pública.

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