¿Impunidad o padrinazgo?

¿Qué hace que un presidente de la República, que apela como lema de su campaña “menos corrupción y más transparencia”, nombre a un ministro con un historial criminal oculto?

¿Qué hace qué un partido político en plena campaña electoral avale Decretos Leyes que no resuelven la profunda crisis de inseguridad ciudadana y a su vez plantee que no le importa lo que la ciudadanía piense sobre ese tema?

Los últimos meses de gestión del Gobierno de Martín Torrijos Espino es un derroche de publicidad hueca y anodina sobre lo que no hicieron en cuatro años a costa de los dineros del pueblo panameño.

Allí tienen el despilfarro de un estadio de béisbol en Santiago de Veraguas, con medidas mínimas no oficiales de 293 y 297 pies en los jardines y se lo presentan a los panameños como “la maravilla”, porque le pusieron una muralla de cemento, que en Estados Unidos solamente lo tiene un estadio construido hace 100 años atrás en condiciones particulares.

¿Cómo se interpreta la conducta de un Gobierno que nos dice que una autopista va a costar 268 millones de dólares y luego nos dice alegremente que no importa que suba a más de 325 millones, pues al fin y al cabo será una portentosa obra de ingeniería?

Claro que como será el pueblo panameño el que pagará ese “pequeño” sobre costo.

Finalmente, un reciente Fallo de la Corte Suprema de Justicia eleva a la categoría de “botellas legalizadas” a los miembros de la Autoridad de los Servicios Públicos, pues gracias a las leyes de la libre oferta y demanda y el libre mercado, según manifiesta la Corte Suprema de Justicia, no se puede regular absolutamente nada de lo que quieran cobrar las empresas privatizadas que controlan servicios públicos, ya sea que le quieran cobrar un minuto por sólo 40 segundos de uso de una llamada por teléfono o cualquier otra forma de medición que éstas hagan.

¿Será impunidad o padrinazgo? ¿Usted qué opina?