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'Ninguna medida debe profundizar más la exclusión'
- 24/04/2020 00:00
- 24/04/2020 00:00
La pandemia del Covid-19 ha mostrado la cara más cruda de la desigualdad educativa. A los colegios oficiales, que conforman un 88% de la población, les ha costado mucho más incorporarse a la educación virtual que a los particulares que representan un 12% de la población. Aun con las herramientas para poner en marcha la plataforma virtual, estos últimos han requerido, en un 84%, asesoramiento del Ministerio de Educación para llevar a cabo los planes educativos virtuales. Antonio Castillo, de la Confederación de Trabajadores de Panamá (Conato) y representante de esta organización ante el Consejo Permanente Multisectorial para la Implementación del Compromiso por la Educación (Copeme), resalta que para salvar el año escolar será necesario extender el periodo educativo hasta enero o febrero de 2021, sin dejar atrás los avances tecnológicos a los que fue obligado el sistema a implementar como consecuencia del Covid-19. El retorno a clases será uno de los últimos pasos a implementar por parte del Gobierno cuando se levanten las medidas restrictivas de movilidad; se calcula que no será hasta julio o agosto cuando arranque el regreso a clases de forma presencial. Y tal vez en ese momento será necesario implementar un sistema para evitar las aglomeraciones en clase, como parte de las medidas para prevenir un rebrote.
A nivel paliativo, sí. Es un recurso que lógicamente no va a tener el mismo efecto que las clases presenciales, porque en un porcentaje es improvisado y porque no es lo mismo una clase virtual que una presencial.
No hay estadísticas. Es interesante porque Costa Rica hizo una estadística de cuántos estudiantes tenían celulares, tabletas, computadora, por área geográfica y región educativa.
Sí, pero hay que articular con las telefónicas vincular la venta al número de cédula de los estudiantes por área escolar para tener ese registro.
Ese es un problema, por eso es que la brecha debe ser en positivo; ninguna medida debe profundizar más la exclusión. Con los estudiantes de las comarcas, por ejemplo, ¿qué hacemos? Se profundiza la desigualdad.
Tampoco se tienen registros. Una vez superada la pandemia, recurriendo a la alternativa de formación presencial, semipresencial y a distancia, podemos recuperar eso. Necesitamos la articulación entre el medio virtual y no virtual.
El tema es el siguiente: si le da subsidio a otras empresas cuya actividad no vulnera los derechos humanos, ¿cómo le van a decir que no le dé a la educación? Segundo: se requiere una buena supervisión, el tema es que debe haber un aporte de las empresas a la educación, ellas tienen una responsabilidad para dar un aporte al sector. Sería bueno que alguien diga cuál es la rentabilidad de las grandes empresas y qué cuota de sacrificio podrían hacer. Es decir, si un funcionario está en la voluntad de dar el 20% de su salario, ¿cuánto tendría que contribuir una gran empresa si queremos ser responsables con el concepto de solidaridad?
Nuestro análisis parte de que el problema de la educación es importante. Lo que ha hecho la pandemia es proporcionarnos una radiografía de las grandes desigualdades que hay en nuestro país a todo nivel, fundamentalmente en la educación. Por eso me gustaría tratar el tema no solo en el nivel particular que ocupa el 12% de la población estudiantil; hay un 88% que pertenece al sector oficial. Por eso quisiera profundizar en esa radiografía que nos da la pandemia: ausencias, carencias que a nivel educativo traen un problema fundamental, no solo por el derecho a la educación que tiene todo menor, sino en cuanto al eje transversal de todos los demás derechos.
Es decir, educar supone y requiere de tener vida de calidad, salud de calidad, seguridad alimentaria y una serie de derechos sin los cuales sería inviable educar.
Con relación a la educación particular, hay que partir de que si la educación es un derecho más, los derechos humanos no solo se reconocen en tiempos de pandemia, se debe reconocer la educación privada. Si bien es en colaboración de una iniciativa privada, la legislación panameña al respecto no es consecuente con ese criterio plasmado en instrumentos internacionales.
