• 17/10/2008 02:00

Elixir sedativo ‘Margaritaliptus’

Un elixir sedativo que se esparció por toda la conciencia de la sociedad y logró que de alguna forma perdiéramos las proporciones.

Un elixir sedativo que se esparció por toda la conciencia de la sociedad y logró que de alguna forma perdiéramos las proporciones.

El nueve de octubre se coronó el esfuerzo de una talentosa compatriota dotada, además, de un corazón sencillo y cautivador. Margarita Henríquez concitó detrás de su figura y sus aspiraciones el apoyo de los panameños, para convertirse en la nueva Latin American Idol.

Pero de un momento a otro las cosas empezaron a desproporcionarse, y Margarita de la noche a la mañana se convirtió en una “Idol”, al punto que nuestra sociedad sacó de foco sus perspectivas. El asunto sin duda, y aunque los protagonistas traten de negarlo o argumentar para justificarlo, estuvo fuera de proporción, porque, en primer lugar, abstrajo al país de la realidad.

Pero mantener los pies en la tierra durante esos días no era sencillo. Para los que sólo cuentan con televisión abierta, había que beber del elixir, en cualquier señal y a toda hora. Casi como si un gas se esparciera por la atmósfera, obligándonos a respirarlo.

Los canales de televisión, las radioemisoras, los periódicos, los comentarios del café, en fin, todo nuestro mundo se sumergió por la nube de Margaritaliptus, detrás de la cortina de humo, las bolsas y los mercados internacionales estaban en caída libre, el petróleo bajaba sin que sus efectos se hicieran palpables en nuestro país, lluvias en el interior dejaron cientos de damnificados, a Mingthoy Giro le retiraron el fuero electoral. Pero la sociedad miraba para otro lado.

Cuando el elixir empezó a hacer efecto, sin razón se cerró la vía Transístmica, no por unas horas, sino durante un día y medio, el tránsito por la vía que comunica a los dos océanos fue irregular. ¿Era Margarita una razón para trancar la calle?..., ¡lógicamente que no!... Si los carnavales, que nos haga falta el agua desde hace años en una comunidad, que los trabajadores del Seguro no tengan insumos, o las posturas ideológicas de tal o cual grupo estudiantil, no son una razón para cerrar la Transístmica, Margarita tampoco.

Embriagados en Margaritaliptus cruzamos la acera y empezamos a justificar el tranque de una calle, por semejante circunstancias. Lo más preocupante es que quienes bebieron el elixir sedativo alucinante hoy niegan que se trató de una desproporción, incluso justifican el hecho. Al mismo tiempo esa “idolización” a la única que pone en riesgo es a Margarita, pues en realidad ella apenas empieza (con buen pie) en su carrera por conquistar las multitudes con su arte. Sabe usted ¿quién ganó la versión anterior de Latin American Idol? Ojalá que el beber Margaritaliptus no nos afecte para que dentro de un año sí podamos responder esa pregunta.

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