Lucha a fuego por las tierras en Cayo de Agua

Actualizado
  • 17/10/2011 02:00
Creado
  • 17/10/2011 02:00
PANAMÁ. Cayo de Agua en Bocas del Toro se ha convertido en un campo de batalla, donde no hay ley que valga. Las autoridades del lugar ha...

PANAMÁ. Cayo de Agua en Bocas del Toro se ha convertido en un campo de batalla, donde no hay ley que valga. Las autoridades del lugar han preferido guardar silencio, mientras los lugareños se disputan a fuego la posesión de las tierras de la paradisíaca isla.

Se trata de más de 600 hectáreas con una abundante flora, bañada por las cristalinas aguas del Caribe, una joya para la inversión turística.

Sin embargo dentro de ese paraíso se ha desatado un infierno. Los lugareños denuncian la intromisión de un importante empresario de la provincia llamado Cirilo McSween. Aseguran que pretende quedarse con la isla, con la complicada del corregidor de Punta Laurel, Ernesto Chuito y el alcalde de Bocas, José Anderson.

Luego que La Estrella publicara la historia de Daniel Ayora, a quien Chuito junto a oficiales de la Policía del área desalojaron y quemaron su propiedad, una nueva denuncia sale a la luz.

Se trata de Aurelio Amado Becker. Un anciano indígena y dueño de las tierras por las que Ayora y McSween se mantienen en disputa.

Becker en conversación telefónica con La Estrella acusó a Mc Sween de incendiar por lo menos doce viviendas construidas por sus hijos en sus tierras.

ENTRE VENTAS Y ESTAFAS

Becker reconoció que hizo negocios con supuestos representantes de Mc Sween a quienes les vendió más de cuarenta hectáreas de la isla.

Asegura que se comprometieron a pagarle $650 mil por esa parcela de tierra y el accedió. Pero hasta el momento, sostiene que solo le han pagado $ 250 mil. Cuenta que ha pesar de que se firmó un contrato, los socios de McSween se niegan a pagar el resto del dinero.

Entonces, dice Becker, McSween, alegando ser dueño de las tierras, por las que presuntamente no ha pagado, logró que un grupo de funcionarios bajo las órdenes del corregidor incendiaran, doce casas de Marcelino Becker y otros hijos. El mismo método que usaron en la propiedad de Ayora.

Esta situación mantiene en zozobra a los que residen en la isla, la mayoría familiares de Becker. Temen amanecer con sus casas incendiadas.

SIN RESPUESTA

Ante estas nuevas denuncias y aún esperando una respuesta tras las declaraciones de Ayora, este diario ha intentado comunicarse con el alcalde de Bocas, José Anderson. No responde a sus llamadas. En su despacho aseguran que Anderson está fuera del país.

Con información de Horacio Trottman.

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