Hay una exigencia en este momento de cambiar la educación presencial a una educación no presencial. Pero esto no se limita a una plataforma tecnológica, porque existen necesidades especiales, auditivas o visuales, que en este sentido nos preguntamos cómo pueden (los estudiantes) acceder a este tipo de educación. Por eso, primero debe haber una solidaridad en positivo y hacia arriba, es decir, tenemos que ser solidarios todos, los dueños del colegio, los padres de familia, y no se puede ver la educación como una en la que solo yo me salvo y los demás que se ahoguen. Tengo que incorporar, por ejemplo, a las personas más necesitadas. La educación virtual plantea el problema de trasladar la educación virtual a una nueva modalidad. Hay que hacer una dosificación de disciplinas por materia y por área de educación.
Otra consideración es que no es lo mismo hablar de plataformas tecnológicas que de plataformas educativas. En esto la Unesco ayuda a los gobiernos a diferenciar los estándares de una plataforma educativa como tal, y los estándares de cualquier otra plataforma. En nuestro país, los planteles particulares han manejado una plataforma administrativa con adecuaciones educativas.
En primer lugar, la solidaridad debe favorecer a quien más lo necesita. No es la ley de la generalidad, sino ver quién realmente lo necesita. En este sentido, hay que mirar qué padres de familia han quedado sin trabajo, quiénes pueden pagar un porcentaje o quiénes pueden hacerlo de forma completa. Debe haber un entendimiento en base a la normativa que nos rige entre los padres de familia y los planteles. Yo agrego aquí que los directores de los planteles tienen un rol fundamental, son líderes pedagógicos, por tanto deben mostrar ese liderazgo. Todos podemos ganar. Los que pueden aportar más lo hacen, y buscar mecanismos para ayudar a quienes no pueden.
La pandemia nos ha revelado una brecha de las desigualdades. Hay ciertas alternativas que ya son exigentes, movimos toda una maquinaria para atender al 12% de la población estudiantil, que no es malo. Pero tenemos un 88% de los alumnos a quienes no se les está dando la atención debida. ¿Qué hacemos con esta población? La pandemia nos ha puesto retos no solo para ahora, sino para el futuro. Hay que buscar alternativas. El calendario escolar exige que se tome en cuenta la bioseguridad que busca establecer protocolos para prevenir riesgos a la población expuesta. La pregunta es, ¿la mejor alternativa para combatir el virus y prevenir un rebrote es el distanciamiento, conociendo que las aulas están masificadas de 25 a 30 estudiantes?, ¿cómo manejamos este criterio de la distancia entre alumnos? Aquí manejamos varias alternativas. La primera es por grupo de estudiantes que no supere el número de personas que el Ministerio de Educación admita como no aglomeradas. Eso nos permitiría un distanciamiento. Otra alternativa podría ser adecuar el calendario y la jornada escolar. Esto podría implementarse en los estudiantes que asisten dos veces por semana y el resto por plataforma, esto prevendría la masificación en las escuelas. Esto lo estamos promoviendo porque la pandemia no va a terminar cuando se levante la restricción de movilidad.
Sí, antes de esa fecha es riesgoso. Estamos claros que la educación es un derecho, pero sin vulnerar otros derechos que están en peligro. El camino a una educación de calidad debe garantizar el mínimo de los derechos.
Sí, pero que termine reforzado con enero y febrero. Realmente las clases no creo que comiencen antes de agosto. Lo que entiendo es que lo que se está pensando en las escuelas particulares es que quieren que se les reconozca el primer trimestre y luego el segundo y tercer trimestre en forma normal, lo que no puede ser porque no es lo mismo una formación a nivel virtual que presencial. Eso el Ministerio tiene que dosificarlo y establecer criterios puntuales. Yo diría que no puede validar todo lo virtual, deben hacer exámenes a los estudiantes para saber si al menos absorbieron los conocimientos básicos. El segundo trimestre será virtual, porque no creo que la cuarentena se levante tan rápido, los estudiantes son los últimos que se incorporan. El último trimestre creo que sí va a ser presencial, pero no creo que sea suficiente.
