• 31/10/2020 17:52

¿Qué es el populismo?

El populismo es a la oligarquía, como el agua al aceite, se juntan, pero no se mezclan

A raíz del debate mediático entre el columnista ingenioso de derecha neoliberal (La Prensa 25/10/2020) y el analista político de nextv, sobre la expresión y definición del populismo panameño, donde ambos -por distintas razones- ocultan el real significado de populismo; concurro a la polémica con un planteamiento docente.

En efecto, hablar de una especie de populismo en Panamá es señalar el caudillismo liberal del doctor Belisario Porras, del panameñismo del primer gobierno del doctor Arnulfo Arias Madrid y, por supuesto, la expresión más acabada de populismo "bonapartista", el régimen militar dirigido por el general Omar Torrijos Herrera (1969-1981).

Sin embargo, debo señalar las diferencias puntuales que hay entre el populismo y el régimen actual de la oligarquía plutocrática o de la "bancocracia". En primer lugar, el populismo es a la oligarquía, como el agua al aceite, se juntan, pero no se mezclan. En rigor científico el populismo es una propuesta político ideológica que constituye la antítesis del actual sistema de la oligarquía, por lo siguiente: "La crisis de la representación política de la oligarquía es una condición necesaria pero no una condición suficiente del populismo.

Para completar el cuadro de situación, es preciso introducir otro factor: una «crisis en las alturas» a través de la que emerge y gana protagonismo un liderazgo que se postula eficazmente como un liderazgo alternativo y ajeno a la clase política existente. Es él quien, en definitiva, explota las virtualidades de la crisis de representación y lo hace articulando las demandas insatisfechas, el resentimiento político, los sentimientos de marginación, con un discurso que los unifica y llama al rescate de la soberanía popular expropiada por el establecimiento partidario para movilizarla contra un enemigo, cuyo perfil concreto si bien varía según el momento histórico -la plutocracia, los extranjeros, la corrupción- siempre remite a quienes son considerados como responsables del malestar social y político que experimenta el pueblo.

En su versión más completa, el populismo comporta entonces una operación de sutura de la crisis de representación por medio de un cambio en los términos del discurso, la constitución de nuevas identidades y el reordenamiento del espacio político con la introducción de una escisión extra institucional".

Ojo, el populismo es una ruptura institucional de la cual no se le puede –aún- acusar al "buen gobierno" del Excelentísimo Señor LCC (a) NITO CORTIZO. Una cosa es expresar que el "Estado de crisis" en que se encuentra el sistema de la "clase política" tradicional u oligarquía neoliberal podría conducir a un régimen populista y; otra muy distinta, es señalar -convenientemente para una fracción de la clase dominante y para generar confusión en la ciudadanía- que el régimen oligárquico clientelista y de, supuesta, corrupción que hoy encabeza la fracción de la plutocracia del Presidente Cortizo Cohen en el poder, es populismo, es decir, introducir en el seno de la población la ya conocida política del miedo de las democracias formales y de derechos restringidos.

Dicho lo anterior, termino indicando que tanto la oligarquía como el potencial populismo se combaten con más debate, más educación política, más transparencia, más institucionalidad, más democracia, más dignidad y más participación ciudadana.

De modo que bien haría el gobierno -antes que cunda la anarquía del populismo de derecha- en convocar a todas las "fuerzas vivas" del país al gran "Diálogo por la Salvación Nacional". 

¡Así de sencilla es la cosa!

El autor es abogado y analista político.

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