• 20/10/2008 02:00

La lección de Obama

En EEUU se disputa la presidencia del mundo. Termina uno de los gobiernos más impopulares de su historia, heredando igualmente una de la...

En EEUU se disputa la presidencia del mundo. Termina uno de los gobiernos más impopulares de su historia, heredando igualmente una de las peores crisis financieras. Los ojos del planeta enfocan su atención en los dos adversarios políticos, uno de los cuales relevará a George Bush. Las encuestas definen como potencial ganador a Obama.

¿Cómo es posible que un hombre de raza negra esté a punto de dirigir la Casa Blanca? Hay varias explicaciones: Obama se educa en una universidad elitista, Harvard, en base a inteligencia y esfuerzo; muestra vocación de servicio, pasión por la buena política, del concepto. Con estilo sobrio y dialéctica intelectual alta, pero, y esto es lo importante, con gran inteligencia emocional. Desde la noche del tercer y último debate Obama fue definido por varias encuestas como el ganador claro. Su triunfo debatiendo se produce, pese a que se le consideró, me uní a ello, que había desperdiciado varias ocasiones para golpear más fuerte a su rival. Por ejemplo, cuando desaprovechó la oportunidad de descalificar con razón a Sara Palin, por su absoluta inexperiencia en temas internacionales y el bajo nivel académico. McCain tiene su fortaleza en el área de la guerra, precisamente una de las razones de la actual crisis financiera, por el prolongado conflicto en Irak, con miles de vidas perdidas y un gasto multimillonario. El Republicano está perdiendo esta guerra electoral por creer que “demuestra más carácter el que más grita, quien insulta más, quien muestra más cólera y puños levantados”. La humanidad está harta de guerras, crímenes disfrazados y “causas justas”. Obama sorprende positivamente al mundo combinando talento, diplomacia, intelectualidad, con sobriedad y elegancia. Ha sido mucho más refinado que su rival rubio.

En Panamá estamos también en campaña viendo precisamente aspectos similares en algunos malos ejemplos como los que ha ofrecido al mundo un McCain agresivo, rencoroso, frustrado, porque su estilo de soldado vigoroso se ha estrellado contra la roca de una inteligencia superior. Los antiguos sabios chinos sabían distinguir entre la fuerza de la dialéctica y la dialéctica de la fuerza. En la campaña panameña de hoy, uno de los candidatos tiene el estilo de McCain: grita e insulta, descalifica groseramente, queriendo mostrar “más carácter” con sus modales groseros. Es difícil imaginarlo gobernando con estilo justo y ecuánime a Panamá. Más bien, según sus gestos y palabras, habría que esperar de él un espíritu revanchista y de venganza contra sus adversarios políticos; ese candidato quiere mostrarse como un político “virgen”, a pesar de que ha gozado las prebendas de varios gobiernos “tradicionales”, sirviendo a dos presidentes distintos, y en anteriores campañas, según archivos, hizo donaciones simultáneas con sus empresas comerciales a varios candidatos. Su presentación como “independiente” sólo lo creen los ingenuos.

Pareciera que los panameños somos superficiales y de poca cultura política; eso era cierto años atrás, pero la apertura de escuelas y universidades en las ultimas tres décadas, los ejercicios participativos de los panameños, han solidificado el nivel político de los votantes, con el derecho de escoger a quienes les parece mejor, pero que no se dejarán llevar por los caracteres irascibles, por los espíritus insultativos, que desean mostrar su superioridad descalificando groseramente a sus adversarios.

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