El tema es el siguiente: el Conato ha dado mucho tiempo al compromiso nacional por la educación. En esa línea se aprobaron dos protocolos, uno de atención educativa en tiempo y pandemia. En estos establecimos modalidades que requieren de la capacitación docente. El segundo protocolo corresponde a las herramientas tecnológicas y educativas del Meduca en todo el país, y por región educativa y cultura. Esto es de gran valor porque contempla las diferentes modalidades incluyendo la capacitación docente. Nosotros en Panamá tenemos un rezago tecnológico de aproximadamente 60 años, y esta alternativa que está promocionando el Copeme con nueve sectores involucrados en la educación, no solo a la sección docente sino al sistema educativo, busca fortalecer al Meduca. En estas épocas solo las instituciones fuertes pueden salvar al Estado.
Yo creo que uno de los problemas que hay en el Meduca es que todos los ciudadanos debe entender que hay que aportar el granito de arena. Por el presupuesto que maneja el Meduca es objeto de diferentes miradas, algunas bien intencionadas, otras no tanto. Entonces el Meduca gran parte de su tiempo lo pasa atendiendo problemas coyunturales, lo que lo aleja de las políticas públicas administración tras administración. Aquí se evidencia la falta de supervisión del Meduca a los colegios; en este sentido no hubiéramos pasado por esta situación de los colegios particulares. Cuando la patria demanda los servicios no se pueden poner trabas desde el punto de vista monetario o humano. El Meduca está haciendo un esfuerzo para dar respuesta en medio de esta crisis, pero hay intereses cruzados que son contrarios a los intereses de todos. Haría un llamado a que dejemos a las autoridades que hagan su trabajo, porque son quienes tienen la responsabilidad y deben tomar las decisiones como ente rector.
Yo creo que el sistema de evaluación debe estar basado en los protocolos y debe ser integral, porque hay que tomar en cuenta la bioseguridad y el estado emocional de padres de familia, estudiantes y docentes vinculado al currículum y a los objetivos de aprendizaje.
Se deben priorizar las pruebas formativas y a un nivel diagnóstico. En algún momento habrá que establecer pruebas de suficiencia para evaluar lo que se ha interactuado.
Va a ser imposible cumplir con todo, porque hay que dosificar las materias y el tiempo de la jornada escolar, porque no puede ser el mismo presencial que virtualmente.
Yo creo que hay que acumular los esenciales mínimos del calendario escolar 2020 con el calendario escolar de 2021. Los estudiantes universitarios que deben ingresar, deben hacer propedéuticos para lograr un balance con miras a la educación superior. Para todos los demás niveles deben balancearse las pruebas formativas y diagnósticas, es decir, que no implican una maquinaria en la evaluación que se hace a nivel sumativo.
Sí, hay que ser flexibles en los componentes evaluativos porque estamos en una modalidad que no todos manejamos de la misma manera, y no tenemos la misma forma de interactuar.
A mí me parece que hay que proyectarlo hasta enero o febrero. El tiempo es muy corto y quedan escasamente dos trimestres y hay que recuperar dos meses del próximo año. Más que el tiempo, hay que garantizar que la educación sea de calidad y con equidad para los estudiantes.
Yo pienso que profesionalmente es un deber ético. Todas las profesiones están obligadas a priorizar el carácter social del ejercicio de la profesión en tiempos como el que ahora nos toca. Está por demás decirlo, que en mi función esencial –que es la de educar– he estado en receso todo este tiempo, por lo tanto yo debo compensar el tiempo para una labor tan noble como es dar educación de calidad.
La ley permite cerrar el año escolar y aprobar a los estudiantes con dos trimestres, pero nuevamente hago referencia de que lo importante, más que el tiempo, es la calidad y la equidad con la que atendamos a nuestra población estudiantil.
Mi consejo no solo es en el sector nuestro, sino en los nueve sectores que entregaron el protocolo para la creación e implementación en el sistema educativo de una plataforma por regiones y cultura, que nos debe llevar a que un porcentaje de las clases escolares sean de interacción virtual como una modalidad permanente.