Mitos detrás de las encuestas

Actualizado
  • 18/03/2014 02:23
Creado
  • 18/03/2014 02:23
Dudas de la ciudadanía que reclama: "a mí no me han encuestado". La Explicación científica de una casa encuestadora sobre los resultados 

Las encuestas electorales en Panamá, como en cualquier parte del mundo, producen ruido en el canal de comunicación de las campañas políticas. Además, generan dudas. Lo cierto es que los candidatos se obsesionan por estas mediciones y semana a semana están pendientes de los resultados.

Una vez se conocen los números, reaccionan de acuerdo con los resultados. Si son a su favor, le dan toda la credibilidad del caso; pero cuando les son adversos, le restan importancia y hasta las ponen en duda.

El investigador de mercados Jaime Porcell es de la tesis de que la época de no creer en las encuestas pasó, porque a través de los años cada casa encuestadora ha comprobado sus resultados. Piensa que todo es producto de la percepción.

Los resultados de elecciones, tanto en Costa Rica —en la que el candidato que marcaba de cuarto quedó de primero—, como las más recientes de El Salvador —había una diferencia de más de diez puntos y al final el resultado fue de uno—, se convierten en un ingrediente que añade mayor suspicacia.

Pero, ¿qué es una encuesta? El Diccionario de la Real Academia Española la define como: “Conjunto de preguntas tipificadas dirigidas a una muestra representativa para averiguar estados de opinión o diversas cuestiones de hecho”.

Esta técnica se usa con frecuencia en las campañas electorales para conocer cuál sería la intención de voto de los ciudadanos.

Estudio de campo Dado que no es posible entrevistar al universo electoral (la totalidad) —que en el caso de Panamá serían 2,457,401 personas habilitadas para votar en mayo, según el Padrón Electoral—, las casas encuestadoras toman una muestra que es representativa de ese total.

En el caso de la encuesta “Panamá Opina”, que mide percepción para “Telemetro Reporta” y “La Estrella de Panamá”, se escoge una muestra de 1,500 panameños con una distribución de sexo, edad, posición y área geográfica acorde con el Padrón Electoral.

Antes del proceso, explica Domingo Barrios, socio y representante de Ipsos Panamá, siguen los procedimientos científicos necesarios para lograr la muestra representativa —cobertura geográfica a nivel nacional de las regiones urbanas y rurales (incluyendo las comarcas Ngäbé-Buglé, Guna Yala y la provincia de Darién, siendo la única casa que las consulta ).

Al definir el área de cobertura, la recolección de datos —denominada “trabajo de campo”— consiste en la aplicación del cuestionario a las personas que forman parte de la muestra.

Los encargados de aplicar la encuesta, los encuestadores, recorren las secciones incluidas en la muestra, siguiendo rutas aleatorias, y contactan a los ciudadanos en sus casas con el fin de recoger sus opiniones. Algunas empresas las aplican vía telefónica.

Al llegar a la residencia, el encuestador no aplica el cuestionario a la primera persona que lo recibe. Se pregunta por quiénes están en casa, pues se debe seleccionar a la persona que cumpla con el perfil requerido para la medición y con la cuota que se debe cubrir, de acuerdo con la muestra científica, previamente establecida.

El reclamo: no me han encuestado Las probabilidades de que una persona sea entrevistada por una medición científica es sumamente baja, porque “no es un censo”, explica Barrios.

Además, no se va al mismo lugar cada vez que se hace una medición, porque en estudios de mercado una misma persona no debe participar en una medición por lo menos en seis meses. “Lo que queremos es que la gente seleccionada represente a la población y no gente que le guste ser entrevistada y que sus opiniones lleguen a los medios”, amplía el representante de Ipsos. Agregó que lo único que se repite es el perfil de las personas.

Otro de los argumentos utilizados por algunos para desacreditar las encuestas es que no hay un buen filtro en las mediciones, pero para Barrios, hay controles en hacer las muestras, controles con los supervisores, controles cuando llegan al sitio, controles sobre cómo se escogen las casas, las personas, cómo se llena la encuesta y cómo se recoge la información.

Cuando la información llega a las oficinas, empieza el momento de validarla. Se llama a la persona encuestada para confirmar si fue entrevistada, luego pasa al procesamiento de la data. Cuando la data está en el sistema, otro personal se dedica a cotejar los números en el papel con los que están en el sistema.

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